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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Sunday, February 23, 2014

LA CREMACIÓN Y LA RELIGIÓN


“Se siembra cuerpo natural, resucitara cuerpo espiritual…” (I Corintios 15:44)

Durante el tiempo que la práctica de cremación ha existido, esto ha provocado mucho debate. La cremación y la religión han sido un tema de mucha atención a través de las edades. Evidencia histórica sugiere que la cremación ha sido comúnmente realizado desde antes de 800 A.C., y así la cremación y religión ha sido una consideración desde hasta antes de que los artefactos históricos modernos fueran compilados. La palabra cremación viene de la palabra latina “cremo que significa “quemar”, especialmente la cremación de los muertos.
La iglesia cristiana permite la cremación pero prefiere firmemente la sepultura señalando la práctica tanto en la Biblia Hebrea como en el Nuevo Testamento. Mientras que la mayor parte de la tradición cristiana claramente favorece entierrar, la Biblia en ninguna parte explícitamente condena la cremación. La cremación no afecta la salvación de nadie. Por lo tanto la Biblia no debería ser usada como un texto de prueba para la necesidad de entierrar o para la cremación. La verdadera pregunta para los Cristianos no es si uno es entierrado o cremado, pero el sentido dado a estos actos.
La cremación se practicaba en los tiempos bíblicos, pero no era comúnmente practicado por los israelitas o  por los creyentes del Nuevo Testamento. En las culturas de tiempos bíblicos, la sepultura en una tumba, una cueva, o en la tierra era el modo común de deshacerse de un cuerpo humano. Mientras que el entierrar era la práctica común, la Biblia en ninguna parte manda el entierro como el único método permitido de deshacerse de un cuerpo.
La iglesia primitiva vio la sepultura, como una expresión de fe la redención de Jesús del cuerpo físico. Sin embargo, el entierro no es un mandato bíblico. Primera de Corintios 15: 35-55 explica que nuestro cuerpo físico es una simple semilla, y Dios levantará para nosotros un incorruptible, glorioso, cuerpo espiritual. Siempre y cuando la intención es glorificar a Dios, no importa si un cuerpo es sepultado o cremado.
No hay ninguna orden bíblica explícita contra  la cremación. Algunos creyentes se oponen a la práctica de la cremación basándose en que esto no reconoce que un día Dios resucitará nuestros cuerpos y los reunirá con nuestra alma y espíritu (I Corintios 15:35-58; I Tesalonicenses 4:16). Sin embargo, el hecho que un cuerpo ha sido cremado no lo hace más difícil para Dios de resucitar aquel cuerpo. Los cuerpos de Cristianos que murieron hace mil años se han convertido completamente, ya, en polvo. Esto de ninguna manera impedirá a Dios de ser capaz de resucitar sus cuerpos. Él los creó en primer lugar; Él no tendrá ninguna dificultad recreándolos. La cremación realmente "acelera" solamente el proceso de convertir un cuerpo en polvo. Dios es igualmente capaz de levantar los restos de una persona que ha sido cremado como los restos de una persona que no fue cremada.
Jesús dio poca atención a la disposición de los muertos. De hecho, Sus únicas palabras sobre el tema fueron, “Dejado que los muertos entierren a sus muertos” (Lucas 9:59-60).  Al principio, esto parece ser una respuesta áspera e insensible, pero Jesús estaba determinado que aquellos que lo siguieron le prestarían su plena atención; la disposición del cuerpo de los muertos fue, obviamente, una prioridad muy baja. Si la Biblia da una prioridad baja a este asunto entonces parecería que el método de disposición puede ser dejado al gusto individual y, quizás, otros dictados sociales y ambientales.
Los escritos del Apóstol Pablo des acentúan el cuerpo. Él encontró el valor sagrado sólo en el cuerpo vivo. Es el cuerpo vivo que es el templo del Espíritu Santo (I Corintios 6:19), no el muerto. Como un templo que es construido para la adoración y es destruido después de que ya no es usado para la adoración, pueden prescindir del cuerpo en una manera similar. Pablo vio el cuerpo como un vasallo terrenal que sería demolido pronto después del uso. Él concluyó su opinión de la muerte declarando, “pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (II Corintios 5:8). Pablo tiene su discusión más plena sobre la vida después de la muerte en I Corintios 15. Allí él declaró “que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (v.50).
Pablo no creyó que el polvo restante en una tumba fuera la sustancia de un nuevo organismo divino. Cuando el apóstol escribe sobre la resurrección de los muertos, él no quiere decir el re-ensamblaje y la reanimación del cadáver. La expresión “cuerpo espiritual” (I Corintios 15:44) que él usa no se refiere al esqueleto físico y la carne que cuelga en ello. Mejor dicho, en la terminología moderna, esto significa el yo o la personalidad. Lo que quito el aguijón de la muerte para Paulo no fue mirando a un cadáver adornado, pero las noticias buenas que la naturaleza mortal puede “se vista de inmortalidad” (I Corintios 15:54).
A lo largo del tiempo, el tema de la cremación y religión ha seguido provocando debate acalorado. Muchas religiones reconocen la cremación como una costumbre social válida y aceptable, mientras que otras religiones consideran la cremación impropia y desagradable. Cada religión valida sus creencias por una larga historia existente que es de gran significado a la base de sus tradiciones. Ya que la Escritura en ninguna parte advierte contra la cremación como un método de manejar  los restos de los muertos y en todas partes afirma el poder de Dios de resucitar a los muertos de cada situación de la historia pasada, esto tiene la posibilidad para razonar que la cremación es una opción personal. Parecería ser un asunto mejor decidido por convicción y libertad cristiana individual. Una persona o familia que está considerando esta cuestión debe orar por sabiduría (Santiago 1:5) y seguir la convicción que resulta.

CREMATION AND RELIGION

 

“It is sown a natural body; it is raised a spiritual body…” (I Corinthians 15:44)

For as long as the practice of cremation has existed, it has provoked much debate. Cremation and religion have been a subject of much attention through the ages. Historical evidence suggests that cremation has been commonly performed since before 800 B.C., and so cremation and religion has been a consideration since even before modern historical artifacts were compiled. The word cremation comes from the Latin word “cremo which means "to burn", particularly the burning of the dead.
The Christian church permits cremation but strongly prefers burial pointing to the practice in both the Hebrew Bible and New Testament. While most Christian tradition clearly favors burial, the Bible nowhere explicitly condemns cremation. Cremation doesn't affect anyone's salvation. Therefore the Bible should not be used as a proof text either for the necessity of burial or for cremation. The real question for Christians is not whether one is buried or cremated but the meaning given to these acts.

Cremation was practiced in biblical times, but it was not commonly practiced by the Israelites or by New Testament believers. In the cultures of Bible times, burial in a tomb, cave, or in the ground was the common way to dispose of a human body. While burial was the common practice, the Bible nowhere commands burial as the only allowed method of disposing of a body.
The early church saw burial as an expression of faith in Jesus' redemption of the physical body. However, burial is not scripturally mandated. First Corinthians 15:35-55 explains that our physical body is a mere seed, and God will raise for us an imperishable, glorious, spiritual body. As long as the intent is glorifying to God, it doesn't matter if a body is buried or cremated.

There is no explicit scriptural command against cremation. Some believers object to the practice of cremation on the basis it does not recognize that one day God will resurrect our bodies and re-unite them with our soul and spirit (I Corinthians  15:35-58; I Thessalonians 4:16). However, the fact that a body has been cremated does not make it any more difficult for God to resurrect that body. The bodies of Christians who died a thousand years ago have, by now, completely turned into dust. This will in no way prevent God from being able to resurrect their bodies. He created them in the first place; He will have no difficulty re-creating them. Cremation does nothing but “expedite” the process of turning a body into dust. God is equally able to raise a person’s remains that have been cremated as He is the remains of a person who was not cremated.
Jesus gave little attention to the disposal of the dead. In fact, His only words on the subject were, “Let the dead bury their own dead” (Luke 9:59-60). At first, this appears to be a harsh and unfeeling response, but Jesus was determined that those who followed Him would give Him their full attention; the disposing of the body of the dead was obviously of very low priority. If the Bible renders a low priority to this issue then it would seem that the method of disposal may be left to individual taste and, perhaps, other societal and environmental dictates.

The Apostle Paul’s writings deemphasized the body. He found sacred value only in the living body. It is the living body that is the temple of the Holy Spirit (I Corinthians 6:19), not the dead one. Just as a temple is constructed for worship and is destroyed after it is no longer used for worship, the body may be dispensed with in a like manner. Paul viewed the body as an earthly vassal that would soon be demolished after use. He concluded his view of death by stating, “We are confident...and would prefer to be away from the body and at home with the Lord” (II Corinthians 5:8). Paul has his fullest discussion on life after death in 1Corinthians 15. There he stated “that flesh and blood cannot inherit the kingdom of God” (v.50).
Paul did not believe that the remaining dust in a tomb would be the substance of a new heavenly organism. When the apostle writes about the resurrection of the dead, he does not mean the reassembling and the reanimation of the corpse. The expression “spiritual body” (I Corinthians 15:44) which he uses does not refer to the physical skeleton and the flesh that hangs on it. Rather, in modern terminology, it means the self or the personality. What removed death’s sting for Paul was not gazing at a prettified corpse but the good news that mortal nature can “put on immortality” (I Corinthians 15:54).

Throughout time, the topic of cremation and religion has continued to elicit heated debate. Many religions recognize cremation as a valid and acceptable social custom, while other religions find cremation to be improper and objectionable. Each religion validates their beliefs by a long existing history that is of great significance to the basis of their traditions. Since Scripture nowhere warns against cremation as a method of handling the remains of the dead and everywhere asserts God’s power to raise the dead from every situation of history past, it stands to reason that cremation is a personal choice. It would seem to be a matter best decided by individual Christian freedom and conviction. A person or a family considering this issue should pray for wisdom (James 1:5) and follow the conviction that results.

 

 

Sunday, February 16, 2014

¿UN VERDADERO CRISTIANO O UN ATEO PRÁCTICO?


“Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” Santiago 4:17

¿Ha oído alguna vez usted el término “ateo práctico”? Este es un término usado por algunos grupos religioso para describir a todos aquellos creyentes que técnicamente creen en Dios, pero quiénes se comportan inmoralmente. La suposición es que comportamiento moral sigue automáticamente a partir de una verdadera creencia en Dios, por lo tanto inmoral comportamiento es consecuencia de no creer realmente. Un creyente que se comporta inmoralmente realmente debe ser un ateo, sin tener en cuenta lo que él cree. Espiritualmente él cree en Dios. Pero en la práctica, él vive como si Él no existe.

Un ateo práctico duda de Dios por la práctica. El ateísmo práctico es centrado en la idea que uno ignora la creencia en Dios en la vida cotidiana, pero no necesariamente rechaza la existencia de Dios cuando esto se trata de creencias  que profesan. Así una persona podría profesar fe en Dios, pero en la práctica ser más cercana al ateísmo.

Durante años, creí que la iglesia estaba llena de dos tipos de personas; aquellos que creían y quiénes no. Nuestras predicaciones tenían como objetivo alcanzar a ambos grupos. Tratamos de ayudar aquellos que ya creían por la profundización de su fe así como su entendimiento de la Biblia, y tratamos de introducir aquellos que no creían a la realidad de Dios.

Con el tiempo, sin embargo, me di cuenta de un fenómeno interesante. Muchas de las personas con quien hablé  con el largo de mis años en el ministerio y en el curso natural de la vida se consideraban cristianos. Muy pocos profesaron ser ateos, o hasta tener dudas serias sobre la existencia de Dios. Todos parecían creer en Dios, sin embargo, muchos de ellos no asistían a la iglesia con regularidad o pasaban mucho tiempo buscándole. Ellos vivían en el reconocimiento de que hay un Dios, pero no miran ninguna conexión entre su creencia y la forma en que se dedican a sus asuntos cotidianos. Ellos nunca consideran o incluyen a Dios en sus decisiones claves, o modelan sus vidas según Sus valores. En consecuencia, ellos creen en Dios, pero se comportaron como si Él no existe. El Ateísmo Práctico es una dicotomía, una división entre lo que decimos y lo que hacemos. El Ateísmo Práctico explica la sima entre lo que muchas personas dicen que ellos creen y como ellos viven sus vidas.

Hay una muy real desconexión entre las creencias de muchos creyentes y su comportamiento. No creo que sea una exageración decir que el ateísmo práctico se ha hecho la forma dominante del cristianismo  actual. Lo que es más es que esto ha perjudicado nuestra capacidad de encontrar a Dios, experimentar el cambio de vida y participar en la vocación que Él tiene para nuestras vidas. Aunque la Iglesia es la más educada, con recursos suficientes, e la más prominente en la historia, el fenómeno del Ateísmo Práctico nos ha inoculado  contra un más profundo, más vibrante expresión de nuestra fe. 
  
Muchos cristianos hablan de sentirse desconectados de Dios y desalentado con la vida porque ellos han venido a creer que no es posible experimentar verdaderamente a Dios. ¿Es el Ateísmo Práctico algo que usted ha visto  obrando en su propia vida? ¿De ser así, qué ha hecho usted para vencerlo?

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” Romanos 1:18-21. La mayoría de nosotros hemos leído esta escritura, estoy seguro. Y somos horrorizados que aquellos ateos niegan la existencia de Dios cuando “las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles.” Sabemos que más allá de meros argumentos (apologética), “lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.” Y por lo tanto, si somos gente compasiva, estamos preocupados por ellos porque la ira de Dios está sobre ellos.

Cuando leí esto, hay algo que me llama la atención, y no se trata de “ellos”. Pablo dijo que su falta de honrar a Dios tenía un síntoma específico. Ellos no le honraron como Dios... o dieron gracias a Él. La principal característica de este “ateo” es una falta de gratitud a Dios. Y la razón que esto se destaca es que a menudo carecemos de esa calidad particular. Somos testigos de Su poder eterno y naturaleza divina, y sin embargo, con demasiada frecuencia no estamos tan agradecidos como deberíamos ser. Esto está muy mal; esto nos pone, demasiado a menudo, en la categoría del ateo práctico. Decimos amar a Dios y ha si es, pero hay muchas veces que vivimos o sentimos o pensamos o actuamos como si Él no está allí, como si todo lo que tenemos lo hemos logrado adquirir, como si Él nos debe, como si se trata todo de nosotros.

El setenta y dos por ciento de los Cristianos afirma que ellos han hecho un compromiso personal con Jesucristo, pero sólo el 17 por ciento siente que la iglesia local es necesaria para el crecimiento espiritual y sólo uno de cada tres Cristianos creen que Dios espera que ellos sean santos. Jesucristo no murió solamente en la cruz para que podamos solo decir una oración y vivir como queramos, creo que cuando se trata de la oración la mayoría de los cristianos son realmente supersticiosos más bien que creyentes en lo sobrenatural.

No mucha gente le dirá, “yo soy un ateo”.  Al menos no con sus palabras. Pero los estilos de vida de muchos dice lo contrario. Conozco a mucha gente quiénes viven sus vidas como si Dios no existiera. Ellos son lo que llamamos “ateos prácticos.” Ellos no toman a Dios en la consideración. Ellos lo excluyen de sus pensamientos, su forma de hablar, sus planes y sus actividades.

¿Vive usted como un ateo práctico, haciendo caso omiso de los mandamientos y preceptos de Dios, confiando en su propia sabiduría, y rechazando creer en la bondad de Dios? ¿O es su creencia en Dios evidente en su hablar y en su entrega a la dirección de Dios día tras día? La fe sin obras está muerta, diría Santiago. No deje su vida negar su creencia en Dios.


A REAL CHRISTIAN OR A PRACTICAL ATHEIST?


“Therefore to him that knoweth to do good, and doeth it not, to him it is sin.” James 4:17   

Have you ever heard the term "practical atheist”? This is a term used by some religious groups to describe all those believers who technically believe in God, but who behave immorally. The assumption is that moral behavior follows automatically from genuine believing in God, thus immoral behavior is a consequence of not genuinely believing. A believer who behaves immorally must really be an atheist, regardless of what he believes. Spiritually he believes in God. But practically, he lives as if He doesn’t exist.

A practical atheist disbelieves God as a matter of practice. Practical atheism is centered on the idea that one disregards belief in God in day-to-day living but doesn't necessarily reject the existence of God when it comes to professed beliefs. Thus a person might profess faith in God, but in practice be closer to atheism.

For years, I believed the church was filled with two types of people; those who believed in God and those who didn’t. Our messages were aimed to reach both groups. We tried to help those that already believed by deepening their faith as well as their understanding of the Bible, and we tried to introduce those that did not believe to the reality of God.

Over time, however, I noticed an interesting phenomenon. Many of the people that I talked with throughout my years in the ministry and through the natural course of life regarded themselves as Christians. Very few professed to be atheists, or even to have serious doubts about the existence of God. Everyone seemed to believe in God, yet many of them didn’t attended church on a regular basis or spent much time seeking Him. They live in recognition that there is a God, yet see no connection between their belief and how they go about their daily affairs. They never consider or include God into their key decisions, or patterned their lives after His values. Consequently, they believed in God but behaved as if He doesn’t exist. Practical Atheism is a dichotomy, a split between what we say and what we do. Practical Atheism explains the chasm between what many people say they believe and how they live their lives.

There is a very real disconnect between many believers beliefs and their behavior. I don’t think it is an exaggeration to say that Practical Atheism has become the dominant form of Christianity today. What’s more is that it has impaired our ability to encounter God, to experience life change and to engage in the calling He has for our lives. Although the Church is the most educated, resourced, and prominent Church in history, the phenomena of Practical Atheism has inoculated us against a deeper, more vibrant expression of our faith.

Many Christians speak of feeling disconnected from God and discouraged with life because they have come to believe that it isn’t possible to genuinely experience God. Is Practical Atheism something you’ve seen at work in your own life? If so, what have you done to overcome it?

The wrath of God is revealed from heaven against all ungodliness and unrighteousness of men, who by their unrighteousness suppress the truth. For what can be known about God is plain to them, because God has shown it to them. For His invisible attributes, namely, His eternal power and divine nature, have been clearly perceived, ever since the creation of the world, in the things that have been made. So they are without excuse. For although they knew God, they did not honor Him as God or give thanks to Him, but they became futile in their thinking, and their foolish hearts were darkened” (Romans 1:18-21). Most of us have read this scripture before, I'm sure. And we're appalled that those atheists deny God's existence when “His invisible attributes, namely, His eternal power and divine nature, have been clearly perceived.” We know that beyond mere arguments (apologetics), “what can be known about God is plain to them, because God has shown it to them.” And so, if we're compassionate people, we're concerned for them because the wrath of God is on them.

When I read this, there is something that stands out to me, and it's not about "them". Paul said that their failure to honor God had a specific symptom. They did not honor Him as God ... or give thanks to Him. The hallmark of this "atheist" is a lack of gratitude to God. And the reason it stands out is that we often lack that particular quality. We are witnesses to His eternal power and divine nature, and yet too often we are not nearly as grateful as we should be. This is very wrong; this puts us, too often, in the category of the practical atheist. We say I love God and we do, but there are too many times that we live or feel or think or act as if He's not there, as if all we have we managed to acquire, as if He owes us, as if it's all about us.

Seventy-two percent of Christians claim they have made a personal commitment to Jesus Christ, but only 17 percent feel that the local church is necessary for spiritual growth and only one in three Christians believe God expects them to be holy. Jesus Christ didn't just die on the cross so we can just say a prayer and live however we want, I believe when it comes to prayer most Christians are actually superstitious rather than believers in the supernatural.

Not too many people will tell you, "I'm an atheist." At least not with their words. But the lifestyles of many say otherwise. I know a lot of people who are living their lives as if there were no God. They are what we call “practical atheists.” They do not take God into consideration. They leave Him out of their thinking, their speech, their plans and their activities.

Are you living like a practical atheist, disregarding God's commands and precepts, relying on your own wisdom, and refusing to believe in the goodness of God? Or is your belief in God evident in your speech and in your surrender to God's leading day by day? Faith without works is dead faith, James would say. Don't let your life deny your belief in God.




Sunday, February 9, 2014

ÚSALO, O PIÉRDELO


“Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” (Mateo 25:29-30)

Esta  parábola trata con una de las problemas más insistentes de la vida: que es el uso y la fidelidad de nuestros talentos y habilidades” y con la fidelidad diaria a nuestro deber. También nos presenta el esplendor y la gran recompensa del servicio Cristiano. Nos ilustra también la tragedia de la pereza.

En la parábola de las vírgenes (vv. 1-13) la advertencia es contra la negligencia. En está, es contra la ociosidad y la pereza. Los dos son peligrosos a nuestra vida espiritual ya la obra de Dios. En la parábola de las vírgenes se nos enseña los peligros de la presunción; el de los talentos nos muestra el peligro de faltar confianza y el miedo. Las vírgenes pensaban que era cosa fácil el servir a Dios. El hombre que tenía solo un talento pensaba que era demasiado duro servir a Dios.

En la manera más fuerte, El Señor en esta parábola alaba y aplaude el servicio que hacemos para El. Muchas de las parábolas del Señor eran con el propósito de inspirarnos a la acción. El admira la acción, la decisión y la determinación y le da un grado muy alto en Su valuación de cualidades Cristianas.

¿Cómo nos ve Dios? Para Dios el carácter de una persona y sus logros en la vida son determinados por la fidelidad y energía con que él ha usado los talentos y habilidades que Él le ha dado. El siervo quien ganó diez talentos no recibió más honor o recompensa que el que había ganado cinco. Cada uno recibió el mismo fogoso y cordial “¡bien, buen siervo y fiel!”. Todo servicio es lo mismo para El Señor. No hay primero o último. El  nos juzga por nuestra lealtad y fidelidad.

El punto principal de la parábola, tiene que ver con el hombre quien escondió su talento y no trajo ganancia a su Señor. Más que los otros dos siervos, su situación corresponde al de la mayoría de nosotros, con nuestras cantidades pequeñas de habilidades y  talentos. No fue ningún accidente que el hombre quien escondió su talento fue él quien tuvo solamente un talento y no él quien tuvo cinco o diez talentos. La tentación para esconder nuestros talentos y habilidades y no usarlos, viene con una fuerza peculiar al los quien tienen solo una cantidad ordinaria.

La advertencia de esta parábola es para la persona quien esconde sus talentos y habilidades y no los usa. El, simplemente no uso su  talento para el beneficio de su dueño. Pero ese error fue suficiente para lanzarlo en la oscuridad. Esta advertencia es para esos quien, siendo equipados para el servicio, y se esconden de ello. Esos quienes siempre responden, “no puedo,” “estoy muy ocupado” o “yo no tengo el tiempo.” ¿Cuánto del trabajo del Señor se detiene por esto? ¿Qué diferencia hay entre estas personas y el hombre que escondió su talento?

“Tuve miedo”. Con estas palabras de excusa el hombre da voz a la razón principal por la pérdida de talentos e inutilidad de multitudes de vidas. Cuántos usan esta excusa, que ellos no pueden hacer nada, cuando en verdad lo que están diciendo es que no quieren hacer nada. Dios busca personas que digan: “¡Yo no puedo hacerlo todo, pero  puedo hacer algo! ¡Yo no voy a dejar que lo que no puedo hacer interfiere con lo que puedo hacer! Algunos tienen miedo de hacer errores. La persona que nunca cometió errores nunca hizo nada. El famoso futbolista Brasileño Pelé una vez dijo, “Usted siempre va errarle al 100 % de los tiros que usted no toma.” Para cosechar las recompensas, usted tiene que arriesgarse.

La forma más común de esconder nuestro talento es por decir, y pensar de lo que haríamos si las circunstancias fueran diferentes o tuviéramos mejores oportunidades, ¡haciendo nada mientras, con las condiciones y oportunidades que tenemos hoy!

Tales imaginaciones son una ilusión y una droga para la conciencia. Pasan por alto dos cosas importantes. El verdadero logro de una persona es medido por el uso que hace con lo que tiene, sea grande o pequeño. La única indicación segura de lo que uno hiciera con los talentos o mejores medios es por lo que realmente hace con lo pequeño que tiene hoy.

Cuando la parábola dice que se le quito el talento, nos muestra una ley que es verdad en lo físico, económico y en el mundo intelectual, así como también en lo espiritual. El brazo que nunca se ejerce pierde su fuerza poco a poco, mientras los músculos se encogen. Así, también los talentos y las habilidades que Dios nos ha dado, se van perdiendo se no los ejercemos. La capacidad para el entusiasmo, el apetito para las cosas espirituales, la habilidad para ver visiones, la energía para trabajar y el espíritu de sacrificio, todo este se marchitan y se pierden cuando no se usan.


USE IT OF LOSE IT



“So take the talent from him, and give it to him who has ten talents. For to everyone who has, more will be given, and he will have abundance; but from him who does not have, even what he has will be taken away.” (Matthew 25:28-29)

This Parable deals with one of the most insistent problems of life the use and faithfulness of our abilities; with plain everyday fidelity to duty. It portrays the splendor and high reward of service. It pictures also the tragedy of laziness.

In the Parable of the Ten Virgins (vv. 1-13) the warning sounded is against negligence. Here it is against idleness and laziness. They are both dangers to our spiritual life and the work of God. In the Parable of the Ten Virgins we are shown the danger of presumption, in the parable of the talents we are taught the danger of the lack of confidence and paralyzing fear. The virgins thought it was an easy thing to serve God. The man with one talent thought it was too hard.

In the strongest possible way Jesus in this parable commends and applauds the service that we do for Him. Many of Jesus’ parables were meant to inspire us to action. He admires action and decision, and gives it a high place in His evaluation of Christian qualities.

How, does God see us? In God’s sight a man’s character and his real achievement in life are determined by the fidelity and energy with which he has used the abilities and talents with which He has endowed. The servant who gained ten pounds did not receive more honor or reward than the one who had gained five. Each received the same eager and hearty “well done, good and faithful servant!” All service ranks the same with God. There is no first or last. He judges by our unseen loyalties and fidelities.

The main point of the parable has to do with the man who hid his talent and brought no gain to his Lord. More than either of the other two servants, his situation corresponds to that of the great majority of us, with our small amounts of ability and wealth. It was no accident that the man who buried his talent was the one who had only one and not the one who had five or ten. The temptation to bury our abilities and fail to use them comes with peculiar force to those who have only an ordinary amount.

The warning of this parable is to the one who hides his talents from use. You will notice that it is not the man who wastes his substance in riotous living who is under condemnation. He simply failed to use his talent for his master’s benefit. But that failure was enough to cast him into outer darkness. This warning is to those who, being equipped for active service, yet they hid from it. Those who always answer: “I can’t,” “I’m too busy,” “I don’t have the time.” How much of the work of God is held back because of this? Are such people any different from the man who dug a hole and buried his talent?

“I was afraid”. In these words of excuse the man gives voice to the main reason for the waste of ability and uselessness of multitudes of lives. How many make the excuse that they can do nothing, when what they truly mean is that they don’t want to do nothing! God is looking for people that well say “I cannot do everything, but I can do something. I will not let what I cannot do interfere with what I can do.” Some are afraid of making mistakes. The man who never made any mistakes never did anything else. Pele, the famous Brazilian soccer player once said: “You’ll always miss 100% of the shots you don’t take.” To reap the rewards, you have to take the risk.

The commonest form of burying our talent is by thinking and talking about what we would do if we were in other conditions or had larger opportunities, doing nothing meanwhile with the conditions and opportunities we have now. All such imaginings are a delusion and a drug to the conscience. They overlook two important truths: A man’s real achievement is measured by the use made of what he has, be it large or small and the only sure indication of what one would do with larger means or talents is by what he actually does with the smaller ones which are his now.

When the parable represents the talent as taken away, it shows us a law which holds true in the physical, economic and intellectual world as well as in the spiritual. The arm which is never exercised loses its strength by degrees as muscles shrink. So the abilities and talents which God has given us fail if we do not exercise them. The capacity for enthusiasm, the appetite for spiritual things, the ability to see visions, the energy to work, the unselfish spirit of sacrifice, all these wither and droop when they are not put to use.