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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, August 13, 2024

COMO SE PUEDE SABER SI ES LA VOZ DE DIOS

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen…” (Juan 10:27)

“Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas,  En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…” (Hebreos 1:1-2)

Satanás en muchas veces intenta de confundirnos después de que hemos orado. ¿Cuándo Ud. escucha para oiré la voz de Dios, le hace parecer que Ud. oye dos voces? ¿Cómo puede saber Ud. si es Dios o Satanás? Sabemos por la experiencia de la tentación de Jesús que Satanás tratara muchos trucos para convencernos a escuchar su voz en lugar de la de Dios (Mat. 4:1-11). El apóstol Pedro nos advirtió que el diablo espera siempre, buscando el momento oportuno para instilar miedo y confusión (I Pd. 5:8). Debemos estar prevenidos siempre para estar seguros que la voz que oímos cuando oramos y escuchamos por la respuesta de Dios es, en verdad la voz de Dios.

Jesús les dijo a Sus discípulos que Él tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de las autoridades allí. Eventualmente, lo iban a matar, pero que al tercer día el iba a resucitar (Mat. 16:21). Pedro le dijo a Jesús, “Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (16:22). Por tan bien intencionado como Pedro hubiera pensado que él era, sus palabras no eran de Dios, eran palabras que estaban de acuerdo con el mensaje de Satanás. Jesús reprendió Pedro, diciendo, “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (16:23).

Se le comparo a Satanás a Pedro. Necesitamos reconocer que a veces la voz de Satanás viene a nosotros no en nuestros pensamientos e imaginaciones, pero por las palabras de otras personas, algunos de quien parecería estar bien intencionado o nos dicen que nos aman. La Biblia nos asegura que hay una manera de distinguir la voz de Dios de la de Satanás. Oiremos algunas diferencias distintas en los mensajes.

SATANAS DICE…                                           

1. Haga lo que Ud. quiere hacer.                         

2. Viva por el momento.                                

3. No te preocupes de lo que otros dicen.           

4. Ud. ya está muy maduro.                           

DIOS DICE…

1. Considere los efectos de su conducta en otros.

2. Viva con un ojo a la eternidad.

3. Reciba consejo piadoso.

4. Continué creciendo y madurando para ser como Cristo.

Cuando seguimos la voz y mensaje de Satanás en lugar de la de Dios, el resultado siempre lleva a pérdida, destrucción y muerte. El camino de Dios siempre conduce a la vida abundante y vida eterna (Jn. 10:10).Parte de la diferencia está en la manera que nos sentimos de nuestras vidas y acciones. El resultado de seguir la voz de Satanás es la frustración, desmayo y preocupación. El resultado de seguir la voz de Dios es una gran paz en nuestro espíritu.

Dios ve a todas personas y el impacto completo de lo que decimos y hacemos en otros, ambos esos que conocemos y están cercas de nosotros y esos que no conocemos. El nunca nos piedra que exhibamos conducta ofensiva o mala; El nunca nos llevara hacer cualquier cosa que puede herir a otra persona; emocionalmente, espiritualmente o materialmente. Satanás, en cambio, nos dice lo que queremos oír. El nos dice que no nos debemos preocuparnos de los efectos de nuestras vidas en otros. En nos dice que cada persona es una isla hacia el mismo y que deberíamos hacer lo que nos gusta.

Si Abraham hubiera pesado las ramificaciones posibles de su trato con Agar, el hubiera resistido la suplicas de Sara de tener un niño con su criada (Gen. 16-17; 21). Si David hubiera pensado de la severidad de la disciplina de Dios sobre su numeración de Israel, el hubiera escuchado el consejo de Joab (I Cro. 21). Si Ud. siente que Dios lo está conduciendo en una dirección particular, pregúntese, “¿Cómo afectaría esto a las personas alrededor de mi?¿Se herirá alguien por lo qué voy a decir o hacer?¿Serán bendecidos otros?¿Será esta bendición solamente para mí?¿Quien puede beneficiar por lo que estoy para hacer? Estas preguntas pueden ayudarle desyerbar la influencia de Satanás y para que  pueda oír la voz de Dios (Rom. 14:21; I Tes. 5:15; I Tim. 6:18-19).

Muchas Escrituras mencionan el “cumplimiento del tiempo.” Dios no va de prisa. Él trata en consecuencias eternas y Él continuamente busca el cumplimiento total de Su plan y propósito. Satanás siempre nos anima actuar inmediatamente porque él sabe que si nos detenemos un poco y pensamos el asunto vamos a cambiar de opinión. Si siente un impulso irresistible a actuar espontáneamente e inmediatamente, es probablemente mejor esperarse y orar sobre el asunto. Dios tiene interés en tener todo los detalles en sus lugares apropiados.

El Rey Saúl perdió su trono porque actuó apresuradamente. Fue instruido por el profeta Samuel que esperara en Gilgal por siete días. Cuando Samuel no llego en el séptimo día, Saúl decidió hacer algo. Preparo la ofrenda para presentar la a Dios. En cuanto Saúl había presentado la ofrenda, llego Samuel. Saúl dio sus excusas, pero su prisa lo descalifico de un reino largo y pacifico. Adelantarse a Dios es un equivocación terrible y las consecuencias siempre son desagradables (I Sam. 10:8; 13:8-14). Nehemías, pacientemente espero en Dios. El busco al Señor, en ayuno y oración, por cuatro meses hasta que el rey le pregunto porque estaba triste. Él le explico su preocupación sobre la devastación de Jerusalén y, dentro de unos cuantos días, el rey lo envió a Jerusalén con autoridad y todo lo que se necesitaba para reconstruir la ciudad (Nem. 1-2:9). No es fácil esperar pacientemente ante Dios para estar seguro que tienes voluntad. ¡Pero cuanto más satisfactorio son los resultados cuando Ud. sabe que ha oído la voz de Dios (Sal. 62:5; Stg. 5:7-8; Lc. 14:28-30).

Los jóvenes rebeldes a menudo le dicen a sus mayores, “¡No mi diga que haga! ¡Yo soy un adulto también!” Ésa es la actitud de muchas personas hacia la voz de Dios. Es una actitud de orgullo, basado en una suposición que sabemos mucho sobre cualquier situación como Dios. Finalmente, Dios nos habla en términos de nuestra entrega a Sus deseos. Sus mensajes a nosotros no son sobre lo que queremos, que normalmente es limitado, egocéntrico, de miras estrechas y corto de vista. Más bien, Sus mensajes son sobre lo que Él quiere para nosotros, que siempre es eterno y amoroso y nos llaman a una manera más alta y mejor. Los mensajes de Dios tratan con nuestra entrega a Él, en tomar nuestra cruz y siguiere le, de entregar nuestras vidas para otros, de llevar la carga del uno del otro, de alentarnos el uno al otro y edificarnos el uno al otro, de nuestro comportamiento de modo que cause que otros caminen en rectitud ante Dios.

Satanás viene a nosotros y nos dice que somos sabios en nuestro propio entendimiento para hacer decisiones. Esto ha sido la tentación para el hombre desde el Jardín de Edén, simplemente come de la fruta y serás sabios como dioses. En nuestro día, la mentira puede ser, “Solo sigue su sentido común.” Esto puede ser bueno hacer, pero erramos si ponemos nuestra confianza solamente en nuestros propios esfuerzos y dejamos la sabiduría de Dios. El resultado sería tan desastroso para nosotros como fue para Adán y Eva. Nos encontramos en problemas siempre cuando presumimos que podemos hacer decisiones totalmente de nosotros mismos (I Pd. 2:2-3; Ef. 4:14-15. II Pd. 3:17-18).

El resultado claro de oír la voz de Satanás es una preocupación, sentimientos penosos de frustración en su espíritu. Si Ud. cree que ha oído la voz de Dios, y todavía continua experimentando un sentimiento de inquietud e interrogación mientras Ud. intenta de obedecer la voz que ha oído, detente y tome nota. ¡No ha oído la voz de Dios! La voz de Dios trae una calma profunda en nuestro espíritu. Aunque seamos desafiados por lo que Dios nos dice que hagamos, no tendremos un sentido de conflicto interno, preocupación, o un corazón inquieto. La paz que Dios nos da es la que el apóstol Pablo describe como paz “Que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7). Esta es la paz que viene con un corazón seguro. No se agita esta paz interna, es indiferente a cualquiera circunstancia. Cuando este tipo de paz viene a nosotros, sabemos que hemos escuchado la voz de Dios y nos sentimos seguros (Col. 3:15).

Algunas personas tienen conciencias muertas y no les molesta nada cuando han hecho una decisión mala. No sentiré nada es un estado muy peligroso de encontrase. Después de que ha intentado de oír la voz de Dios y ha llegado a una decisión sobre algo en su vida, se va sentir de una manera u otra de su decisión. Tendrá un sentido permanente de calma, propósito, y paz o se sentirá intranquilo, descontento, frustrado, angustiado o incomodo. Preste atención a estos sentimientos que vienen de su más íntimo. Es una señal confirmatoria a Ud. que ha o no ha oído la voz de Dios.

El libro de Proverbios tiene mucho que decir sobre el valor del consejo sabio (13:10, 20:5). Debemos buscar consejo piadoso y escuchar las personas que en verdad aman a Dios y están firmemente fundados en la Palabra de Dios. Cuando busca consejo, busca alguien que también puede ayudarle espiritualmente y que no tiene motivos ocultos (Isa. 45:20-21, I Pd. 5:5-6; Ef. 5:17-21).

 

 

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