Jeremías 8:19-22, Génesis 7:16
La Palabra de Dios advierte claramente que existen dos
peligros, que el inconverso desprecie la oportunidad de salvación y que
aquellos que conocen las cosas de Dios vivan negligentemente con la falsa
confianza de que al final Dios les dará una oportunidad de corregir sus vidas.
El pueblo se había negado a creer el mensaje divino de
Jeremías, así que Dios tuvo que enviar un enemigo del norte para juzgarlos.
Rodeados por estas tropas, las cosechas en el exterior estaban listas para ser
cosechadas. Pero no pudieron cosecharlas, y como dentro de la ciudad se morían
de hambre, las cosechas se pudrían en los campos. El verano había terminado y
la cosecha se había agotado. El tiempo se les había acabado. El pueblo de Dios
había tocado fondo; ahora se encontraban en un estado de desesperanza. La
situación se resume bien en las palabras de Jeremías: “Terminó el verano, pasó
la siega, y no hemos sido salvados” (8:20).
Jeremías había dedicado todas sus energías a advertir al
pueblo que pusiera orden en su casa, pero estaban demasiado ocupados
disfrutando de los placeres del mundo; demasiado tercos para arrepentirse de
sus pecados. Y ahora era demasiado tarde,
la puerta de la oportunidad se había cerrado. Cuando Dios cierra la
puerta, esto indica que su paciencia se agotado.
Uno de los
errores más graves que una persona puede cometer es dejar para después aquellas
cosas que deben hacerse hoy, en el momento presente. El refrán popular, “No
dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”,
contiene una gran verdad.
Un miembro le
preguntó a su pastor cuándo debía hacer las paces con Dios. El pastor
reflexionó un momento y luego dijo: “Un momento antes de morir”. “Pero, pastor”,
protestó el miembro, “¡no sé cuándo moriré!”. “Exactamente”, respondió el pastor.
“¡Hazlo ahora!”
CUANDO LA PUERTA SE
CIERRA
El concepto de "El Cierre de Puertas" en la
Biblia a menudo simboliza el fin de una oportunidad o el juicio divino. Este
tema está presente en toda la Escritura, ilustrando tanto la soberanía de Dios
como su interacción con la humanidad. Hay personas que viven negligentemente
con la falsa confianza de que al final Dios les dará una oportunidad de
corregir sus vidas.
El cierre de puertas también significar separación
espiritual. En respuesta a la pregunta sobre cuántos serían salvos, Jesús dijo: “Esforzaos a
entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no
podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta,
y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos,
él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois." (Lucas 13:24-25). La imagen
de una puerta que se cierra es una imagen de una oportunidad que se acaba; la
puerta de la oportunidad se ha cerrado.
Cuando Dios cierra la puerta, esto indica que su
paciencia se agotado. Dios es un Dios de paciencia. Pedro escribió: “…cuando
una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba
el arca, en la cual pocas, es decir, ocho personas, fueron salvadas por agua”
(I Pedro 3:20). Pedro también declaró: “El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (II
Pedro 3:9).
En todas las épocas, Dios ha demostrado su paciencia y
longanimidad con el hombre pecador, y continúa haciéndolo hoy. Pero, como llegó
el tiempo del diluvio, llegará el momento en que la paciencia de Dios llegará a
su fin. Después de que Pedro hizo esa declaración acerca de que la longanimidad
de Dios era la razón por la que el Señor aún no había regresado, dijo: “Pero el
día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (II Pedro 3:10). Cuando Dios
cierra la puerta, significa que su paciencia ha llegado a su fin.
El hecho de que Dios cierre la puerta indica que su
predicación ha sido rechazada. La paciencia de Dios permitió que Noé predicara
unos ciento veinte años, pero cuando el hombre continuó rechazando esa
predicación, llegó el momento en que Dios detuvo la predicación y cerró la
puerta. Cuando se haya cerrado la puerta de la oportunidad de obedecer al
evangelio, será demasiado tarde.
HUIR DEL PELIGRO CUANDO YA ES MUY TARDE:
Las cosas que se
deben hacer hoy, no se pueden hacer mañana. En seguida consideremos unas cosas
que algunas personas desean hacer fuera de tiempo y por lo tanto, sin ningún
provecho.
Un caso que
ilustra muy vívidamente este error es el de los Egipcios (Éxodo 14:23-28),
cuando se encontraron en medio del Mar Rojo. Ellos habían estado persiguiendo a
los Israelitas durante la noche. Al amanecer, cuando ellos se encontraban en
medio del Mar, Dios los trastorno gravemente quitándoles las ruedas a sus
carros y haciendo que las aguas volviesen sobre ellos. Fue entonces que ellos
dijeron: “Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra
los Egipcios” (v-25).
Posiblemente
quisieron reparar sus carros en ese momento, pero las aguas ya se estaban
volviendo violentamente sobre ellos. En ese momento quisieron recorrer toda la
jornada de una noche en un instante. ¡Era demasiado tarde!
Lamentablemente,
así es con algunas personas. Viven sus vidas, dando rienda libre a sus deseos y
pasiones sin tener en mente que un día van a morir y tener que dar cuenta a
Dios (Eclesiastés 11:9). No logran ni aprovechan la bendiciones que Dios les
ofrece en la vida. Cuando por fin, desean huir del peligro, es demasiado tarde.
Algunos, en lugar
de evitar el peligro, prefieren provocarlo como Sansón y después tratando hurí
de él, terminan siendo sus víctimas, siendo tragados por el Mar, como los
Egipcios.
QUERER SERVIR
CUANDO YA ES MUY TARDE:
En el capítulo 14
de Números se menciona algo muy interesante que ilustra esto. Cuando los doce
espías regresaron de reconocer la tierra prometida, el pueblo de Israel creyó a
los diez espías que dieron unos informes negativos, y a los dos que dieron un
informe positivo, por poco los matan. El pueblo se rebelo contra Moisés y esto
disgusto grandemente a Dios.
Los diez espías
que trastornaron la fe del pueblo perecieron de una plaga que Dios les envió.
Entonces el pueblo de Israel deseo ir a pelear en Horma, contra los Amalecitas
y los Cananeos. Ellos dijeron a Moisés: “Henos aquí para subir al lugar del
cual ha hablado Jehová…” (v-40). Moisés
les respondió: “No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros…” (v-41).
Quisieron servir
a Dios cuando ya Dios no los quería. Los Israelitas subieron a pelear contra
sus enemigos y fueron grandemente avergonzados. No se dieron cuenta que no
podían servir a Dios cuando ya Dios no los quería.
Hay algunas
personas que son indiferentes al servicio de Dios mientras lo pueden hacer.
Pueden servir a Dios, pero no lo hacen. Tienen talentos, pero no los usan.
Tienen fuerzas, pero tampoco las usan. Lo triste es que cuando desean hacerlo,
es demasiado tarde.
REFLEXIONANDO
CUANDO YA ES MUY TARDE:
Hay algunas
personas que únicamente se detienen a pensar seriamente en las cosas que han
hecho hasta que ya están en medio del problema. Cuando Esaú vendió su
primogenitura por un plato de lentejas, dijo: “He aquí yo me voy a morir, ¿para
qué, pues, me servirá la primogenitura?” (Génesis 25:32). Sin embargo, después que la vendió: “…deseando heredar la
bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque
la procuro con lagrimas” (Hebreos 12:17).
Judas le dijo a
las autoridades Judías, con relación a Cristo: “¿Que me queréis dar, y yo os lo
entregare? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata” (Mateo 26:15). Sin embargo después exclamo: “Yo he
pecado entregando sangre inocente” (Mateo 27:4). ¡Si tan solo se pensaran las
cosas despacio antes de hacerlas!
BUSCANDO LA
SALVACION CUANDO YA ES MUY TARDE:
Saúl había sido rechazado por Dios por causa de su
desobediencia. Ahora lo buscaba incansablemente, pero era ya demasiado tarde:
“Y consulto Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueño, ni por
urim, ni por profetas” (I Samuel 28:6).
Las cinco
vírgenes fatuas le dijeron al esposo: “¡Señor, señor, ábrenos!” (Mateo 25:11).
Este les respondió: “de cierto os digo que no os conozco” (v-12).
El cierre de puertas en la Biblia sirve como un poderoso
símbolo de juicio divino, oportunidades perdidas, separación espiritual y la
voluntad soberana de Dios. Estos ejemplos nos recuerdan de la importancia de la
preparación, la obediencia y la confianza en el tiempo y los planes perfectos
de Dios. Sería una tragedia si al final de nuestras vidas se
cumplieran las tristes palabras de Jeremías: “Pasó la siega, terminó el verano,
y no somos salvos”.