“…Yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta…” (Filipenses 3:13-14)
Durante la guerra en Vietnam una mujer
joven vietnamita fue matada. Ella dejó a su esposo y un hijo pequeño de dos
años. Él esposo en muchas ocasiones tenía que viajar lejos para encontrar
trabajo para proveer para él y su hijo. Cuando el salía en estos viajes dejaba
a su hijo con su vecinos. Toco que después de un viaje largo, el hombre volvió
a su pueblo y lo encontró destruido y vacío. Histéricamente comenzó a
buscar entre los escombros donde estaba la casa de su vecino y se encontró unos
huesos de un niño. Él estaba seguro que éstos eran los restos de su hijo. Él
tomó los huesos pequeños en sus manos y se los puso contra su pecho y comenzó a
llorar amargamente. Después de un tiempo envolvió los huesos en su camisa
y se los llevó con él, y en donde quiera que él iba llevaba con él los huesos
de su hijo.
Muchos años pasaron, y una noche el
hombre oyó que alguien tocaba su puerta. ¿Él llamó, "Quién está
allí?" “¡Soy yo tu hijo!" la voz fuera contestada. “¡Mis
secuestradores me soltaron, y he pasado estos años tratando de
encontrarte!" El hombre se quedó atónito y gritó, "Usted es un
mentiroso y una persona cruel. Tomó los huesos y llorando se los puso a su
pecho y contestó mi hijo está muerto. ¡Déjame en paz!" Él hombre no abría
la puerta. Su hijo llorando siguió tocando la puerta y rogándole a su padre que
le abriera la puerta pero nunca le abrió la puerta. Después de un tiempo,
viendo que no le iba abrir la puerta el joven se fue llorando. Este hombre
nunca encontró la felicidad y perdió su hijo que todavía vivía. ¿Por qué?
Porque él estaba determinado retener los huesos del pasado.
Estamos en el principio de un Año Nuevo.
Este es una gran oportunidad de dejar ir los huesos del pasado. Alguien una vez
dijo que Dios nos creó con los ojos en frente de nuestras cabezas para que
cuando tratamos de mirar hacia atrás se nos entiese el cuello. Las
posibilidades del futuro nos llama que miremos hacia adelante. Las buenas
noticias para nosotros al principio de este Año Nuevo son que Dios nos ha
puesto en libertad, libre de los huesos del pasado. Somos librados cuando
realizamos que no somos atrapados por lo que nos pasó en el pasado.
Algunos se estancan porque se recuerdan
y vuelven a revivir memorias viejas y dolorosas. Se estancan y se paralizan por
huesos viejos. La vida hace lo que se supone hacer, y luego seguimos nuestra
marcha. Para algunos, el año pasado fue un año malo. A pesar de lo que nos paso
el año pasado, el principio de un año nuevo es un tiempo para liberarnos del
pasado y comenzar de nuevo. Un nuevo principio es posible.
Resuelva a olvidar sus fracasos. Para
algunos sus fracasos son memorias dolorosas. Tal vez es una memoria de cómo
usted falló en una relación. Tal vez usted hizo unas decisiones malas, o dijo e
hizo unas cosas incorrectas. Lo que está diciendo la Palabra de
Dios es que no debemos permitir que los fracasos del pasado nos paralicen y que
estos nos detengan de avanzar. Es tiempo de decir “voy a
olvidar mi pasado. Voy a dejar de torturarme sobre lo que hice o lo que no
hice”. Es tiempo de dejar de ser encadenado a mis fracasos pasados.
Dios no quiere que usted viva su vida como un fracasado.
En este Año Nuevo cométase a dejar sus
rencores. ¿Qué es un rencor? Un rencor es un resentimiento profundo
que cultivamos en nuestro corazón contra alguien. Un rencor es un espíritu que
no perdona y conduce a actitudes y acciones semejantes. Abrigar un rencor es
guardar un disgusto contra alguien. Los rencores son peligrosos porque ellos
son destructivos. Los rencores pueden destruir matrimonios, familias, arruinan
amistades y pueden dividir iglesias.
Si en este día usted guarda un rencor
contra alguien, Dios le está diciendo en este momento que lo dejes ir. Los
rencores no solo son destructivos, también son autodestructivos. Cuando usted
guarda un rencor contra alguien usted se está haciendo más daño a usted mismo
que a la persona quien usted guarda es rencor. Si usted sigue abrigando un
rencor esto con el tiempo lo destruirá, si no físicamente, seguramente
emocionalmente y espiritualmente. Le hará una persona amargada y enojada. Librarse,
de su rencor, “y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere
queja contra otro. De la manera que Cristo os perdono, así también hacedlo
vosotros” (Colosenses 3:13). Según la Palabra de Dios el modo de dejar
un rencor es perdonar el agravio.
Dios no le está pidiendo que se olvide
lo que se le hizo. Pretender como si nada paso. Lo que Dios le está pidiendo
es que perdones el agravio. Lo que esto implica es reconocer que lo que
se hizo fue incorrecto y doloroso, pero que usted ha decidido perdonar a
aquella persona que le hizo el mal. Estoy seguro que hay personas, que están
leyendo esto, que tiene que dejar sus rencores y perdonar el agravio que ellos
tienen contra alguien. Dios le dice hoy que ese resentimiento que está
profundamente arraigado en usted tiene que dejarlo. ¿Qué mejor tiempo para
tomar esa decisión difícil para perdonar que el principio de este año nuevo?
Ahora no digas, "Pero, es que tu no entiendes". Lo cierto es que
usted no quiere perdonar.
Resuelva a restaurar sus relaciones. Cada
vez que enciendo mi computadora corre un programa que revisa todos mis
programas para ver si están todas trabajando correctamente. Dios en Su Palabra
nos pide que hagamos algo similar en nuestras vidas, que cada vez en cuando
hagamos un chequeo de nuestras relaciones personales para ver si están
trabajando correctamente. Escuche a lo que la Palabra de Dios dice “Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”
(Romanos 12:18). La frase importante aquí es, “en cuanto dependa
de vosotros.” Dios nos está diciendo que debemos hacer todo lo que podemos
para restaurar nuestras relaciones rotas.
Algunas de nuestras relaciones podrían
haberse rotado debido a lo que otros han hecho y ellos tal vez no quieren
restaurar aquella relación. Dios reconoce esto. Por eso, Él comienza
diciendo “Si es posible” Pero algunas de nuestras relaciones
se han rotado debido a lo que nosotros hemos hecho. Una de las cosas que usted
puede hacer en este Año Nuevo es admitir sus errores pasados y humildemente
buscar el perdón de aquellos que usted ha lastimado. Has un compromiso de
restaurar sus relaciones rotas en este Año Nuevo.
Cométase dar la espalda a sus
transgresiones. Después que se había terminado la Guerra Civil y los esclavos
habían sido librados muchos de ellos decidieron quedarse con su amos y seguir
haciendo lo que les dijeran. Ellos fueron librados pero decidieron vivir como
esclavos. Esto es exactamente como algunos cristianos han decidido vivir.
Cristo nos ha hecho libre, pero como aquellos esclavos unos todavía deciden
obedecer su viejo amo, el pecado. Escuche estas palabras de Romanos 6:16: “¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis?”
Algunas personas tienen pecados
particulares que siguen cometiendo. Cuando fuimos salvados dejamos de pecar,
pero hay otras cosas que sabemos que son pecado que todavía practicamos. Tal
vez así es como usted vivió durante el año pasado, constantemente derrotado por
el mismo pecado. ¿Está estancada su vida espiritual porque usted ha aprendido a
vivir con cierto pecado en su vida? La Palabra de Dios lo reta a que des la
espalda a aquel pecado. Ya basta que ese pecado controle su vida. Usted no
tiene que vivir este Año Nuevo siendo derrotado por el mismo pecado viejo.
Usted puede tener la victoria sobre ello en este Año Nuevo.
Será el año 2017 solamente un año más
para usted, o va hacer estos cambios y hacerlo un año que cambia su vida; “todo
lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
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