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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Thursday, October 29, 2020

¿CUÁL ES EL PUNTO DE VISTA CRISTIANO DE LA CLONACIÓN?

El 24 de febrero 1997 los científicos del Instituto Roslin en Escocia anunciaron que habían clonado con éxito una oveja. Como creyentes en la Biblia ciertamente no queremos condenar toda la tecnología. Pero Dolly deja a preguntarse cuánto tiempo hasta que alguien clona un ser humano, y cuáles son las consecuencias de ello, y si esto es incluso justo. Dolly es una "fotocopia" de otra oveja. En realidad, ella no tiene madre. Ella es la gemela idéntico "de su madre", no la hija de su madre. Un clon (del griego klon) es un individuo (planta, animal o ser humano) derivado por reproducción asexual de otro organismo que tiene los mismos componentes hereditarios.

Si bien la Biblia no trata específicamente el tema de la clonación humana, hay principios en las Escrituras que pueden arrojar más luz sobre el concepto. La visión cristiana del proceso de clonación humana se puede establecer a la luz de varios principios bíblicos. En primer lugar, los seres humanos fueron creados a imagen de Dios y, por lo tanto, son únicos. Génesis 1: 26-28 afirma que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios y es único entre todas las creaciones. Esta escritura bastante bien cubre la propagación humana desde el punto de vista bíblico, y sin embargo, no dice nada de la biología molecular o ADN. Tampoco ningún otro versículo de las Escrituras. Así que en lugar de buscar una declaración directa y específica de la Biblia ("No te clonar") tenemos que abrir la Palabra de Dios para buscar principios que nos ayudarán en el laberinto de las preguntas que la clonación plantea para nosotros.

La clonación es un medio de reproducción diferente de lo que Dios ordenó. No implica que un hombre y su esposa se reproduzcan por los medios ordenados por Dios. Eso parecería convertirlo, en general, en una violación de la intención de Dios. Cambia lo que Dios autorizó a algo que Él no autorizó (Proverbios 3: 5, 6; 14:12; Jeremías 10:23; 2 Juan 9; Mateo 15: 9; Colosenses 3:17).

Es importante señalar que la ciencia o los científicos no crearon vida. Algunos en el frenesí de los medios que rodeó Dolly fueron camino borda en sus declaraciones e informes, haciéndolo sonar como si el equipo de Roslin creció a Dolly en una placa de Petri de plastilina y limpiadores de pipa. Esto simplemente no es verdad. Crecieron una oveja en una oveja al igual que todos los demás ovejas han sido crecido. Todo lo que hicieron fue trasplantar algo de ADN, y luego utilizar los procesos reproductivos naturales exactas que Dios puso en su lugar al principio.

La clonación humana copia intencionalmente el código genético de una persona con el propósito de crear otra persona con el mismo material genético. Esto crea una vida humana nueva e individual basada en el modelo genético de un sólo donante o un sólo progenitor en vez de dos.

Los intentos actuales para clonar seres humanos utilizan la misma técnica empleada anteriormente para clonar animales, tal como lo hicieron con Dolly. Al método utilizado se le llama transferencia nuclear de células somáticas, lo que da como resultado la creación de un nuevo organismo por medio de fusión, en vez de fertilización. El resultado de una transferencia nuclear de células somáticas exitosa en animales, es la creación de un miembro individual de la especie que contiene el complemento total del material genético, y este mismo resultado se obtiene por medio de la fertilización. Tal como la oveja clonada es ciento por ciento oveja, así también los embriones humanos clonados serían ciento por ciento humanos.

La transferencia nuclear de células somáticas consiste en remover el núcleo de un óvulo que no ha sido fertilizado y reemplazarlo con el núcleo de una célula somática del donante que va a ser clonado. Una célula somática, como una célula de la piel o un glóbulo blanco, contiene el ADN o código genético del donante. Posteriormente, en vez de que ocurra la fertilización, se aplica una pequeña vibración eléctrica para estimular a la célula a que comience el proceso de división. El resultado es un nuevo individuo clonado que empieza el mismo proceso de desarrollo humano por el que todos pasamos.

Toda clonación humana es reproductiva, pues ésta implica la creación de la vida humana. Tanto la clonación “reproductiva” como la “terapéutica” requieren la transferencia nuclear de células somáticas para duplicar el material genético del donante. La diferencia entre la clonación “reproductiva” y la “terapéutica” tiene que ver con el objetivo de la acción y no con el método, planteándose la pregunta: “¿Qué es lo que usted se propone hacer con el clon?” Una vez que el embrión humano ha sido clonado, éste se puede implantar en la matriz de una mujer con el propósito de que a los nueve meses se dé a luz a un infante (clonación reproductiva) o se permita que se desarrolle por varias semanas, y luego se destruya para obtener sus células madres con el propósito de investigarlas (clonación terapéutica).

Se especula que las células madres embrionarias pueden ser una fuente prometedora para curar una variedad de enfermedades humanas. Algunos científicos quieren expandir la investigación de células madres embrionarias usando el material genético de algún paciente para clonar un embrión humano, el cual sería destruido para obtener sus células madres. Estas células serían utilizadas para crear terapias personalizadas que el cuerpo del paciente no rechazaría. Hasta la fecha, los científicos que están tratando de clonar embriones con el propósito de obtener células madres para investigación, no han podido desarrollar un modelo animal o humano que confirme su teoría.

Otros investigadores manifiestan que es innecesario el hacer clonaciones sólo para estudiar las células madres embrionarias. Ellos señalan que existe otro tipo de medicina inmunosupresora más efectiva para evitar el rechazo de un trasplante, y señalan que se ha comprobado la existencia de un registro que contiene información sobre fuentes alternativas, por medio de las cuales se pueden obtener células madres, de médula ósea y de la sangre del cordón umbilical, que pueden proporcionar a los pacientes verdaderas terapias médicas.

Un flujo continúo de investigaciones publicadas, muestran que hay grandes esperanzas en el área de fuentes por medio de las cuales se pueden obtener lo que se llama células “adultas” o no embrionarias. Las terapias que utilizan fuentes tales como la médula ósea, la sangre del cordón umbilical y el páncreas, para obtener células madres, ya han tratado con éxito a los pacientes que tienen enfermedades tales como diabetes, problemas cardiacos, y esclerosis múltiple. Estos beneficios terapéuticos para los pacientes demuestran que el uso de células madres adultas, sobrepasa cualquier investigación animal que se esté llevando a cabo en la actualidad y que utiliza células madres embrionarias.

Uno de los ejemplos incluye la investigación hecha sobre la enfermedad de Parkinson. Un estudio reciente, publicado en los Estados Unidos, informó acerca del éxito logrado al utilizar células madres embrionarias obtenidas de ratones, como tratamiento para algunos de los síntomas presentados por ratas que tenían la enfermedad de Parkinson. Aunque esto suena prometedor, palidece al compararlo con la investigación hecha sobre la enfermedad de Parkinson utilizando células madres adultas. Por ejemplo, en abril de 2002, un médico de Los Ángeles reportó haber tratado de forma eficaz a un paciente que tenía la enfermedad de Parkinson, utilizando las células madres de la neurona del mismo paciente.

La gran cantidad de evidencia que existe del aparente poder sanador de las células madres adultas, hace que la investigación utilizando células madres embrionarias sea innecesaria. Además, son asombrosas las implicaciones morales que se llevan al crear embriones humanos con el propósito de destruirlos para obtener células madres. Nunca es moral o éticamente aceptable matar a un ser humano para probablemente salvar a otro. Un embrión clonado genéticamente es un gemelo idéntico del donante, excepto con edad diferente, y por lo tanto es totalmente humano. Los embriones humanos merecen la misma protección que los humanos reciben durante otras etapas de desarrollo. Cada vida humana comienza como un embrión, y es de esperarse que crezca a partir de entonces hacia otras etapas de la vida: feto, infante, niño pequeño, etcétera. El tamaño o el lugar no determinan la naturaleza humana.

Este no es un asunto de ser una persona o no; es un asunto de si la humanidad va a proteger a los humanos más débiles que se encuentran entre nosotros o si permitirá que los humanos jóvenes sean utilizados como si fueran materia prima para experimentos científicos.

Otra cosa a considerar es la indudable posibilidad de que los científicos fracasen en sus intentos por utilizar en sus investigaciones, células madres embrionarias que hayan sido clonadas. Actualmente, una definición general de clonación “terapéutica”, tal como lo propuesto en la política pública, incluye la destrucción de embriones clonados dentro de los primeros 14 días de su existencia. ¿Qué pasaría si los científicos descubren que las células madres de un feto de ocho semanas son más prometedoras que las de un embrión de dos semanas? Esta pregunta no es totalmente especulativa: Recientemente, investigadores que trabajan para la empresa Advanced Cell Technology (Tecnología Avanzada de la Célula), en los Estados Unidos, informaron haber implantado embriones vacunos clonados en úteros, permitiendo que los embriones crecieran hasta las ocho semanas antes de ser destruidos para obtener células madres más desarrolladas. Los investigadores dicen que este experimento tuvo éxito gracias a que las células fetales estaban más maduras.

¿Cómo responde usted a las afirmaciones hechas por algunas personas partidarias de la clonación “terapéutica” que argumentan que los embriones clonados son sólo “óvulos no fertilizados”, deduciendo que es moralmente aceptable destruirlos para obtener células madres embrionarias?

“Óvulos no fertilizados” es un nombre equivocado. Los partidarios de la clonación “terapéutica” están tratando de correlacionar con los óvulos no fertilizados los productos de la clonación por la transferencia nuclear de células somáticas. Técnicamente, es correcto decir que los óvulos formados por este método no han sido fertilizados con esperma pero ése es el propósito de la clonación: pasar por alto la reproducción sexual. Sin embargo, el resultado de la transferencia nuclear de células somáticas no es “óvulos” (antes de la fertilización o de otra forma) sino embriones que contienen todo el material genético necesario para convertirse en un ser humano en desarrollo. Al utilizar el término “óvulos no fertilizados”, los defensores de la clonación para obtener células madres embrionarias van en contra de su propio argumento porque los óvulos antes de la fertilización no son, ni tampoco contienen, células madres; las células madres sólo existen en los seres humanos que están completos genéticamente. El hecho de que el resultado final de la clonación humana es un ser con células madres valida la naturaleza humana del embrión. Si los productos de la clonación fueran equivalentes al óvulo antes de la fertilización, no habría células madres que recolectar, y de esta forma tampoco habría ningún provecho potencial para la investigación.

Los defensores de la clonación “terapéutica” también dicen que los productos de la clonación humana no son capaces de convertirse en seres humanos. Si esto fuera verdad, no habría necesidad de prohibir la clonación “reproductiva”. La realidad es que la transferencia nuclear de células somáticas crea un embrión humano que si fuera implantado en una matriz se desarrollaría en un feto y sería dado a luz como cualquier recién nacido.

PROBLEMAS BÍBLICOS Y OBJECIONES A LA CLONACIÓN DE SERES HUMANOS

Si miramos con atención, veremos que la clonación humana está destinada a ser un desastre, tanto ética como moralmente.

La primera objeción es que la clonación no es sabia. Sabiduría es saber el final de un asunto desde el principio (Proverbios 14:15). Debemos contar el costo antes de hacer algo.

La segunda objeción a la clonación humana es que puede ser pura y simple pecador. Esto es cierto por varias razones. En primer lugar, los resultados de la clonación son abortos. La clonación es un procedimiento complicado que a menudo no funciona, por lo que muchos, muchos embriones clonados tienen que hacerse. En el caso de Dolly tomó 277 pruebas y errores para producir la oveja Dolly, mientras jugaba con (y destruir) embriones de oveja no molesta a nadie, ¿que si se hiciera con embriones humanos?

Además, la clonación podría ser utilizada para tener un hijo fuera de la unidad familiar. El orden de Dios para la familia está claramente expuesta en Efesios 6:1-4. Los niños necesitan los padres, tanto una mamá y un papá. ¿Quién es el que está más entusiasmado con la clonación? La comunidad homosexual. Con la clonación no habría ninguna necesidad de los hombres. Una mujer sola puede elegir para clonar a sí misma en lugar de involucrar un hombre de ninguna manera. Dios nos libre de diseñar este tipo de tecnología con el fin de dar a las parejas homosexuales la oportunidad de producir una familia, o incluso hasta permitir que los solteros puedan reproducirse fuera del matrimonio.

Tal vez lo peor de todo, la clonación, inevitablemente dará lugar a los niños explotados. Cuando los expertos son presionados para explicar lo que la clonación podría ser utilizada, ¿de qué hablan? ¿Qué de producir un niño como "piezas de repuesto"? ¡Los niños son un regalo del Señor, no es algo para ser explotados para beneficio nuestro o de otro!

Los seres humanos fueron creados por separado, a imagen de Dios, a diferencia del reino animal (Génesis 1:27). Nuestra existencia se extiende más allá de la muerte física (Luke16:19-31, Filipenses 1:23). Esto no se indica en ninguna parte de los animales.

Al parecer hay apoyo universal por la prohibición de clonación “reproductiva”, entonces, ¿por qué no prohibir únicamente este tipo de clonación? Una prohibición de la clonación “reproductiva” no prohíbe la clonación; ésta sólo prohíbe la implantación del embrión humano clonado en la matriz de una mujer (o en un útero artificial), con el propósito de darlo a luz. Si se permite la clonación “terapéutica” o la clonación para la investigación de células madres embrionarias, la tecnología desarrollada, debido a esto, añadiría al conocimiento científico de aquellos que quieren clonar con el propósito de dar a luz a este clon. El reto tiene que ver con clonar al embrión, no con implantarlo. Inevitablemente, un embrión humano creado para la investigación de células madres sería implantado en la matriz de una mujer. La única forma de garantizar que esto no suceda, es que cada nación, o que todas las naciones juntas, prohíban toda forma de clonación humana.

 

 

WHAT IS THE CHRISTIAN VIEWPOINT OF CLONING?

On February 24, 1997 scientists at the Roslin Institute in Scotland announced they had successfully cloned a sheep. As believers in the Bible, we certainly don’t want to decry all technology. But Dolly leaves us to wonder how long till someone clones a human being, and what the ramifications of that are, and whether such is even right. Dolly is a “Xerox copy” of another sheep. In reality, she has no mother. She is her “mother’s” identical twin, not her mother’s daughter. A clone (from Greek klon) is an individual plant, animal, or human being derived by asexual reproduction from another organism that has the identical hereditary components.

While the Bible does not specifically deal with the subject of human cloning, there are principles in Scripture that may shed more light on the concept. The Christian view of the process of human cloning can be stated in light of several scriptural principles. First and foremost, human beings are created in the image of God and, therefore, are unique. Genesis 1:26-28 asserts that man is created in God’s image and likeness and is unique among all creations. This scripture fairly well covers human propagation from the scriptural viewpoint, and yet says nothing of molecular biology or DNA. Neither does any other verse of scripture. So instead of looking for a direct and specific statement from the Bible (“thou shalt not clone!”), we need to open the Word of God to search for principles that will help us in the maze of questions that cloning poses for us.

Cloning is a different means of reproduction from what God ordained. It does not involve a man and his wife reproducing by the means God-ordained. That would seem to make it, in general, a violation of God's intent. It changes what God authorized to something that He did not authorize (Prov. 3:5,6; 14:12; Jer. 10:23; 2 John 9; Matt. 15:9; Col. 3:17).

It is important to note that science or scientists did not create life. Some in the media frenzy that surrounded Dolly went way overboard in their statements and reporting, making it sound almost as if the Roslin team grew Dolly in a Petri dish out of modeling clay and pipe cleaners. This is simply not true. They grew a sheep in a sheep just like every other sheep has ever been grown. All they did was transplant some DNA, and then use the exact natural reproductive processes that God set in place at the beginning.

Human cloning intentionally copies the genetic code of a person for the purpose of creating another person with the same genetic material. This creates a new human life and an individual genetic model based on a single donor or a single parent instead of two.

Current attempts to clone humans use the same technique used previously to clone animals such as was done with Dolly. The method used is called somatic cell nuclear transfer, which results in the creation of a new organism by fusion rather than fertilization. The result of a successful somatic cell nuclear transfer in animals is the creation of an individual member of the species containing the full complement of genetic material, and the same result is obtained by fertilization. As the cloned sheep is one hundred percent, so the cloned human embryos would be one hundred percent human.

The somatic cell nuclear transfer involves removing the nucleus of an egg that has not been fertilized and replace it with the nucleus from a donor somatic cell to be cloned. A somatic cell, a skin cell, or a white blood cell, containing the DNA or genetic code of the donor. Then, instead of fertilization occurring, a small electrical vibration is applied to stimulate the cell to start the process of division. The result is a new cloned individual begins the same process of human development which we all go through.

All human cloning is reproductive because it involves the creation of human life. Both the "reproductive" and "therapeutic" cloning requires the nuclear transfer of somatic cell to duplicate the genetic material of the donor. The difference between "reproductive" and "therapeutic" cloning has to do with the purpose of the action and not the method, considering the question, "What do you intend to do with the clone?" Once the human embryo has been cloned, it can be implanted in the womb of a woman with the purpose that after nine months she will give birth to a child (reproductive cloning) or allowed to develop for several weeks, and then destroyed for their stem cells in order to investigate it (therapeutic cloning).

It is speculated that embryonic stem cells may be a promising source to cure a variety of human diseases. Some scientists want to expand research of embryonic stem cells using the genetic material of a patient to clone a human embryo, which would be destroyed for their stem cells. These cells would be used to create personalized therapies that the patient's body would not reject. To date, the scientists who are trying to clone embryos for the purpose of obtaining stem cells for research have failed to develop an animal or human model to confirm their theory.

Other researchers say it is unnecessary to do cloning just to study embryonic stem cells. They point out that there is another more effective type of immunosuppressant medicine to prevent transplant rejection and they point out that the existence of a record that contains information on alternative sources have been verified, through which stem cells can be obtained, bone marrow and umbilical cord blood, which can provide patients real medical therapies.

A steady stream of published research shows that there are high hopes in the area of sources through which you can obtain the cells called "adult" or non-embryonic. Therapies using sources such as bone marrow, umbilical cord blood, and pancreas, to obtain stem cells and have successfully treated patients with diseases such as diabetes, heart disease, and multiple sclerosis. These therapeutic benefits for patients demonstrate that the use of adult stem cells surpasses any animal research being carried out at present and that uses embryonic stem cells.

One of the examples includes the research done on Parkinson's disease. A recent study, published in the United States, reported on the success achieved by using embryonic stem cells obtained from mice, as a treatment for some of the symptoms exhibited by rats with Parkinson's disease. Although this sounds promising, it is minimal when compared to the research done on Parkinson's disease using adult stem cells. For example, in April 2002, a doctor in Los Angeles reported having effectively treated a patient who had Parkinson's disease using stem cells from the same patient neuron.

A large amount of evidence that exists of apparent healing power of adult stem cells makes research using embryonic stem cells unnecessary. Furthermore, the moral implications are staggering which leads to creating human embryos for the purpose of destroying them for stem cells. It is never morally or ethically acceptable to kill a human being to possibly save another. A cloned embryo is a genetically identical twin of the donor, except different age, and therefore is fully human. Human embryos deserve the same protection that humans are at other stages of development. Every human life begins as an embryo and is expected to grow from then on to other stages of life: fetal, infant, child, and so on. The size or location does not determine human nature.

This is not a matter of being a person or not; it is a matter of whether humanity will protect weaker humans that are among us or allow young humans to be used as if they were raw material for scientific experiments.

Another thing to consider is the undoubted possibility that the scientists fail in their attempts to use in their research, embryonic stem cells that have been cloned. Currently, a general definition of "therapeutic" cloning, as proposed in public policy, including the destruction of cloned embryos within the first 14 days of its existence. What if scientists discover that stem cells from a fetus at eight weeks is more promising than those of a two-week embryo? This question is not entirely speculative: Recently, researchers working for the company Advanced Cell Technology (Advanced Cell Technology) in the U.S., reported having cloned cattle embryos implanted in uteruses, allowing embryos to grow to eight weeks before they were destroyed to obtain stem cells more developed. The researchers say that this experiment succeeded because fetal cells were more mature.

How do you respond to claims made by some people in favor of "therapeutic" cloning who argue that cloned embryos are just "unfertilized eggs," inferring that it is morally acceptable to destroy them to obtain embryonic stem cells?

"Unfertilized ova" is a misnomer. Supporters of "therapeutic" cloning are trying to correlate with unfertilized eggs the products of cloning by somatic cell nuclear transfer. Technically, it is correct to say that the eggs formed by this method have not been fertilized with sperm but that is the purpose of cloning: ignore sexual reproduction. However, the result of somatic cell nuclear transfer is not "eggs" (before fertilization or otherwise) but embryos that contain all the genetic material necessary to become a developing human being. By using the term "unfertilized eggs", proponents of cloning to obtain embryonic stem cells go against your own argument because the eggs before fertilization are not, nor contain stem cells, stem cells exist only in human beings who are genetically complete. The fact that the final result of human cloning is a being with stem cells validates the human nature of the embryo. If cloning products were equivalent to the egg before fertilization, stem cells would not be collected, and thus would not have any profit potential for research.

Proponents of "therapeutic" cloning also say that the products of human cloning are not able to become humans. If this were true, there would be no need to ban "reproductive" cloning. The reality is that somatic cell nuclear transfer creates a human embryo if implanted in a womb would develop into a fetus and give birth as any newborn.

BIBLICAL PROBLEMS AND OBJECTIONS TO CLONING HUMANS

If we look carefully we will see that cloning humans are destined to be a disaster, both ethically and morally.

Our first objection is that cloning is not wise. Wisdom is knowing the end of a matter from the beginning (Proverbs 14:15). We should count the cost before we do something.

Our second objection to human cloning is that it can be outright sinful. This is true for several reasons. First, cloning results in abortions. Cloning is a complicated procedure that often does not work, so many; many cloned embryos must be made. In the case of Dolly It took 277 trials and errors to produce Dolly the sheep, While toying with (and destroying) sheep embryos is not troubling to anyone what if that were done with human embryos?

Further, cloning could be used to have a child outside of the family unit. God’s order for the family is clearly outlined in Ephesians 6:1-4. Children need parents, both a mom and a dad. Who is it that is most thrilled with cloning, the homosexual community? With cloning, there’d be no need for men. A single woman might choose to clone herself rather than involve a man in any way. God forbid that we should design such technology in order to allow homosexual couples to produce a family, or even to allow the unmarried to reproduce outside of marriage.

Perhaps worst of all, cloning will inevitably result in exploited children. When the experts are pressed to explain what cloning could be used for, what do they talk about? How about producing a child as “spare parts”? Children are a gift from the Lord, not something to be exploited for our or another’s benefit!

Humans were created separately, in God’s image, unlike the animal kingdom (Genesis 1:27). Our existence extends beyond physical death (Luke 16:19-31, Philippians 1:23). This is nowhere indicated for animals.

Apparently, there is universal support for a ban on "reproductive" cloning, then why not just ban such cloning? A ban on "reproductive" cloning does not prohibit cloning, it only prohibits the implantation of a cloned human embryo in the womb of a woman (or in an artificial womb), for the purpose of giving birth. It does allow "therapeutic" cloning or cloning for embryonic stem cell research, the technology developed, because of this, add to the scientific knowledge of those who want to clone in order to give birth to this clone. The challenge has to do with cloning the embryo not implanting. Inevitably, a human embryo created for research on stem cells would be implanted in the womb of a woman. The only way to ensure this does not happen is that each nation or all nations together prohibit all forms of human cloning.

Thursday, October 22, 2020

LA BIBLIA Y LA EUTANASIA

"Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez."  Hebreos 9:27

La eutanasia es cada vez más popular cada año. Este problema de la eutanasia es un subproducto del éxito médico del siglo 20. Las personas que antes habrían muerto ahora se mantienen vivas por los tratamientos médicos avanzados. Junto con esta vida prolongada han llegado decisiones éticas difíciles, y frases como "el derecho a morir", "la decisión de no sufrir", "muerte con dignidad", "suicidio asistido por un médico" y "testamentos en vida".

La eutanasia, a veces llamada "muerte misericordiosa", literalmente significa "buena muerte" (de las palabras griegas eu, "bien", y thanatos, "muerte"). La profesión médica define la eutanasia como " La privación intencional de la vida humana para un buen propósito, como para aliviar el sufrimiento o el dolor. Comúnmente la palabra denota la toma de una vida adulta, aunque puede referirse en general a tomar cualquier tipo de vida después del nacimiento de supuesto acto de benevolencia. La eutanasia es el suicidio asistido. La relación entre el suicidio y la eutanasia es tan estrecha que para justificar cualquiera de los dos es justificar la otra. Infanticidio (matar a un bebé o un niño), la eutanasia (muerte de un adulto), el suicidio (matarse uno mismo) , e incluso el genocidio (matar a toda una raza) son los mismos en la teoría (matando a supuestos fines benévolos), que sólo difieren en su aplicación.

A veces se oye el término "eutanasia activa" y "eutanasia pasiva". ¿Cuál es la diferencia entre los dos? La eutanasia activa se refiere a quitar la vida (que produce la muerte), donde como "eutanasia pasiva" se refiere a permitir que se produzca una muerte sin intervenir (que permite la muerte). El primero por lo general implica la inyección de un fármaco que induce a la muerte, y este último por lo general implica la retirada del tratamiento médico que se traduce en una enfermedad o enfermedad que conduce, naturalmente, a la muerte. También hay que estar familiarizado con los términos "eutanasia voluntaria" y "eutanasia involuntaria". En el primer caso, el paciente ha solicitado un deseo de poner fin a la vida, y en el segundo, un tercero, por lo general un pariente cercano, decide poner fin a la vida. Cuando estos cuatro (activo, pasivo, voluntaria e involuntariamente) se combinan, tenemos cuatro clases de eutanasia.

A lo largo de la historia la gente no ha apoyado el derecho del paciente a morir, pero los tiempos y las leyes están cambiando. Al igual que el mundo griego antiguo, las personas están divididos sobre la cuestión de la eutanasia. La eutanasia pasiva es una práctica generalizada en muchos países y la eutanasia activa está ganando popularidad.

No hay duda de que el mundo está viajando en la pendiente resbaladiza del aborto a la eutanasia. El primero abrió el camino para la segunda cuando se abandonó la santidad de la vida humana. Incluso los defensores de la eutanasia admiten esto. El aborto es "eutanasia fetal" y el infanticidio es "aborto postnatal."

Hay muchas cuestiones morales que rodean la eutanasia hoy. La gente seguirá a buscar tratamiento médico y vivir o morir como consecuencia de la elección de su tratamiento. ¿Qué debe la iglesia hacer al enfrentarse a esta situación? Debemos responder a algunas preguntas difíciles. Las preguntas claves en este tema son: "¿Estamos preservando la vida, o prolongando la muerte?" "¿El paciente que fallece será víctima de la eutanasia, o víctima de una enfermedad mortal?" "¿Estamos tomando una vida, o permitiendo una muerte natural?" "¿Estamos proporcionando al paciente con medios naturales de mantenimiento de la vida (alimentos, agua, aire), o medios artificiales?" "¿Cuáles son nuestras intenciones, poner fin a una vida antes de tiempo, o evitar la muerte?" "¿Deseamos la retirada del tratamiento no beneficiosa, o la misma muerte?" Si tenemos que responder a estas difíciles preguntas un día con respecto al cuidado de un ser querido, hay que recordar nuestra obligación moral fundamental: prolongar la vida, no prolongar la muerte.

La Iglesia se opone a la práctica, pero hay diferentes opiniones entre otros. Por supuesto, la religión del humanismo es muy a favor de la misma, reconociendo "el derecho del individuo a la muerte digna, la eutanasia y el derecho al suicidio". La respuesta a esta difícil cuestión no está dentro de las teorías médicas, filosóficas o teológicas, pero dentro de la Palabra de Dios. Lo que tenemos que hacer en este caso, al igual que con cualquier pregunta, es ir a la Biblia en busca de respuestas. Sabemos que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez" (Hebreos 9:27). La pregunta es: "¿Cuándo y cómo debe morir el hombre?" Sabemos bien, por la palabra de Dios que la eutanasia es inmoral. ¿Por qué? La eutanasia, como el aborto, el infanticidio, el suicidio o el genocidio, es homicidio intencional u homicidio, y por lo tanto inmoral (Éxodo 20:13).

Tomemos el caso del rey Saúl, quien fue mortalmente herido en la batalla y le pidió a su escudero que le quitare la vida. Cuando el siervo de Saúl se negó, Saúl intentó suicidarse (1 Samuel 31:1-6). Más tarde, cuando un amalecita pasaba, Saúl le pidió que le quitara la vida y el amalecita lo hizo con buenas intenciones. El amalecita fue posteriormente juzgado por "poner su mano para destruir" (II Samuel 1:1-16). El caso de Abimelec es similar (Jueces 9:50-57). Encontramos aquí que el asesinato, independientemente de la solicitud por el que está sufriendo, ya pesar de las buenas intenciones de quien hace la matanza, es inmoral.

Se nos ha dado principios bíblicos positivos que aborden a la situación específica de la vejez. Tenemos un mandato bíblico para el cuidado de los ancianos y no abandonarlos (Deuteronomio 28:50, Levítico 19:32, Isaías 01:23, Mateo 15:3-5, Efesios 6:02, Santiago 1:27, 1 Timoteo 5: 4,8). Haríamos bien en recordar las palabras en la oración del salmista a Dios: "No me deseches en el tiempo de la vejez, no me desampares cuando mi fuerza se acabare" (Salmo 71:9). Recuerde también la sabiduría de Salomón: "Libra a los que son llevados a la muerte, Salva a los que estan en peligro de muerte." (Proverbios 24:11).

Recordemos la diferencia entre la "santidad de la vida" y "calidad de vida". La Biblia nos enseña que debemos vivir, a pesar de nuestra "calidad de vida" puede ser pobre. El sufrimiento humano no debe ser erradicado con la muerte. Tenemos que vivir con el sufrimiento, y aprender de ella (Romanos 5:3-4, 1 Pedro 1:6-9; II Corintios 1:3-11). Los defensores de la eutanasia, por el contrario, creen que la vida tiene valor y debe prolongarse siempre y cuando tiene una buena "calidad". Según ellos, cuando la "buena vida" se ha ido, es el momento de morir. Si la vida no tiene ningún propósito aparente, tal vez sea en beneficio de otros que tales vidas no sean salvadas". La Iglesia, por su parte, cree en la "santidad de la vida." Es decir, toda la vida, jóvenes o viejos, sanos o enfermos, prosperando o sufriendo, tiene valor y debe prolongarse porque el hombre tiene un alma y está hecho a imagen de Dios (Génesis 1:26-27; 9:6). En otras palabras, la Palabra de Dios nos enseña que la vida no se detiene cuando se detiene la "buena vida", no se detiene con el sufrimiento, sino que se detiene cuando el tiempo de Dios para que se detenga viene (Job 1:21). La vida debe continuar, no a causa de la buena o mala de las circunstancias externas (calidad de vida), sino por su valor hacia el interior (santidad de la vida). La eutanasia, es una manera conveniente para eliminar el sufrimiento. Necesitamos más "compasión por la vida" y menos "pasión por la comodidad". El extremo (alivio del sufrimiento) no justifica los medios (la eutanasia). No necesitamos más "muerte misericordiosa" por los que sufren, necesitamos más "servicio de misericordia" para ayudarles a vivir con el dolor. Necesitamos menos de la esposa de Job "¡Maldice a Dios, y muérete!" y más de Job "¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos?"

Actualmente matamos a los no nacidos (aborto), matamos al recién nacido (infanticidio) y matamos a las personas de edad (la eutanasia). A menos que hagamos algo drástico para revertir nuestra posición moral sobre la santidad de la vida, sólo será cuestión de tiempo antes de que, al igual que Adolf Hitler, matar impunemente a todos por igual (genocidio). Realmente no es de extrañar que tenemos el problema de la eutanasia, ya que tenemos una generación de médicos y especialistas en ética moral destetados en la teoría de la evolución. Somos animales, de acuerdo con esa teoría. Matamos a nuestras mascotas domesticadas; matamos a nuestros seres humanos, no hay problema, todos somos animales de todos modos. Animales matar a los suyos, ¿por qué no deberíamos hacerlo? Pero disparar un caballo que está sufriendo, y la inyección de un fármaco en un paciente que sufre no son equivalentes morales, porque el hombre no es un animal. El poeta ruso Dostoyesky comentó: "Si Dios no existe, entonces nada es moralmente incorrecto." Que Dios le dé a este mundo tiempo para volver a Él, de vuelta a la moral que se encuentran en Su Palabra, la Biblia, y de nuevo a la santidad de la vida humana.

La gente en el dolor puede venir a nosotros y hablar como el profeta Jonás habló una vez: "Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida" (Jonás 4:3, 8, 9). Cuando lo hagan, no les asestemos en su muerte, pero debemos actuar como Dios hizo con Jonás, cuidar por ellos, consolarlos y comunicamos con ellos.

 

THE BIBLE AND EUTHANASIA

"And as it is appointed unto men once to die" Hebrews 9:27

Euthanasia is becoming more popular every year. This issue of euthanasia is a by-product of 20th century medical success. People who formerly would have died are now kept alive by advanced medical treatments. Along with this prolonged life have come difficult ethical decisions and slogans like "the right to die," "the choice not to suffer," "death with dignity," "doctor-assisted suicide" and "living wills."

Euthanasia, sometimes called "mercy killing," literally means "good death" (from the Greek words eu, "well," and thanatos, "death"). The medical profession defines euthanasia as "the intentional taking of a human life for some good purpose, such as to relieve suffering or pain. Commonly the word denotes the taking of an adult life, though it can refer generally to taking any life after birth for supposed benevolent purposes. Euthanasia is assisted suicide. The relationship between suicide and euthanasia is so close that to justify either one is to justify the other. Infanticide (killing an infant or child), euthanasia (killing an adult), suicide (killing self), and even genocide (killing an entire race) are the same in theory (killing for supposed benevolent ends); they differ only in application.

Sometimes you will hear the terms "active euthanasia," and "passive euthanasia." What is the difference between the two? Active euthanasia refers to taking a life (producing death), whereas "passive euthanasia" refers to allowing a death to occur without intervening (permitting death). The former usually involves the injection of a death-inducing drug, and the latter usually involves the withdrawal of medical treatment which results in a disease or sickness naturally leading to death. One must also be familiar with the terms "voluntary euthanasia" and "involuntary euthanasia." In the former, the patient has requested a desire to end life, and in the latter, a third party, usually a close relative, decides to end life. When these four (active, passive, voluntary, involuntary) are combined, we get four classes of euthanasia.

Throughout history people have not supported a patient's right to die, but times and laws are changing. Like the ancient Greek world, people are now divided over the issue of euthanasia. Passive euthanasia is widely practiced in many countries and active euthanasia is gaining popularity.

There is no question that the world is traveling down the slippery slope from abortion to euthanasia. The first paved the way for the latter when it gave up the sanctity of human life. Even the pro-euthanasia advocates admit this. Abortion is "fetal euthanasia" and infanticide is "postnatal abortion."

There are many moral questions surrounding euthanasia today. People will continue to seek medical treatment and live or die as a result of their choice of treatment. What is the church to do when faced with such a situation? We must answer some difficult questions. The key questions in this issue include: "Are we preserving life, or prolonging death?" "Will the patient who dies be a victim of euthanasia or a victim of a fatal ailment?" "Are we taking a life, or allowing a natural death?" "Are we providing the patient with natural means of sustaining life (food, water, air), or artificial means?" "What are our intentions, to end a life prematurely, or to avoid death?" "Do we desire the removal of non-beneficial treatment, or death itself?" If we have to answer these difficult questions one day regarding the care of a loved one, we must remember our basic moral obligation: to prolong life, not to prolong death.

The church opposes the practice, but there are varying views among others. Of course, the religion of humanism is very much in favor of it, recognizing an "individual's right to die with dignity, euthanasia, and the right to suicide". The answer to this difficult issue does not lie within medical, philosophical, or theological theories, but within the Word of God. What we need to do in this case, as with any question, is going to the Bible for answers. We know that "it is appointed unto man to die once" (Hebrews 9:27). The question is, "When and how should man die?" It is clear from God's word that euthanasia is immoral. Why? Euthanasia, like abortion, infanticide, suicide, or genocide, is intentional homicide or murder, and therefore immoral (Exodus 20:13).

Let's take the case of King Saul who was mortally wounded in battle and begged his armor-bearing to take his life. When Saul's servant refused, Saul attempted suicide (1 Samuel 31:1-6). Later when an Amalekite passed by, Saul begged him to take his life and the Amalekite did so with good motives. The Amalekite was later judged for "putting forth his hand to destroy" (II Samuel 1:1-16). The case of Abimelech is similar (Judges 9:50-57). We find here that killing, regardless of the request by the one suffering, and regardless of the good motives of the one doing the killing, is immoral.

We are given positive Biblical principles that address the specific situation of old age. We have a Biblical command to care for the aged and not abandon them (Deuteronomy 28:50; Leviticus 19:32; Isaiah 1:23; Matthew 15:3-5; Ephesians 6:2; James 1:27; 1 Timothy 5:4, 8). We would do well to remember the words in the Psalmist's prayer to God: "Do not cast me off in the time of old age; do not forsake me when my strength faileth" (Psalm 71:9). Remember also the Wisdom of Solomon: "Deliver those who are being taken away to death, and those who are staggering to slaughter. O hold them back" (Proverbs 24:11).

Let us remember the difference between "sanctity of life" and "quality of life." The Bible teaches us that we must live on, even though our "quality of life" may be poor. Human suffering is not to be eradicated by death. We are to live with suffering and learn from it (Romans 5:3-4; 1 Peter 1:6-9; II Corinthians 1:3-11). The pro-euthanasia advocates, on the other hand, believe that a life has value and should be prolonged only as long as it has some good "quality" to it. According to them, when the "good life" is gone, it's time to die. The Church, on the other hand, believes in the "sanctity of life." That is, every life, young or old, healthy or sick, prospering or suffering, has value and should be prolonged because man has a soul and is made in the image of God (Genesis 1:26-27; 9:6). In other words, the Word of God teaches that life does not stop when the "good life" stops; it does not stop when suffering sets in; it stops when God's time for it to stop comes (Job 1:21). Life must go on, not because of the good or bad of outward circumstances (quality of life), but rather because of its inward value (sanctity of life). Euthanasia, then, is a convenient way to remove suffering. We need more "compassion for life" and less "passion for convenience". The end (relief from suffering) does not justify the means (euthanasia). We don't need more "mercy killing" for those who suffer; we need more "mercy-service" to help them live with the pain. We need less of Job's wife "Curse God and die!" and more of Job "Shall we indeed accept good from God and not accept adversity?"

Currently we kill the unborn (abortion), we kill the newborn (infanticide) and we kill the aged (euthanasia). Unless we do something drastic to reverse our moral position on the sanctity of life, it will only be a matter of time before we, like Adolf Hitler, kill with impunity all those in between (genocide). It is really no wonder that we have the problem of euthanasia since we have a generation of doctors and moral ethicists weaned on the evolution theory. We are just animals, according to that theory. We kill our domesticated pets; we kill our humans; no problem, we are all animals anyway. Animals kill their own, why shouldn't we? But shooting a horse that is suffering, and injecting a drug into an elderly patient suffering are not moral equivalents, because man is not an animal. The Russian poet Dostoyesky remarked: "If God is not, then nothing is morally wrong." May God gives this world time to come back to Him, back to the morals found in His Word, the Bible, and back to the sanctity of human life.

People in pain may come to us and speak like the prophet Jonah once spoke: "O Lord, please take my life from me, for death is better to me than life" (Jonah 4:3, 8, 9). When they do, let us not assist them in their death, but let us act like God did with Jonah; care for them, comfort them and communicate with them.

 

 

Thursday, October 15, 2020

¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL MATRIMONIO DEL MISMO SEXO?

Romanos 1: 24-32

He escuchado a muchos teólogos liberales decir que la Biblia está desactualizada y no es relevante para hoy. Dado que fue escrito hace tantos años, argumentan que lo que entonces era pecado no es pecado hoy. El pensamiento predominante en el mundo de hoy, según ellos, es que los cristianos, la iglesia y la Biblia están fuera de sintonía con las actitudes modernas hacia la homosexualidad. ¿Están en lo cierto los teólogos liberales al decir que la Palabra de Dios ya no es pertinente para este día y época? Cuando la interpretación de un teólogo de la Biblia refleja la cultura popular, es razonable sospechar un poco.

Los teólogos liberales afirman que la Biblia no prohíbe la actividad homosexual o que sus mandamientos no son válidos para la actualidad, sino que son solo un reflejo de la cultura en la que se escribió la Biblia. La Palabra de Dios en realidad habla de si las Escrituras están limitadas por los tiempos y las culturas. Dios nos dice que Su Palabra permanece para siempre y que “el cielo y la tierra pasarán, pero Sus palabras no pasarán jamás” (Mateo 24:35).

Muchos ven la homosexualidad como nada más que un estilo de vida alternativo. Las actitudes sobre la homosexualidad pueden diferir de una generación a otra o de un país a otro. Pero los cristianos no son "llevados de aquí para allá por cada viento de enseñanza". (Efesios 4:14.) En cambio, se adhieren al punto de vista bíblico.

El movimiento gay continúa creciendo en fuerza y ​​número, y ahora están exigiendo que sus relaciones homosexuales se legalicen formalmente como uniones matrimoniales reales. Como resultado, muchos cristianos de mentalidad liberal ahora apoyan esta legalización, pensando que Dios no tiene problemas con esta unión; mucho menos tener problemas con la homosexualidad en general.

La controversia sobre este tema no se limita a la religión. A nivel internacional, se están produciendo debates políticos acalorados, ya que las implicaciones sociales, políticas y económicas que involucran las pensiones, la atención médica conjunta y los impuestos son grandes. Las cuestiones relacionadas con los derechos civiles y el reconocimiento legal suelen ser muy complicadas y dividen a la opinión pública. Los verdaderos cristianos tienen cuidado de mantener la neutralidad evitando los debates políticos. Sin embargo, algunos que creen en la Biblia se encuentran confundidos con respecto al tema del matrimonio entre personas del mismo sexo y la homosexualidad. Como cristianos, lo único que debería importarnos es lo que Dios piensa sobre este tema, no lo que piensan los políticos, no lo que piensan algunos de los medios liberales, y no lo que piensa el mundo en general.

El argumento básico de los teólogos liberales es que la Biblia guarda silencio sobre la cuestión del matrimonio entre personas del mismo sexo. No utiliza directamente las palabras "dos personas del mismo sexo no pueden casarse" y, por lo tanto, Dios debe aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo. “La Biblia nunca condena el matrimonio entre personas del mismo sexo, en parte porque simplemente no aborda el problema directamente”, dicen. Estoy seguro de que podemos pensar en muchos temas que la Biblia no condena específicamente, pero dar la vuelta y concluir que esas acciones están aprobadas por Dios es simplemente ridículo.

Si bien la Biblia aborda la homosexualidad, no menciona explícitamente el matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, está claro que la Biblia condena la homosexualidad como un pecado inmoral y antinatural. Levítico 8:22 identifica el sexo homosexual como una abominación, un pecado detestable. Romanos 1: 26-27 declara que los deseos y acciones homosexuales son vergonzosos, antinaturales, lujuriosos e indecentes. I Corintios 6: 9 declara que los homosexuales son injustos y no heredarán el reino de Dios. Dado que tanto los deseos como las acciones homosexuales están condenadas en la Biblia, está claro que los homosexuales "casarse" no es la voluntad de Dios y, de hecho, sería un pecado.

La Biblia es clara: Dios no aprueba ni tolera las prácticas homosexuales. También desaprueba a las personas que "consienten con quienes las practican". (Romanos 1:32) Y el "matrimonio" no puede dar a la homosexualidad un manto de respetabilidad. La orden de Dios de que "el matrimonio sea honorable entre todos" excluye las uniones homosexuales, que él considera detestables. (Hebreos 13: 4)

Dios estableció reglas que gobiernan el matrimonio mucho antes de que los gobiernos comenzaran a regular la institución. Siempre que la Biblia menciona el matrimonio, es entre un hombre y una mujer. La primera mención del matrimonio, Génesis 2:24, lo describe como un hombre que deja a sus padres y se une a su esposa. La palabra hebrea "esposa", según el Diccionario expositivo de palabras bíblicas de Vine, "connota una que es un ser humano femenino".

La Biblia deja en claro que Dios diseñó el sexo para que se entable solo entre un hombre y una mujer y solo dentro del arreglo del matrimonio. (Génesis 1:27, 28; Levítico 18:22; Proverbios 5: 18,19) Cuando la Biblia condena la fornicación, se refiere tanto a la conducta homosexual como a la heterosexual. (Gálatas 5:19-21).

Sin embargo, la Biblia por sí sola no tiene que usarse para demostrar esta comprensión del matrimonio. El punto de vista bíblico del matrimonio ha sido el entendimiento universal del matrimonio en cada civilización humana en la historia del mundo. La historia argumenta en contra del matrimonio homosexual. La psicología secular moderna reconoce que los hombres y las mujeres están diseñados psicológica y emocionalmente para complementarse entre sí. En cuanto a la familia, los psicólogos sostienen que una unión entre un hombre y una mujer en la que ambos cónyuges sirven como buenos modelos de roles de género es el mejor entorno para criar hijos bien adaptados. La psicología argumenta en contra del matrimonio homosexual.

En naturaleza / físico, claramente, hombres y mujeres fueron diseñados para “encajar” sexualmente. Dado que el propósito "natural" de las relaciones sexuales es la procreación, claramente solo una relación sexual entre un hombre y una mujer puede cumplir este propósito.

En países donde las campañas por los derechos de los homosexuales son generalizadas, algunos pueden oponerse al uso de la palabra "antinatural" para describir el comportamiento homosexual. Sin embargo, ¿no es Dios el árbitro final en lo que respecta a la naturaleza? (Levítico 18:22). La naturaleza argumenta en contra del matrimonio homosexual.

Entonces, si la Biblia, la historia, la psicología y la naturaleza argumentan que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, ¿por qué hay tal controversia hoy? ¿Por qué se etiqueta a quienes se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo como fanáticos odiosos e intolerantes, sin importar cuán respetuosamente se presente la oposición? ¿Por qué el movimiento por los derechos de los homosexuales está presionando tan agresivamente por el matrimonio entre personas del mismo sexo cuando la mayoría de las personas, religiosas y no religiosas, apoyan, o al menos se oponen mucho menos, a que las parejas homosexuales tengan los mismos derechos legales que las parejas casadas con alguna forma de unión civil?

La respuesta, según la Biblia, es que todo el mundo sabe de forma inherente que la homosexualidad es inmoral y antinatural, y la única forma de suprimir este conocimiento inherente es normalizando la homosexualidad y atacando cualquier oposición a ella. La mejor manera de normalizar la homosexualidad es colocando el matrimonio entre personas del mismo sexo en un plano igual al matrimonio tradicional entre personas del sexo opuesto. Romanos 1:18-32 ilustra esto. La verdad se conoce porque Dios la ha aclarado. La verdad es rechazada y reemplazada por una mentira. Luego se promueve la mentira y se suprime y ataca la verdad. La vehemencia y la ira expresada por muchos en el movimiento por los derechos de los homosexuales hacia cualquiera que se oponga a ellos es, de hecho, una indicación de que saben que su posición es indefendible. Tratar de superar una posición débil levantando la voz es el truco más antiguo del libro de debates. Quizás no haya una descripción más precisa de la agenda moderna de los derechos de los homosexuales que Romanos 1:31, "son insensatos, desleales, despiadados y despiadados".

Dar sanción al matrimonio entre personas del mismo sexo sería aprobar el estilo de vida homosexual, que la Biblia condena clara y consistentemente como pecaminoso. Los cristianos deben oponerse firmemente a la idea del matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, existen argumentos sólidos y lógicos contra el matrimonio entre personas del mismo sexo en contextos completamente separados de la Biblia. No es necesario ser un cristiano evangélico para reconocer que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.

Según la Biblia, Dios ordena el matrimonio entre un hombre y una mujer (Génesis 2: 21-24; Mateo 19: 4-6). El matrimonio entre personas del mismo sexo es una perversión de la institución del matrimonio y una ofensa a Dios, quien creó el matrimonio. Como cristianos, no debemos tolerar ni ignorar el pecado. Más bien, debemos compartir el amor de Dios y el perdón de los pecados que está disponible para todos, incluidos los homosexuales, a través de Jesucristo. Debemos hablar la verdad con amor (Efesios 4:15) y luchar por la verdad con “mansedumbre y respeto” (I Pedro 3:1, 3:15). Como cristianos, cuando defendemos la verdad y el resultado son ataques personales, insultos y persecución, debemos recordar las palabras de Jesús: “Si el mundo los odia, recuerden que primero me odió a mí. Si pertenecieras al mundo, te amaría como si fuera suyo. Tal como están las cosas, no perteneces al mundo, pero te he elegido fuera del mundo. Por eso el mundo los odia” (Juan 15:18-19).

No hay un solo versículo en la Biblia que apruebe o apoye el matrimonio entre personas del mismo sexo. Esto es un hecho. Como cristianos, estamos llamados a vivir vidas santas libres de actividades pecaminosas. El problema aquí no es la discriminación en términos de quitarles los derechos a las personas, sino más bien se trata de confirmar y apoyar la definición de Dios del matrimonio. El matrimonio está claramente definido en la Biblia y en la Comunidad como de naturaleza heterosexual. Un hombre y una mujer en una relación amorosa confirmada por votos en una ceremonia pública.

¿Qué piensa Dios sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo? La Biblia nos da una respuesta muy directa y solemne sobre este tema tan controvertido. Es simplemente una cuestión de juntar 3 versículos muy básicos y sólidos de las Escrituras, y luego extrapolar estos tres versículos básicos.

El primer versículo es de Levítico 20:13 donde dice que un hombre no se acostará con otro hombre como lo haría con una mujer, y si lo hace, este acto será considerado una abominación a los ojos de Dios. El segundo versículo es de 1 Corintios 6: 9-11 donde enumera el pecado de la homosexualidad como uno de los pecados específicos que literalmente le impedirá entrar al cielo cuando muera.

Creo que estos dos versículos específicos de la Biblia son la respuesta enfática de Dios sobre este tema. Cuando Dios dice que cualquier tipo de actividad homosexual será considerada una abominación a sus ojos, y luego lo remata diciendo que este tipo de actividad evitará que puedas entrar al cielo. Estas son las dos advertencias más fuertes y estrictas que Dios nos puede dar sobre este tema. En caso de que esté pensando que este era el Antiguo Pacto, piénselo nuevamente, porque el Nuevo Testamento en realidad tiene más Escrituras que condenan las relaciones entre personas del mismo sexo que el Antiguo Testamento.

Cuando Dios usa la palabra “abominación” para describir este pecado específico, está usando la palabra más fuerte e intensa que posiblemente pueda usar para describir lo que realmente piensa acerca de este pecado en particular. Simplemente no hay forma de endulzar lo que dicen estos dos versículos. Ambos son directos y tan sencillos como el día.

El tercer versículo nos dice que Dios no cambia y que es el mismo hoy que ayer. Lo que esto nos dice, sin ninguna otra interpretación posible, es que si Dios pensó que la homosexualidad era una abominación en el Antiguo Testamento, todavía pensará que es una abominación en el Nuevo Testamento.

Simplemente no hay manera de que Dios cambie de opinión sobre este tema desde los tiempos del Antiguo Testamento hasta los tiempos del Nuevo Testamento, especialmente con la Biblia diciéndonos que Dios no cambia, no puede y no cambiará.

Cuando Dios creó la raza humana, creó un hombre y una mujer y luego les dijo que fueran fructíferos y se multiplicaran. Creó a Eva para Adán. En ninguna parte de las Escrituras Dios ordena ni aprueba ningún tipo de relación homosexual entre dos hombres o dos mujeres.

Cuando entendemos estos versículos, podemos concluir que no se necesita ser un genio para ver cuál será la opinión de Dios sobre cualquier tipo de matrimonio entre personas del mismo sexo.

En conclusión, si cualquier tipo de actividad homosexual es una abominación total y absoluta a los ojos de Dios, entonces tratar de legalizar una relación homosexual bajo los motivos sagrados del matrimonio será tan abominable ante sus ojos como cualquier tipo de actividad homosexual fue de antemano.

El sacramento y la institución del matrimonio es algo muy santo, muy sagrado y muy especial a los ojos de Dios. Cualquier homosexual que quiera intentar llevar sus abominables actos un paso más hacia la santa tierra del matrimonio de Dios se está burlando del mismo Dios Todopoderoso. Cualquier cristiano liberal que de esta manera apoye activamente o participe en esta abominación en particular, está pisando terrenos extremadamente peligrosos.

 

WHAT DOES THE BIBLE SAY ABOUT SAME-SEX MARRIAGE?

Romans 1:24-32

I have heard many liberal theologians say that the Bible is out of date and not relevant for today. Since it was written so many years ago, they argue that what was then sin is not sin today. The prevalent thought in the world today they argue is that Christians, the church, and the Bible are out of step with modern attitudes towards homosexuality. Are the liberal theologians correct to say that the Word of God is no longer pertinent to this day and age?  When a theologian’s interpretation of the Bible mirrors popular culture, it is reasonable to be a little suspicious.

Liberal theologians claim that the Bible doesn’t forbid homosexual activity or that its commands aren’t valid for today, but were just a reflection of the culture in which the Bible was written. The Word of God actually talks about whether the Scriptures are constrained by times and cultures. God tells us that His Word abides forever and that “heaven and earth will pass away but His words will never pass away” (Matt 24:35).

Many view homosexuality as nothing more than an alternative lifestyle. Attitudes about homosexuality may differ from one generation to another or from one land to another. But Christians aren’t “carried hither and thither by every wind of teaching.” (Ephesians 4:14) Instead, they adhere to the biblical view.

The Gay movement continues to grow in force and number, and they are now demanding that their homosexual relationships be formally legalized as real marriage unions. As a result, many liberal-minded Christians are now supporting this legalization, thinking that God has no problems with this union; much less have any problems with homosexuality in general.

The controversy over this issue is not restricted to religion. Internationally, heated political debates are raging, since the social, political, and economic implications involving pensions, joint health care, and taxes are great. Issues involving civil rights and legal recognition are often very complicated and divide public opinion. True Christians are careful to maintain neutrality by avoiding political debates. Still, some who believe in the Bible find themselves confused regarding the subject of same-sex marriage and homosexuality. As Christians, the only thing that should matter to us is what God thinks about this issue not what the politicians think, not what some of the liberal media thinks, and not what the world in general thinks.

The basic argument of the liberal theologians is that the Bible is silent on the question of same sex marriage. It doesn’t directly use the words, ‘two people of the same gender can’t marry’, and therefore God must approve of same-sex marriage. “The Bible never condemns same-sex marriage, partly because it simply does not address the issue directly,” they say. I’m sure we can think of many issues that the Bible doesn’t specifically condemn, but to turn around and conclude that those actions are God-approved is simply ridiculous. 

While the Bible does address homosexuality, it does not explicitly mention same-sex marriage. It is clear, however, that the Bible condemns homosexuality as an immoral and unnatural sin. Leviticus 8:22 identifies homosexual sex as an abomination, a detestable sin. Romans 1:26-27 declares homosexual desires and actions to be shameful, unnatural, lustful, and indecent. I Corinthians 6:9 states that homosexuals are unrighteous and will not inherit the kingdom of God. Since both homosexual desires and actions are condemned in the Bible, it is clear that homosexuals “marrying” is not God’s will, and would be, in fact, sinful.

The Bible is clear: God does not approve of or condone homosexual practices. He also disapproves of people who “consent with those practicing them.” (Romans 1:32) And “marriage” cannot give homosexuality a cloak of respectability. God’s direction that “marriage be honorable among all” precludes homosexual unions, which he considers detestable.​ (Hebrews 13:4)

God established rules governing marriage long before governments began regulating the institution. Whenever the Bible mentions marriage, it is between a male and a female. The first mention of marriage, Genesis 2:24, describes it as a man leaving his parents and being united to his wife. The Hebrew word “wife,” according to Vine’s Expository Dictionary of Biblical Words, “connotes one who is a female human being.” 

The Bible makes it clear that God designed sex to be engaged in only between a male and a female and only within the arrangement of marriage. (Genesis 1:27, 28; Leviticus 18:22; Proverbs 5:18, 19) When the Bible condemns fornication, it is referring to both homosexual and heterosexual conduct. (Galatians 5:19-21).

The Bible alone, however, does not have to be used to demonstrate this understanding of marriage. The biblical viewpoint of marriage has been the universal understanding of marriage in every human civilization in world history. History argues against gay marriage. Modern secular psychology recognizes that men and women are psychologically and emotionally designed to complement one another. Regarding the family, psychologists contend that a union between a man and woman in which both spouses serve as good gender role models is the best environment in which to raise well-adjusted children. Psychology argues against gay marriage.

In nature/physicality, clearly, men and women were designed to “fit” together sexually. With the “natural” purpose of sexual intercourse being procreation, clearly, only a sexual relationship between a man and a woman can fulfill this purpose.

In countries where homosexual rights campaigns are pervasive, some may object to using the word “unnatural” to describe homosexual behavior. However, is not God the final arbiter when it comes to nature? (Leviticus 18:22). Nature argues against gay marriage.

So, if the Bible, history, psychology, and nature all argue for marriage being between a man and a woman why is there such a controversy today? Why are those who are opposed to same-sex marriage labeled as hateful, intolerant bigots, no matter how respectfully the opposition is presented? Why is the gay rights movement so aggressively pushing for same-sex marriage when most people, religious and non-religious, are supportive of or at least far less opposed to gay couples having all the same legal rights as married couples with some form of civil union?

The answer, according to the Bible, is that everyone inherently knows that homosexuality is immoral and unnatural, and the only way to suppress this inherent knowledge is by normalizing homosexuality and attacking any and all opposition to it. The best way to normalize homosexuality is by placing same-sex marriage on an equal plane with traditional opposite-gender marriage. Romans 1:18-32 illustrates this. The truth is known because God has made it plain. The truth is rejected and replaced with a lie. The lie is then promoted and the truth suppressed and attacked. The vehemence and anger expressed by many in the gay rights movement to any who oppose them is, in fact, an indication that they know their position is indefensible. Trying to overcome a weak position by raising your voice is the oldest trick in the debating book. There is perhaps no more accurate description of the modern gay rights agenda than Romans 1:31, “they are senseless, faithless, heartless, and ruthless.”

To give sanction to same-sex marriage would be to approve of the homosexual lifestyle, which the Bible clearly and consistently condemns as sinful. Christians should stand firmly against the idea of same-sex marriage. Further, there are strong and logical arguments against same-sex marriage from contexts completely separated from the Bible. One does not have to be an evangelical Christian to recognize that marriage is between a man and a woman.

According to the Bible, marriage is ordained by God to be between a man and a woman (Genesis 2:21-24; Matthew 19:4-6). Same-sex marriage is a perversion of the institution of marriage and an offense to God who created marriage. As Christians, we are not to condone or ignore sin. Rather, we are to share the love of God and the forgiveness of sins that is available to all, including homosexuals, through Jesus Christ. We are to speak the truth in love (Ephesians 4:15) and contend for truth with “gentleness and respect” (I Peter 3:1, 3:15). As Christians, when we make a stand for truth and the result is personal attacks, insults, and persecution, we should remember the words of Jesus: “If the world hates you, keep in mind that it hated me first. If you belonged to the world, it would love you as its own. As it is, you do not belong to the world, but I have chosen you out of the world. That is why the world hates you” (John 15:18-19).

There is not one verse in the Bible that condones or supports same-sex marriage. This is a fact. As Christians, we are called to live Holy lives free from sinful activities. The issue here is not discrimination in terms of taking people's rights away but rather it is about confirming and supporting God's definition of marriage. Marriage is clearly defined in the Bible and in the Community as Heterosexual in nature, a male and a female in a loving relationship confirmed by vows at a public ceremony.

What does God think about same-sex marriages? The Bible gives us a very direct and solemn answer on this very controversial issue. It simply is a matter of putting together 3 very basic and solid verses from Scripture, and then extrapolating off these three basic verses.

The first verse is from Leviticus 20:13 where it says that a man shall not lie with another man as he would with a woman, and if he does, this act will be considered an abomination in the eyes of God. The second verse is from 1 Corinthians 6:9-11  where it lists the sin of homosexuality as one of the specific sins that will literally keep you from being able to enter into heaven when you die.

I believe these two specific verses from the Bible are God’s emphatic answer on this issue. When God says that any kind of homosexual activity will be considered an abomination in His sight and then tops it off by saying that this kind of activity will prevent you from being able to enter into heaven. These are the two strongest and strictest warnings that God can possibly give us on this one topic. In case you are thinking that this was the Old Covenant, think again, for the New Testament actually has more Scriptures condemning same-sex relationships than the Old Testament does.

When God uses the word “abomination” to describe this specific sin He is using the strongest and most intense word that He can possibly use to describe what He really thinks about this particular sin. There is simply no way to sugarcoat what these two verses are saying. They are both direct and as plain as day.

The third verse tells us that God does not change and that He is the same today as He was yesterday. What this tells us, without any other possible interpretation is that if God thought homosexuality was an abomination in the Old Testament than He will still think that it is an abomination in the New Testament.

There is simply no way that God is going to change His mind on this issue from Old Testament times to New Testament times especially with the Bible telling us that God does not, cannot, and will not change!

When God created the human race, He created one man and one woman and then told them to be fruitful and multiply. He created Eve for Adam. Nowhere in Scripture does God ever ordain or approve of any type of homosexual relationship between two men or two women.

When we understand these verses we can conclude that it does not take a rocket scientist to see what God’s opinion is going to be on any type of same-sex marriage.

In conclusion, if any type of homosexual activity is a complete and utter abomination in the eyes of God than trying to legalize a homosexual relationship under the holy grounds of marriage is going to be just as much of an abomination in His sight as any type of homosexual activity was beforehand.

The sacrament and institution of marriage is something very holy, very sacred, and very special in the eyes of God. Any homosexual who wants to try and take their abominable acts one step further into God’s holy ground of matrimony is mocking God Almighty Himself. Any liberal Christian who is thus actively supporting or engaging in this particular abomination is treading on extremely dangerous grounds.