“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es
niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo
tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también
nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del
mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo
la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!” (Gálatas 4:1-6)
La Navidad no se trata de nosotros extendiendo la
mano ha si a Dios. La Navidad se trata de Dios extendiendo haci abajo su mano
a nosotros. La historia de Navidad se ha hecho demasiado familiar. ¡Que
lastima! Cuando la encarnación de Dios como el bebé Jesús se hace tan
repetitivo como sobras de pavo, perdemos la vista del significado del acto
increíble de Dios.
En el calor cómodo de la escena del pesebre, nos
olvidamos por qué Dios decidió hacerse humano. Un hombre despertó y encontró
que dos pájaros habían entrado en su casa. Él abrió puertas y ventanas para
ellos, pero ellos no podían encontrar su salida. Él trató de echarlos fuera,
pero ellos sólo se espantaban más. En su frustración, él pensó: “ellos no pueden
entender que trato de ayudarles. Si solo podría hacerme uno de ellos, yo podría
mostrarles la salida". Después de un rato él se detuvo y realizó que eso
era lo que Dios había hecho. A través del Antiguo Testamento, Dios trató de
decirle a la gente cómo liberarse del pecado. Como él no podía, Dios decidió
mostrarnos. Por eso, “aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros” (Juan 1:14)
Hay una diferencia entre hacerse humano, que es lo
que pasó en Jesús, y simplemente asumir un disfraz humano. Dios podría haber
tomado la forma de un adulto inmediato, evitando treinta años de dolores del
crecimiento. Pero entonces Dios realmente no habría sido uno de nosotros. La
decisión de Dios fue de compartir la experiencia humana total del nacimiento a
la muerte.
En la historia navideña Dios envió un mensaje a la
humanidad. ¿Cuál fue el mensaje? Habla de un regalo que Él tenía para nosotros.
La historia nos dice que Dios es el donante del regalo. La capacidad del
donante por lo general calibra el valor del regalo. Esperaríamos que Dios diera
lo último en regalos, y así fue. La Biblia dice: “el que no escatimo ni
a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Romanos 8:32).
El motivo del regalo de Dios fue el amor. “Porque
de tal manera amó Dios.” La Navidad nos dice que Dios nos ama. Jesús
le dijo a la mujer Samaritana, “Si conocieras el don de Dios, y quien
es el que te dice... (Juan 4:10). Todo mundo es el recipiente del regalo de
Dios. “Porque de tal manera amó Dios al mundo…” la mayor parte
de regalos son etiquetados para cierto individuo, pero Dios no tiene
favoritos: “Dios no hace acepción de personas". El
regalo de Dios es para todos.
La historia Navideña habla del valor del regalo que
Él dio. Los regalos de sacrificio son la expresión del amor genuino. Dios
generosamente, tiernamente, y de sacrificio dio a Su único hijo como expiación
para nuestros pecados. La Biblia nos dice en Romanos 5:8:“Mas Dios muestra
su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”,
de esto es lo que se trata la Navidad. La Palabra de Dios nos dice que un alma
vale más que todo el mundo entero. Es imposible estimar el valor del regalo que
Dios dio.
Cuando Dios dio Su regalo Él lo hizo personal, a
usted y mí. Estoy convencido que Cristo hubiera dado su vida en la cruz si yo
hubiera sido el único pecador en el mundo. Pensamos en términos de comunicación
en masa y fabricación en masa, pero Dios trata por la escala de los individuos.
En Juan 3:16 usted puede escribir su nombre en donde dice: 'todo aquel', esto
significa usted. ¡Qué pensamiento tan glorioso en la Navidad, que Dios nos ama
como individuos! Él está interesado en usted como un individuo. En esta edad
con todo su soledad, angustia, culpa, sufrimiento, y pérdida, esto es una cosa
emocionante de saber que Dios está preocupado por cada persona en todo lugar.
Un regalo, no es un regalo a menos que sea
aceptado. Derecho de propiedad es condicional sobre la aceptación. Por eso la
Palabra de Dios dice: “Todo aquel que en él cree, no se pierda”. Dios no fuerza Su regalo en nosotros, pero nos pide que recibamos por fe Su regalo.
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