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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Monday, January 30, 2017

¿DONDE ESTA SU TESORO?



“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6:19-21

“Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” Lucas 12:13-21

Cuando piensa de toda la ansiedad, congoja, tensión y daño físico que viene como un resultado directo de nuestra búsqueda frenética de las posesiones, uno tiene que admitir que parece de hecho como que si el dinero es la cosa más importante en el mundo. Argumentos sobre el dinero son la causa primaria de tensión matrimonial entre parejas. Los periódicos cuentan de gente quien se mata el uno al otro sobre el dinero y cosas, para decir nada de esos quien literalmente se están matando ellos mismos en su búsqueda frenética de logros y la acumulación.

Es una inclinación natural en la mayoría de nosotros de conseguir cosas, rodearnos con posesiones materiales. ¡Si solo tuviera una casa mejor, un sueldo mejor, un carro mejor, que mejor fuera la vida! ¡Quizás! Pero no hay ninguna garantía. porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”  Cuántos de nosotros no hemos dicho en un tiempo u otro, “Si nomás tuviere un millón de dólares, yo compraría esto y eso, o hiciera esto y aquello.” El aspecto duro del dinero y las posesiones materiales es que necesitamos una cierta cantidad de ellos para vivir. Nuestras posesiones enriquecen nuestras vidas en maneras innumerables. Pero, como hemos notado, nuestras posesiones también pueden hacernos miserables. ¿Qué es lo que hace la diferencia? Esa es la pregunta detrás de la escritura de hoy, acerca de las posesiones.

Si trazaremos la vida humana, notando las preocupaciones predominantes a cada etapa en la peregrinación de la vida, la preocupación sobre posesiones materiales marcaría cada paso a lo largo del camino. El adolescente, en un intento desesperado de ser aceptado como uno del grupo, compra zapatos especiales y ropa que son “De moda”. La calidad no es la meta en estas compras. La cosa principal es comprar cosas que aseguraran la popularidad. A una edad temprana, venimos a asociar las posesiones como la manera de ganar amigos y lograr un sentido de bienestar personal. El colegiante, que a menudo critica a sus padres por sus preocupaciones con la casa, carro, trabajo y el prestigio, anhela un carro nuevo, el mejor estéreo para su dormitorio. El “se quema las cejas” con esperanzas de lograra mejores grados para que después pueda conseguir un trabajo que paga bien que renda un ingreso suficiente para satisfacer sus expectativas.
La pareja quien descuida sus hijos para realizar cada deseo material posible para ellos. Ellos están llenos de ansiedad sobre el futuro de una vida de acumulación. ¿Es vida esto?

Un hombre viene a Jesús y le pide que resuelva una disputa sobre una herencia. Pero Jesús no se envuelve en la disputa de esta familia sobre el dinero. En cambio, Él usa esta ocasión para advertir a todo mundo, Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Mirad que los deseos vanos de hoy no llegan a ser las necesidades de mañana. Mirad que las cosas sin valor en la vida no excluyen las cosas que valen la pena en la vida. Eso es frecuentemente la manera que es con el dinero.

Aquí tenemos a dos hermanos que han llegado a ser alienados el uno del otro sobre una herencia. ¿Ha conocido alguna familia que le ha sucedido esto? Alguien, una vez me dijo, “La mejor cosa que los padres puede hacer para sus hijos es gastar todo su dinero mientras viven y no dejar nada para que la familia no se destruya después en una disputa sobre la herencia.” ¡Que triste ver una familia dividido sobre posesiones! ¡Qué triste es ver una vida corrompida o destruida en búsqueda de la abundancia de algo que, mientras es importante, no puede exclusivamente conducir a una vida abundante!

Aquí está un hombre quien podemos llamar la personificación del éxito. El ha levantado su negocio de la nada a una aventura prospera. El ocupa un lugar en la directiva de dos corporaciones y sirve como un síndico de una universidad grande. Le pudiéramos llamar un ciudadano ejemplar. Pero Dios podría llamarle a este excelente, persona prospera un necio, un hombre quien pensaba que tenía tanto, pero en realidad tenía nada. Todos sus logros financieros, sus graneros llenos, sus acciones y bonos, sus cuentas bancarias, ¿de qué le sirven ahora que el ángel de la muerte le llama y respira su último? Este hombre quien en los ojos del mundo aparece tan sabio es en la realidad muy tonto. El, alocadamente pensó que sus riquezas le podían escudar de la muerte. “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”

Ponemos nuestro dinero en un plan de retiro para asegurarnos contra problemas cuando lleguemos a ser ancianos. Instalamos un sistema de alarma contra ladrones para proteger nuestras posesiones. Construimos casas grandes, graneros más grandes, y cuentas más grandes de ahorros.  Les pasamos cosas a nuestros herederos para que ellos también puedan construir graneros más grandes, cuentas más grandes de ahorros. Pero, cuando la muerte nos llama, ¿qué entonces? “¿y lo que has provisto, de quién será?  

Considerad los lirios, dijo Jesús. Vea su belleza, su exuberancia. Aun, ¿qué han hecho para merecer su belleza? Su gloria viene como un regalo de Dios. “No temáis,” dice Jesús. Pero esto es más fácil decir qué hacer. La ansiedad sobre las cosas materiales es una fuente principal de problemas emocionales y físicos de salud. A veces nuestra ansiedad es relacionada con temores sobre proveer por las necesidades básicas de la vida. A menudo está relacionado con temor sobre obtener cosas que no son en ninguna manera necesarios para nuestra supervivencia.

Recientemente, se tomo una encuesta y se les preguntó a la gente, “¿Está usted más feliz hoy que era hace diez años?” ¿Por qué es que la gente no se siente más feliz y más financieramente prósperos? La razón se debe a lo que se llama “El fenómeno nivel de adaptación.” Esto significa que nuestros niveles de expectativa en la vida se adaptan a nuestros niveles de logro. Simplemente dicho, entre más tenemos, más queremos. Nuestros ingresos pueden haber subido. Pero nuestro ingreso nunca sube tan rápido como nuestras expectativas. Con razón, que mientras intentamos “hacernos tesoros,” estamos condenados a la infelicidad perpetua. Nunca podemos conseguir lo suficiente que queremos. Podemos conseguir lo que necesitamos, pero lo que nosotros queremos es otra cosa. Si Dios les da a los lirios del campo lo que necesitan, estas plantas frágiles “que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno,” ¿cuánto más a nosotros, suplirá Dios nuestras necesidades? Pero, nuestros deseos, no nuestras necesidades, es nuestro gran problema.

Mientras Jesús tal vez no tuvo posesiones propias, Él sabía el poder que las cosas materiales podían tener sobre la gente. “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” La chequera de una persona nos puede decir mucho de su corazón como cualquier otra cosa. Jesús no tuvo ilusiones sobre la naturaleza humana. Él supo que nuestros corazones tienden a estar dondequiera que este nuestro dinero.

“No os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.” No permitas que la búsqueda de posesiones materiales se vuelva en una obsesión. No dejes que su vida sea consumida con una pasión para las cosas que no satisfacen finalmente. ¿Por qué habló Jesús tanto sobre posesiones materiales? Porque reconocía la locura y la desilusión que viene a esos quién confían en las “cosas” más que en Él. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25-34).   


WHERE IS YOUR TREASURE?

 

Lay not up for yourselves treasures upon earth, where moth and rust doth corrupt, and where thieves break through and steal: But lay up for yourselves treasures in heaven, where neither moth nor rust doth corrupt, and where thieves do not break through nor steal: For where your treasure is, there will your heart be also.” (Matt. 6:19-21)

“And one of the company said unto him, Master, speak to my brother, that he divide the inheritance with me. And he said unto him, Man, who made me a judge or a divider over you? And he said unto them, Take heed, and beware of covetousness: for a man’s life does not consist in the abundance of the things which he possess. And he spoke a parable unto them, saying, The fields of a certain rich man brought forth plentifully: And he thought within himself, saying, What shall I do, because I have no room where to bestow my fruits? And he said, This will I do: I will pull down my barns, and build greater; and there will I bestow all my fruits and my goods. And I will say to my soul, Soul, thou hast much goods laid up for many years; take your ease, eat, drink, and be merry. But God said unto him, Thou fool, this night thy soul shall be required of thee: then whose shall those things be, which thou hast provided? So is he that lays up treasure for himself, and is not rich toward God.” (Luke 12:13-21)

When you think of all the anxiety, grief, stress, and physical harm that come as a direct result of our frantic pursuit for possessions, one must agree that it does indeed seem as if money is the most important thing in the world. Arguments about money are the primary cause of marital stress among couples. The newspapers tell of people who kill one another over money and things, to say nothing of those who are literally killing themselves in their frantic pursuit of achievement and accumulation.

It is a natural inclination in most of us to get things, to surround ourselves with material possessions. If only I had a better house, a better salary, a better car, how much better life would be! Perhaps! But there is no guarantee. Jesus said, “A man’s life does not consist in the abundance of his possessions.” How many of us have said at one time or another, “If I only had a million dollars, I would buy this and that, or do this and that. The tough aspect of money and material possessions is that we need a certain amount of them in order to live. Our possessions enrich our lives in countless ways. But, as we have noted, our possessions can also make us miserable. What makes the difference? That is the question behind today’s scripture concerning possessions.

If we were to chart human life, noticing the predominant concerns at each stage in life’s pilgrimage, concern about material possessions would mark each step along the way. The teenager, in a desperate attempt to be accepted as one of the crowd, buys special shoes and clothes which are “in” at the moment. Quality is not the goal in these purchases. The main thing is to buy things that will ensure popularity. At an early age, we come to associate possessions as the way to win friends and to achieve a sense of personal well-being.

The college student, while sometimes putting down his parents’ preoccupation with house, car, job and prestige, longs for the best car, the best stereo in the dorm. He “burns the midnight oil,” in hopes of getting good grades to get a high paying job that will yield a sufficient income to meet his expectations. The couple who neglect their children in order to fulfill every possible material desire for their children. They are filled with anxiety over the future of a lifetime of accumulation. Is this life?

A man comes to Jesus and asks him to settle an inheritance dispute. But Jesus doesn’t get involved in the brothers squabble over the money. Instead, he uses this as an occasion to warn everyone, “Take heed, and beware of all covetousness, for man’s life does not consist in the abundance of his possessions.” Take heed lest today’s vain desires become tomorrow’s necessities. Take heed lest the worthless things in life crowd out the worthwhile things in life. That’s often the way it is with money.

Here we have two brothers who have become alienated from each other over an inheritance. Have you ever known that to happen in a family? Someone once told me, “The best thing a parent can do for his or her children is to spend all the money while they are alive and leave nothing so that the family will not be destroyed later in a dispute over the inheritance.” How sad to see a family torn apart over possessions! How sad to see a life corrupted or destroyed in pursuit of the abundance of something which, while important, cannot alone lead to an abundant life!

Here is a man whom we might call the epitome of success “the American way.” He has built his business up from nothing into a thriving, prosperous venture. He sits on the boards of two corporations and serves as a trustee at a major university. We would call him a model citizen. But god might call this fine, prosperous person a fool, a man who thought he had so much but in reality had nothing. All his financial achievements, his full barns, his stocks and bonds, his bank accounts, what good do they do him as the angel of death calls him and he breathes his last? This man who in the eyes of the world appears so wise is in reality very foolish. He foolishly thought that his wealth could shield him from death. “So is he who lays up treasure for himself, and is not rich toward God”

We put our money in an IRA to insure against problems when we grow old. We install a burglar alarm system to protect our possessions. We build bigger houses, bigger warehouses, and bigger savings accounts. We pass things along to our heirs so they can build even bigger barns, bigger savings accounts. But, when death calls us, what then? “And the things you have prepared, whose will they be?”

Consider the lilies, says Jesus. See their beauty, their luxuriance, yet what have they done to earn their beauty? Their glory comes as a gift from God. “Fear not,” Jesus says. But, this is easier said than done. Anxiety over our material things is a major source of emotional and physical health problems. Sometimes our anxiety is related to fears about providing for the basic necessities of life. Often it is related to fears over obtaining things that are in no way necessary for our survival.

Recently, Americans were asked by public opinion researchers, “Are you happier today than you were ten years ago?” Why don’t people feel happier and more financially prosperous? The reason is what is called the “adaptation level phenomenon.” This means that our levels of expectation in life adapt to our levels of achievement. Simply stated, the more we have, the more we want. Our incomes may have risen. But our income never rises as fast as our expectations. No wonder that as we attempt to “layup treasure” for ourselves, we are doomed to perpetual unhappiness. We can never get as much as we want. We may get what we need, but what we want is another matter. If God gives the lilies of the field what they need, these fragile plants which are “alive in the field today and tomorrow are thrown into the oven” how much more will God supply our needs? But our wants, not our needs, are our big problem.

While Jesus may not have had possessions of his own, He knew the power that material things can exercise over people: “For where your treasure is, there will your heart be also.” A person’s checkbook can tell us as much as anything else about their heart. Jesus had no delusions about human nature. He knew that our hearts tend to be wherever our money is.

Do not be overly concerned about what you are to eat and drink. Do not let the pursuit of material possessions become an obsession. Don’t let your life be consumed by a passion for things that do not ultimately satisfy.  Why did Jesus talk so much about material possessions? Because He recognized the foolishness and disappointment that come to those who trust in “things” rather than in Him. “Seek first the kingdom of God, and his righteousness and He will take care of the rest (Matthew 6:25-34).


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Tuesday, January 24, 2017

¿QUÉ ES LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS?


“Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios.” (Marcos 12:28-34)

Es en el área de lo que Dios espera de nosotros que habido uno de los más grandes áreas de diferencias de opinión entre varias perspectivas religiosas a través de los tiempos. Antes que el Judaísmo llegó a ser prominente, la mayoría de las religiones en el mundo antiguo no proclamaron lo que los dioses tuvieron expectativas morales de la gente. La expectativa principal era que la gente les pagaría homenaje con sacrificios. En el caso de los dioses Griegos muchos de ellos se comportaban de maneras que aun ellos estaban lejos de la moral, aun teniendo amoríos sexuales con mortales. Ellos también frecuentemente se ocupaban en actos de decepción el uno contra el otro. Los dioses egipcios mostraron características similares. Las diosas Cananitas de fertilidad eran adoradas por allegarse a las prostitutas de culto y tener sexo con ellas. Era en este contexto que el Judaísmo proclamó un Dios quien exigía fidelidad, honestidad y integridad sexual. ¡Esto era una manera radical de pensar para este tiempo!

LOS DIFERENTES PUNTOS DE VISTA DE HOY

Esta diferencia persiste hoy. Algunos pensamientos de la Edad Nueva nos volvería a estas perspectivas primitivas donde Dios es visto como demandando poco de la gente éticamente. Muchos de la fe islámica cree que Dios espera que sus seguidores se envuelvan en “guerras santas,” mientras que hay algunos en la iglesia Cristiana que dicen que Dios espera que seamos pacifistas. Ciertamente, aun dentro de la misma  iglesia cristiana ha habido una variedad de perspectivas sobre lo que Dios espera de nosotros en las áreas del cuidado personal (fumando, bebiendo, puntos sociales {el aborto, la guerra, pena de muerte}).

DIOS SE HA REVELADO 

Dios se ha revelado a nosotros en la Biblia para mostrarnos como Él es y también para  dejarnos saber lo que Él espera de nosotros. En el Antiguo Testamento, había un gran énfasis en proclamar lo que Dios esperaba mediante listas largas de reglas y regulaciones, cosas que hacer y acciones para evitar. A través del tiempo estas listas se hicieron más largas y más complicadas, por las interpretaciones de varios rabinos. Debido a esto, declaraciones mas concisas de lo que Dios esperaba tuvieron grade atracción. Se pueden encontrar tales declaraciones en ambos el Antiguo y Nuevo Testamentos (Miqueas 6:6-8; Santiago 1:27). En este pasaje, Jesús da el resumen mas importante de lo que espera de nosotros. Por mirar este pasaje podemos mejor evaluar lo que otros dicen de las expectativas de Dios en cuanto a nosotros.

Una de las conexiones mas consistentes hechos en el Nuevo Testamento es la conexión entre el amor de Dios y amar la gente alrededor de nosotros. Aquí, Jesús nos dice que el amar a Dios y amar a nuestro prójimo son los dos mas grandes mandamientos. En una historia en el Evangelios según San Mateo que es similar a esta, Jesús dice adicionalmente, “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mateo 22:40). Entonces en San Mateo 25, enseña lo que se puede pensar como el resultado de esta enseñanza, que mostrando amor a “uno de los menos” de las personas en necesidad alrededor de nosotros es igual que mostrar amor a Él (Mateo 25:31-46).  El apóstol Juan nos dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (I Juan 4:20)  Santiago nos dice que es inconsecuente que la misma boca bendiga a Dios y maldecid las personas alrededor de nosotros quien han sido hecho en Su imagen (Santiago 3:9). Lo que dice todo esto es que la persona religiosa de corazón frió, con la Biblia en la mano y un ceño en la cara, buscando a personas para juzgar y condenar, es claramente contrario a lo que Dios espera de nosotros.

La respuesta de Jesús comienza con el Shema (v-29) que esencialmente declara que el Señor es uno. Mientras esta declaración se parecería a una declaración teológica con poco que decirnos sobre lo que Dios espera de nosotros, no obstante tiene implicaciones. En el tiempo antes que el monoteísmo de Israel ganará una posición estable, se creía que cada nación tenía su propio dios por separado. El dios o dioses de una nación cuidaba la gente de esa nación contra la gente de otra nación, y si había un conflicto, el dios o dioses más fuerte ganaría. Este politeísmo por lo tanto era parte de la división entre la gente. Pero declarar que Dios es verdaderamente uno es también declarar que Dios es el Señor de todos nosotros. Eso significa que necesitamos tratarnos el uno al otro como hijos del mismo Dios, como familia.

Jesús entonces continúa y da lo que Él considero ser el más grande mandamiento: Que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Eso quiere decir, ¡con todo que somos! Esto es un amor que va más allá de servicio de labios. Cuando todo las atracciones que el mundo tiene que ofrecer pelean por primer lugar en nuestro corazón, necesitamos aclara que ese lugar está reservado solo para Dios. Cuando personas tratan de usar argumentos intelectuales para crear duda y convertirnos en escépticos, necesitamos amar a Dios con todo nuestra mente. Cuando hemos corriendo aquí, allí y por todas partes hasta que nos agotamos, pero entonces nos convencimos que Dios nos está llamando para hacer una cosa mas, necesitamos amar a Dios con toda nuestras fuerzas.

El mandamiento de amar a Dios de esta manera es inclusivo de varios mandamientos del Antiguo Testamento. La persona que ama a Dios no pondrá nada o nadie sobre Él (Ex. 204-6); ni se referirá a Dios en una manera irrespetuosa (Ex. 20:7). Amando a Dios también significa apartando un tiempo específico de cada semana para adorarle y alabarle (Ex. 20:8-11).

El segundo mandamiento más importante de Jesús era que amaremos nuestro prójimo como nosotros mismos. Aquí  es significativo señalar que este mandamiento asuma que una persona se ama a sí misma. Sin embargo, esto no siempre es el caso. Algunas personas fueron criadas por padres o guardianes que nunca tenían algo bueno que decir de ellos, y en el proceso desarrollaron una opinión muy negativa de ellos mismos. Tales personas tienen un tiempo muy difícil amando a otros también. Como un ejemplo de esto, muchos asesinos sicópatas que son capturados quieren morir. La falta de valor que le ponen a las vidas de otros ha resultado de su falta de valorizar su propia vida. Lo que Dios nos llama hacer es valorizar cada vida que Dios ha creado como preciosa más allá de comparación, si esa vida es nuestra o de alguien más. Este respecto a la vida se basa en el primer mandamiento, el mandamiento de amar a Dios. Somos creación de Dios, obra de arte de Él. Amamos a Dios por atesorar Sus obras de arte.

La idea de que debemos amarnos a nosotros mismos origina con la  teología temprana Cristiana. La teología temprana Cristiana declaro que hay cuatro etapas de madurez cristiana. El primero es “amor de uno mismo por causa de uno mismo.” Este es la etapa donde la mayoría de la gente se encuentran, donde ellos están al centro de sus vidas, y su interés no alcanza mas allá de ellos mismos. La segunda etapa es “el amor a Dios por la causa de uno mismo.” Esta es la etapa donde muchos se permanecen, donde ellos aman a Dios porque creen que les beneficiara. Los llevara al cielo y le ayudará evitar el infierno. Este no es una etapa mala. Es donde muchos de nosotros comenzamos nuestra vida cristiana. Aún, no es la etapa más alta, tampoco. La tercera etapa es “amor a Dios por la causa de Dios.” Este es donde amamos a Dios, no simplemente por lo que Él puede hacer por nosotros, pero porque Dios sobre todo es digno de amor. Y aún, tan alto que sea esta etapa, hay una etapa más allá de esta. Esta última etapa es “amor de uno mismo por causa de Dios.” Esta etapa es encontrando un amor nuevo para nosotros mismos porque fuimos hechos por Dios como Su mas grande creación. Una vez que nos amemos, entonces debemos tener un amor igual para esos alrededor de nosotros, atesorándolos también como obras de arte de Dios.

Así como el mandamiento de amar a Dios es inclusivo de varios mandamientos, aún el mandamiento de amar nuestro prójimo como nosotros mismos resume e incluye una variedad de mandamientos también. Personas quien verdaderamente aman su prójimo honrará a su familia y sobre todo los padres que los criaron (Ex. 20:12). No asesinaran o harán actos de violencia (Ex. 20:13) o violaran su compromiso sexual a su cónyuge (Ex. 20:14), o tomaran lo que pertenece a su prójimo (Ex. 20:15), o mentir a su prójimo (Ex. 20:16), o resentirse por las bendiciones de su prójimo (Ex. 20:17). La gente hará estas cosas, no porque han estado meticulosamente siguiendo una lista de reglas, pero porque es la naturaleza del amor.

Si decimos que Dios espera que le amemos a Él y a nuestro prójimo, ¿Qué sucederá cuando faltamos en hacerlo? ¿Qué pasa a esos días cuando parece que todo va mal y estamos en un genio malhumorado y antes de que pensemos de ello estamos hablando palabras ásperas y duras a las personas que debemos amar? ¿Nos rechazara Dios entonces por nuestro fracaso? A pensar eso, pasamos por alto un factor muy importante en nuestra situación, que Dios es Él mismo la esencia de amor (I Juan 4:8). Si no pensamos que es muy amoroso saltar encima de alguien por cada fracaso, ¿Porque lo haría Dios, quien es la esencia de amor? Mas bien, Él ha provisto por nuestros fracasazo por amarnos y muriendo por nuestros para pagar la pena por nuestros fracasos morales.

Aprendiendo a amar significa aprender algunas cosas concretas que podemos hacer para expresar ese amor, ambos a Dios y a las personas alrededor de nosotros. No es suficiente sólo amar en el abstracto. Usted debe mostrar su amor para sus prójimos no solamente con palabras pero con hechos.


WHAT DOES GOD EXPECT OF US?


 “And one of the scribes came, and having heard them reasoning together, and perceiving that he had answered them well, asked him, Which is the first commandment of all? And Jesus answered him, The first of all the commandments is, Hear, O Israel; The Lord our God is one Lord: And thou shalt love the Lord thy God with all thy heart, and with all thy soul, and with all thy mind, and with all thy strength: this is the first commandment. And the second is like, namely this, Thou shalt love thy neighbour as thyself. There is none other commandment greater than these. And the scribe said unto him, Well, Master, thou hast said the truth: for there is one God; and there is none other but he: And to love him with all the heart, and with all the understanding, and with all the soul, and with all the strength, and to love his neighbour as himself, is more than all whole burnt offerings and sacrifices. And when Jesus saw that he answered discreetly, he said unto him, Thou art not far from the kingdom of God.” (Mark 12:28-34)

It is in the area of what God expects of us that there has been one of the greatest areas of differences of opinion between various religious perspectives down through time. Before Judaism became prominent, most religions in the ancient world did not proclaim that the gods had moral expectations of people. The main expectation was that people would pay them homage with sacrifices. In the case of the Greek gods many of them behaved in ways that were far from moral themselves, even having sexual affairs with mortals. They also were often engaged in acts of deception against each other. Egyptian gods showed similar characteristics. The Canaanite fertility goddesses were worshipped by going in to cult prostitutes and having sex with them. It was in this context that Judaism proclaimed a God who demanded sexual fidelity, honesty and integrity. This was radical thinking for the time!

TODAY’S DIFFERENT VIEWS

This difference persists today. Some New Age thinking would return us to these primitive perspectives where God is seen as demanding little of people ethically. Many of the Islamic faith believe that God expects his followers to be involved in “holy wars,” while there are some in the Christian church that say that God expects us to be pacifists. Certainly, even within the Christian church itself there have been a variety of perspectives on what God expects of us in the areas of personal care (smoking, drinking, social issues {abortion, war, death penalty}).

GOD HAS REVEALED HIMSELF

God has revealed himself to us in the Bible both to show what He is like and to let us know what He expects of us. In the Old Testament, there was a greater emphasis on proclaiming what God expects through long lists of rules and regulations, things to do and actions to avoid. Over time these lists got longer and more complicated, through the interpretations of various rabbis. Because of that, concise summary statements of what God expects had great appeal. Such statements can be found in both the Old and New testaments (Micah 6:6-8; James 1:27). In this passage, Jesus gives the most important summary of what He expects of us. By looking at this passage we can better evaluate what others say about God’s expectations of us.

One of the most consistent links made in the New Testament is the link between loving God and loving people around us. Here Jesus tells us that to love God and to love our neighbors are the two greatest commandments. In a story in Matthew’s gospel that is similar to this one, Jesus further says, “On these two commandments hang all the law and the prophets.” (Matt.22:40). Then in Matthew 25, He teaches what could be thought of as a result of this teaching, that showing love to “one of the least” of the people in need around us is the same as showing love to Him (Matt. 25:31-46). John tells us in I John 4:20, “If a man say, I love God, and hateth his brother, he is a liar: for he that loveth not his brother whom he hath seen, how can he love God whom he hath not seen?” James tells us that it is inconsistent for the same mouth to bless God and curse the people around us who were made in His image (James 3:9). What all of this says is that the cold-hearted religious person, with Bible in hand and scowl on face, looking for people to judge and condemn, is clearly counter to what God expects of us.

Jesus’ response begins with the “Shema,” (v.29) which essentially declares that the Lord is one. While this statement may look like a theological statement with little to say about what God expects of us, it nevertheless has implications. In the time before Israel’s mono-theism gained a foothold, it was thought that each nation had its own separate god. A nation’s god or gods would care for the people of that nation against people of other nations, and if there was a conflict, the strongest god or gods would win. This poly-theism was hence part of the division between people. But to declare that God is truly one is to also declare that God is the Lord of us all. That means we need to treat each other as children of the same God, as family.

Jesus then goes on to give what He considered to be the greatest commandment: That we must love God with all our heart, soul, mind and strength. That means, with all we are! This is a love that goes far beyond lip service. When all the attractions that the world has to offer are fighting for first place in our heart, we need to make it clear that that place goes to God alone. When people try to use intellectual arguments to create doubt and turn us into skeptics, we need to love God with all our mind. When we have been running here, there and everywhere until we are exhausted, but then we become convinced that God is calling us to do one more thing, we need to love God with all our strength.

The command to love God in this way is inclusive of several Old Testament commands. The person who loves God will not put anything or anyone else above Him (Ex. 20:4-6); nor will they refer to God in a disrespectful way (Ex. 20:7), Loving God also means setting aside time each week to worship and praise Him (Ex. 20:8-11).

Jesus’ second most important command was that we love our neighbor as ourself. Here it is significant to point out that this command assumes that a person will love himself. That is not always the case, however. Some people were brought up by parents or guardians who never had anything good to say about them, and in the process they developed a very negative view of themselves. Such people have a very difficult time loving others as well. As an example of this, many psychotic killers who are caught want to die. The lack of value they place on the lives of others has come out of their lack of valuing their own life. What God calls us to do is to value each life, God has created, as precious beyond compare, whether that life is our own or someone else’s. This respect for life is based on the first commandment, the commandment to love God. We are God’s creations, God’s works of art. We love God by treasuring His works of art.

The idea that we must love ourselves goes back to early Christian theology. Early Christian theology stated that there are four stages of Christian maturity. The first is “love of self for self’s sake.” This is the stage where most people are, where they are at the center of their lives, and their concern does not reach far beyond themselves. The second stage is “the love of God for self’s sake.” This is a stage where many remain, where they love God because they believe it will benefit them. It will get them into heaven and help them avoid hell. This isn’t a bad stage. Its where many of us begin our Christian life. Still, it isn’t the highest stage, either. The third stage is “love of God for God’s sake.” This is where we love God, not just for what He can do for us, but because God above all else is worthy of love. And yet, as high as this stage is, there is a stage beyond this one. This last stage is “love of self for God’s sake.” This stage is finding a new love for ourselves because we were made by God as God’s greatest creation. Once we love ourselves, then we must have an equal love for those around us, treasuring them also as God’s works of art.

Even as the command to love God is inclusive of several commandments, so the command to love our neighbor as ourselves summarizes and includes a variety of commandments as well. People who truly love their neighbor will honor their family and especially the parents who nurtured them (Ex. 20:12). They will not murder or do acts of violence (Ex. 20:13), or violate their sexual commitment to their spouse (Ex. 20:14), or take what belongs to their neighbor (Ex. 20:15), or lie to their neighbor (Ex. 20:16), or sit around resenting their neighbor’s blessings (Ex. 20:17). People will do these things, not because they have been meticulously following a list of do’s and don’ts, but because it is the nature of love.

If we say that God expects us to love Him and our neighbor, what happens when we fail to do so? What happens to those days when it seems everything is going wrong and we’re in a grouchy mood and before we even think about it we are speaking harsh, unloving words to the people we are supposed to be loving? Will God then reject us for our failure? To think that, overlooks one very important factor in our situation, that God is Himself the essence of love (I John 4:8). If we don’t think it’s very loving to jump all over someone for their every failure, why would Godwho is the essence of love, do so? Rather, He has provided for our failure by loving us and dying for us to pay the penalty for our moral failures.

Learning to love means learning some concrete things we can do to express that love, both to God and to the people around us. It is not enough to just love in the abstract. You must show your love for your neighbors not only with words but with actions.


Monday, January 16, 2017

ZOMBI APOCALIPSIS


"Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. Ésta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por mil años. Y cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirnos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de parte de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió." (Apocalipsis 20:5-9)

Como los zombis siguen siendo populares en las películas y la televisión y en la vida real, más personas están volviendo la atención académica al tema con la esperanza de responder por qué la locura continúa.

Mucho antes de la introducción de Jorge Romeros 1968 La noche de los muertos vivientes, había el zombi. La palabra zombi en realidad es una palabra de África Occidental que significa Nzambi, lo que podría sorprender a la gente a saber que este nombre africano es el de un dios de la deidad, Nzambi - el dios de los muertos. Es esta deidad particular, o "dios" que se basa en el culto oculto por el cual Nzambi gobierna tanto a los vivos como a los muertos. Sin embargo, el término zombi va aún más atrás de las tribus de África Occidental, a una realidad más oscura - Satanás. El origen para el zombi se encuentra en una deidad espiritual que tomó la forma de una pitón, es este personaje que influyó en las tribus de África Occidental y Nzambi, y en última instancia es cómo todo este fenómeno comenzó. Es esta práctica oculta que se puede encontrar en las selvas de África, así como en Haití, lo que nos da su verdadero significado.

Las características de los zombis son fáciles de entender, en la terminología moderna el zombi es un humano muerto que ya sea a través de una plaga, virus u otros medios, se vuelve reanimado y comienza su búsqueda para cazar a otros seres humanos vivos. Esta acción involucra al humano muerto (zombi) para cazar, luego come (canibalismo) a su víctima viva, y lo que queda, entonces se infecta, como una mordida o rasguño a la carne de la criatura infectada, la cual entonces "torna" a las persona viva en un "andador".

Aquí está el problema con los zombis, todo el concepto no se trata de entretenimiento que se pierda en un mundo de fantasía, pero se basa en las acciones pasadas del mundo ocultista que se encuentran en lugares remotos de la sociedad. Toda la historia del zombi se remonta a antiguos "dioses" o espíritu que en realidad no son nada más que espíritus demoníacos. Son estos espíritus demoníacos los que indujeron a la gente en los países antiguos a participar en el sacrificio humano, el derramamiento de sangre como un apaciguamiento a su dios. El vudú y otros ritos, incluyendo la brujería, son los fundadores de donde obtuvimos todo el concepto de zombi. Se basa en el ritual oculto y nada más.
Los cristianos deben alejarse de todo este género y dejarlo en paz. Cuando alguien mira algo de esta naturaleza, todo su mensaje es de maldad. Los muertos que cazan a los vivos, es de hecho una forma más sincera de representación demoníaca del enemigo (Satanás) que desea comer y devorar a los que puede. De nuevo, todo vuelve a lo oculto. De la lujuria de sangre de los muertos, al canibalismo, toma sus propias raíces del oscuro mundo demoníaco de lo oculto, donde la gente participaba de esta actividad aunque fuera prohibida por Dios. Es por eso que las representaciones de zombis persiguiendo y devorando a los seres humanos están hechas para ser horripilantes, porque lo son. Todo lo que uno ve en una película de zombis, o en el programa de televisión "The Walking Dead", es un cumplimiento del ocultismo, el espectador está viendo realmente el ritual oculto que se presenta en la pantalla. No creo que los creadores de ese programa, ni Jorge Romero intencionalmente pusieron eso en sus creaciones, creo que fueron influenciados por espíritus demoníacos para asegurarse de que esos espíritus son alabados y venerados cuando la gente ve ese comportamiento que se representa en la pantalla .

Dios hace claras sus opiniones sobre todo esto: "Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer conforme a las abominaciones de esas naciones. No habrá entre vosotros quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni adivina, ni observador de tiempos, ni hechicero, ni hechicero. O un encantador, o un consultor con espíritus familiares, o un mago, o un nigromante. Porque todas estas cosas son abominables para Jehová; y por causa de estas abominaciones, Jehová tu Dios las echará de delante de ti. "(Deuteronomio 18: 9-12)

No hay lugar para tal entretenimiento en la vida de un creyente. La realidad es que mientras la locura de los zombis atrae a muchos jóvenes en este género de horror, la realidad es más oscura y alarmante cuando examinamos todo con las Escrituras. Los zombis, como los vampiros, como los demonios necrófagos, como los hombres lobo, y otros iconos de horror populares, representan la oscuridad del reino de Satanás y uno que los cristianos no necesitan tener nada que ver con, aunque no parezca inofensivo.

El problema con los zombis es que es demoníaco. Ahora es más claro lo peligroso que puede ser exponiéndose a la influencia demoníaca. No hay límites a la depravación del comportamiento humano cuando alguien está desconectado de cualquier influencia divina. Mientras que la idea de un Zombi Apocalipsis parece inverosímil, una mejor pregunta es examinar su propio estado espiritual. La Biblia dice: "Y vosotros, estando muertos en vuestros pecados, él vivificó juntamente con él, habiendo perdonado todas vuestras ofensas; 14 Apagando la escritura de las ordenanzas contra nosotros, que era contrario a nosotros, y la quitamos del camino, clavándola en su cruz. "(Colosenses 2: 13-14)

¿Cuál es el significado de la "Zombi Apocalipsis" que podemos entender desde el punto de vista de la Biblia? El Juicio Final es un "Zombi Apocalipsis" en la Biblia. Después de los 1000 años, Satanás y todos los condenados son liberados del abismo. Se levantan como los "muertos vivientes". Satanás los reúne a todos, y convergen para atacar a Jerusalén. Es un literal "Zombi Apocalipsis" Apocalipsis 20: 1-2. Aquí vemos a los malditos saliendo del infierno y de sus tumbas a nivel mundial para unirse a Satanás para el "Zombi Apocalipsis ". Salen de sus tumbas para ser recogidos por Satanás para marchar contra Jerusalén (Apocalipsis 20: 5-9).


Los condenados de todas las edades volverán de los muertos, como los muertos vivientes, para marchar con Satanás contra Jerusalén en un "Zombi Apocalipsis" en el Armagedón Final después del reinado de Cristo de 1000 años.

ZOMBIE APOCALYPSE


"But the rest of the dead lived not again until the thousand years were finished. This is the first resurrection. Blessed and holy is he that hath part in the first resurrection: on such the second death hath no power, but they shall be priests of God and of Christ, and shall reign with him a thousand years. And when the thousand years are expired, Satan shall be loosed out of his prison, and shall go out to deceive the nations which are in the four quarters of the earth, Gog and Magog, to gather them together to battle: the number of whom is as the sand of the sea. And they went up on the breadth of the earth, and compassed the camp of the saints about, and the beloved city: and fire came down from God out of heaven, and devoured them." (Revelation 20:5-9)

As zombies continue to be popular in movies and television and in real life, more people are turning scholarly attention to the subject in the hopes of answering why the craze continues.

Long before the introduction of George Romero’s 1968 The Night Of The Living Dead, there was the zombie. The word zombie actually is a West African word meaning Nzambi, which might surprise people to know that this African name is that of a deity god, Nzambi - the god of the dead. It is this particular deity, or “god” which is based on occult worship whereby Nzambi rules the living as well as the dead. Yet the term zombie goes even further back from the West African tribes, to a more darker reality – Satan. The origin for zombie is found in a spirit deity which took the form of a python, it is this character which influenced the West African tribes and Nzambi, and ultimately is how this whole phenomenon began. It is this occult practice which can be found in the jungles of Africa as well as Haiti, which gives us its true meaning.

The characteristics of zombies are simple to understand, in modern terminology the zombie is a dead human that either through a plague, virus, or other means, becomes reanimated and begins its quest to hunt other living human beings. This action involves the dead human (zombie) to hunt, then eat (cannibalism) its victim alive, and what’s left, then becomes infected, such as a bite or scratch to the flesh from the infected creature, which then “turns” the living person into a “walker”.

Here’s the trouble with zombies, the whole concept is not about entertainment to be lost in a world of fantasy, but it’s based on the past actions of the occult world found in remote places of society. The entire zombie history is traced back to ancient “gods” or spirit which in reality are nothing more than demonic spirits. It is these demonic spirits which induced people in ancient countries to partake in human sacrifice, the spilling of blood as an appeasement to their god. Voodoo and other rites, including witchcraft, are the founders of where we get the whole zombie concept. It’s based on occult ritual and nothing more.

Christians should remove themselves from this whole genre and leave it alone. When someone watches something of this nature, its entire message is one of evil. The dead hunting the living, it is in fact a most sincerest form of demonic representation of the enemy (Satan) who desires to eat and devour those whom he can. Again, it all goes back to the occult. From the dead’s blood lust, to cannibalism, it takes its very roots from the dark demonic world of the occult, where people partook of this activity even though it was forbidden by God. That’s why the depictions of zombies chasing and devouring human beings are made to be gruesome, because it is. Everything one see in a zombie film, or on the tv show "The Walking Dead", is a fulfillment of the occult, the viewer is actually seeing the occult ritual being played out right on screen. I don't think that the creators of that show, nor George Romero purposely placed that into their creations, I believe that they were influenced by demonic spirits to make sure that those spirits are praised and worshiped when people watch such behavior being depicted on screen.

God makes clear His views on all of this: “When thou art come into the land which the LORD thy God giveth thee, thou shalt not learn to do after the abominations of those nations. There shall not be found among you any one that maketh his son or his daughter to pass through the fire, or that useth divination, or an observer of times, or an enchanter, or a witch.  Or a charmer, or a consulter with familiar spirits, or a wizard, or a necromancer.  For all that do these things are an abomination unto the LORD: and because of these abominations the LORD thy God doth drive them out from before thee.”  (Deuteronomy 18:9-12)

There is no place for such entertainment in the life of a believer. The reality is, that while the zombie craze is enticing many young people in this particular horror genre, the reality is more darker and more alarming when we examine everything with scripture. Zombies, like vampires, like ghouls, like werewolves, and other popular horror icons, represent the darkness of Satan’s kingdom and one which the Christians need not have anything to do with, even if it seems harmless, the spirit behind it is not. 

The trouble with zombies is, it’s demonic. It is now more clear how dangerous opening oneself to demonic influence can be. There are no limits to the depravity of human behavior when someone is disconnected from any Godly influence. While the idea of a Zombie Apocalypse seems farfetched, a better question is examining your own spiritual state. The Bible says: “And you, being dead in your sins..hath he quickened [given life] together with him, having forgiven you all trespasses; 14 Blotting out the handwriting of ordinances that was against us, which was contrary to us, and took it out of the way, nailing it to his cross;” (Colossians 2:13-14)

What is the meaning of “The Zombie Apocalypse” that we can understand from the Bible view? Final Judgment is a “Zombie Apocalypse” in the Bible.  After the 1000 years, Satan and all the damned are let out of the abyss.  They rise as the “living dead”.  Satan gathers them all, and they converge to attack Jerusalem.  It’s a literal “Zombie Apocalypse” Revelation 20:1-2. Here we see the damned emerging from hell and from their graves globally to join Satan for the “Zombie Apocalypse”. They come out of their graves to be gathered by Satan to march against Jerusalem (Rev. 20:5 -9).

The damned of all ages will come back from the dead, as the living dead, to march with Satan against Jerusalem in a “Zombie Apocalypse” in the Final Armageddon after the 1000 year reign of Christ.


Monday, January 9, 2017

OLVIDANDO LO QUE QUEDA ATRÁS


“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14)

El mes de enero recibe su nombre del dios romano, Janus el dios de los comienzos. Se le simbolizaba como un hombre con dos caras, una mirando atrás, y la otra adelante.

En este día hay unos que tienen problemas acerca de mirar adelante, porque siguen mirando atrás, viviendo en los errores del pasado. Su perspectiva del futuro esta entenebrecida, y su entusiasmo, paralizado. Pero de nada vale lamentar lo irrecuperable. La historia se irá repitiendo  si nos mantenemos deprimidos por fracasos de este año, o continuamos quejándonos de las injusticias sufridas durante los últimos doce meses. No se gana nada lamentándose el pasado.

En este Nuevo Año, corrige lo que necesita corrección y luego, “Olvidando ciertamente lo que queda atrás”, prosiga a la meta con la esperanza y confianza en Dios.

No tengamos dos caras, como el dios romano de los comienzos. Más bien, con la mirada al frente, lancémonos adelante al 2017 con esperanza y gozo.