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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, September 17, 2013

ASPECTOS FÍSICOS Y ESPIRITUALES DEL AYUNO


 
 II Crónicas 7:14, Mateo 6:16-18

Ayuno se define como abstinencia de comida o cualquier cosa que es legitimo en si por causa de alguno propósito espiritual. El ayuno debería hacerse en conjunto con la oración. Cuando se hace correctamente humilla y castiga el alma (Salmo 35:13, 69:10) y las oraciones de una persona humilde son más probables de ser oídos (Esdras 8:21-23). El ayuno se trata más de la condición del corazón, que en la manera en que ayunamos.  

NUESTRA ARMA DE AYUNO (II Corintios10:3-4)

Este es el día de valores prácticos. Las cosas son medidas por si producen sus resultados intencionados. Esto es cierto en el mundo de negocio y la ciencia, es también cierto en lo espiritual. Buscamos las mecánicas de éxito, y atajos para conservar tiempo y energía.
 El ayuno es una de aquellas prácticas de que se piensa como un atajo para obtener respuestas a la oración. El ayuno ha sido ignorado por la mayoría de los Cristianos excepto como un deber prescribido. Para ser un vencedor en la lucha entre la carne y el espíritu, requiere que a menudo recurramos a refuerzos adicionales en nuestra guerra espiritual.
 Hay dos centros poderosos de dominio que tienen que ser vencidos en la vida de cada creyente. Estos son fortalezas que nos impedí en recibir las cosas sobrenaturales de Dios como deberíamos. Derrumbando estas fortalezas, se nos facilita hacer trancos rápidos de progreso y adelanto espiritual. La carnalidad y la incredulidad tienen que ser conquistados para que en verdad tengamos victoria.

Dios nos ha dado el arma espiritual de la fe para combatir nuestra naturaleza carnal y la incredulidad. Una de los más grandes aliados de la fe es el ayuno. La fe y el ayuno tienen muchas cosas en común. Son tan mutuos que la fe es más eficiente, activa y desarrollada cuando este grande aliado viene a la asistencia de la fe.
La fe tiene que luchar contra nuestra naturaleza carnal, que se constituye de nuestros cinco sentidos. Todo el conocimiento que el hombre natural tiene le viene mediante estos canales a su cerebro. La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato son los sentidos por lo cual vivimos. Pero Dios no le agrada que nosotros creamos solo lo que podemos ver, oír, sentir, etc. La Biblia nos dice que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb. 11:1). Por lo tanto, tenemos que buscar más fe para conquistar la carnalidad y la incredulidad, las dos cosas que nos detienen de disfrutar de lleno las bendiciones de Dios.
 
¿Por qué es el ayuno un arma poderosa contra la carnalidad y la incredulidad? Porque el ayuno realmente odia nuestros cinco sentidos, que son el asiento de la carnalidad y la incredulidad. Nuestros cinco sentido se mantienen en operación mediante la fortaleza del “apetito.” La oración ataca demonios y espíritus, el ayuno ataca la carne y la incredulidad (I Juan 3:8). Los sentidos guerrean fuertemente contra el ayuno, esto es la razón porque muchos creyentes son incapaces de derrotarlos y entrar en una vida mayor de servicio espiritual para Dios. Nuestros cinco sentidos se oponen al ayuno y el ayuno se opone a nuestros sentidos. Cuando el ayuno y la oración tienen rienda libre sin estorbos, la carne es arrestada; entonces la carne es obligada a rendirse e inclinarse al Espíritu. Cuando esto es logrado la incredulidad es destruida y el Espíritu tiene más acceso a nuestra vida cual no es posible mediante cualquier otro método.

La satisfacción de un estomago lleno, ha resultado en el fracaso espiritual de muchos creyentes. La historia de la nación de Israel es una ilustración de este hecho que muestra cuán rápidamente el hombre satisfecho se olvida de su dependencia de Dios (Deut. 6:11-12). Esto es porque el ayuno es de mucho valor.
Cada creyente tiene tres enemigos: la carne, el mundo y el diablo. Estos tres, el Señor los venció por nosotros en la Cruz. De acuerdo a la medida que nosotros vencemos a estos tres enemigos se determinará la medida que el Señor vivirá Su vida a través de nosotros.
Puesto que tenemos que vencerlos por la fe en la obra terminada de Jesús en la Cruz, en la cual El nos dio una victoria perfecta sobre la carne, el mundo y el diablo. Entonces queda evidente que lo que necesita ser fortalecida y aumentada es nuestra Fe. El Señor no nos dejó sin los medios para fortalecer nuestra fe.
Uno de los más poderosos y efectivos métodos bíblicos que Dios nos ha dado para aumentar nuestra fe es el ayuno. Si el propósito de nuestra vida es usar los métodos bíblicos que Dios nos ha dado para que El sea glorificado en nuestras vidas necesitamos aprender como ayunar más efectivamente.

Tenemos que entender que el ayuno no es un final en sí mismo. Esto es un medio de lograr objetivos espirituales. No hay ningún poder en el ayuno, el poder está en Jesús. El ayuno es sólo el creyente rendándose a Dios para que Él pueda hacer en nosotros lo que Él no podía hacer de otra manera. 
El ayuno es un principio bíblico que Jesús enseñó con Palabra y ejemplo, con el propósito del crecimiento de cada creyente. Hay arias de victoria en nuestras vidas que nunca serán realizadas excepto por medio del ayuno (Mt. 17:21). Él nos enseño por su ejemplo como ayunar. Él no dijo si ayunemos, Él dijo cuando ayunamos. En uno de Sus sermones (Mateo 6) Jesús enseñó tres ejercicios espirituales muy necesarios en la vida disciplinada de cada creyente. Estos tres principios espirituales indispensables son: Dar, Orar y Ayunar. El tercer principio espiritual, ayunar, ha sido casi olvidado por muchos creyentes. Incluyendo el ayuno  en nuestras vidas, un balance espiritual será alcanzado y nuestra comunión con Dios será profundamente enriquecida con la consecuencia de desatar Su poder ilimitado en nuestras vidas.

 Hay una manera correcta para dar y también una incorrecta. Hay una manera correcta y una incorrecta para orar y hay una manera correcta y una incorrecta para ayunar (Mt. 6). El capítulo 58 de Isaías nos habla  mucho sobre el ayuno. Los primeros cinco versículos nos hablan de la manera incorrecta de ayunar. Todos los versículos restantes hasta finalizar el capítulo nos enseñan la manera como debemos ayunar y los beneficios del ayuno. El motivo del ayuno tiene que ser un corazón limpio y lleno de amor. Entonces Dios operará a la medida que su ayuno y oración aumenta en intensidad para desatar las ligaduras de impiedad, quitar las cargas de opresión, librar a los quebrantados y romper todo yugo. ¡Quién se atrevería a decir que no hay necesidad de victoria en el mundo hoy en día sobre estas cuatro áreas, aún dentro de la Iglesia!

 Las razones que muchos dan para no ayunar, en verdad son solamente excusas, sin embargo la Palabra de Dios permanece para siempre (Isí. 58). El ayunar es un ejercicio espiritual (como la oración) para limpiar el canal (usted) por el cual fluirán los dones y la vida de Dios. Dios es el que manda y El dice: “cuando Ud. da, cuando Ud. ora, cuando Ud. ayuna, hazlo en la manera correcta y los beneficios espirituales vendrán” (Mt. 6). Esto es un asunto de amor y obediencia. Las personas que dan excusas para no ayunar son las más necesitadas del ayuno.

 EL SIGNIFICADO DE AYUNO

Es nuestra elección de no comer a fin de poner nuestra atención en algo más importante para nosotros. El significado simple del ayuno es expresado por la palabra griega 'nesteia' que es traducido como la abstinencia voluntaria del alimento.
Dos palabras Hebreas se refieren a la práctica del ayuno. El primero significa “retener todo alimento del cuerpo.” El otro describe los efectos del ayuno como “la aflicción del alma.” En el Antiguo Testamento era una forma de humillación personal (Isa. 58:3-5; Sal. 35:13). Juntos comunican al pensado de la privación voluntaria del cuerpo, subordinando el alma para objetivos espirituales.

¿COMO NOS HUMILLA EL AYUNO?
Debemos recordar que el ayuno es la aflicción del alma, no del cuerpo. El foco en Dios no es conseguido simplemente por la privación física; esto requiere la exposición del corazón. El ayuno lleva a cabo esta obra que se llama humillándonos, de varias maneras.
El ayuno es un tiempo para un auto examen honesto de sí mismo. Ponemos todo lo demás a un lado para liberar nuestra atención para Dios. Tan pronto que discontinuamos nuestras desviaciones externas, descubrimos un sin número de distracciones interiores y defensa de conocer lo que está en nuestros corazones. Por instinto resistimos el auto exposición. Pero si persistimos en la busca honesta del alma, tendremos la ayuda del Espíritu en el señalamiento de áreas del pecado desapercibido. Tal convicción causa el arrepentimiento, el aflige por nuestros pecados. Este proceso es llamado rasgando el corazón (Joel 2:13).
El ayuno quita muchas cosas que rápidamente se acumulan y desordenan el corazón y la mente. Traspasa por la corrosión, renovando nuestro contacto con Dios. Los términos del Antiguo Testamento; “la aflicción de alma” y “auto humillación” significaban quitar la máscara. Esto significa confrontándonos a nosotros mismos.

La abstención del alimento nos libera para concéntranos más en Dios con una intensidad fresca y también abre nuevas avenidas de percepción espiritual y un entendimiento que no está disponible a nosotros en la prisa de la vida rutinaria. Cuando nos concentramos en Dios por la disciplina deliberada, Dios se concentra en nosotros en la claridad de dirección y renovando nuestro espíritu. Podemos comunicarnos más fácilmente con Dios cuando todo lo demás es puesto a un lado.
Dios siempre nos llama a un compañerismo más profundo y comunión más cercana con Él, pero en su mayor parte nuestra rutina cotidiana de actividad detiene Su llamada de nosotros. Durante tiempos de ayuno, sin embargo, otras llamadas son temporalmente suspendidas y permitimos que seamos llamados a Su presencia.
La comida simboliza eso que es más esencial para nosotros. Poniendo esto a un lado para buscar a Dios, estamos declarando que Él es más importante y esencial para nosotros. Job expresó esta determinación de buscar a Dios con estas palabras: “Guarde las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12).
Cuando nos concentramos en Él en oración y ayuno, Él mira nuestro corazón con atención aumentada. Él examina nuestra motivación. Él quiere saber si estamos ayunando "para Él". Él no mira los aspectos externos del ayuno o cuenta las comidas que perdemos. Él mira la intención. La religión de algunas personas consiste en el espectáculo público.

DESCANSO
Nuestro espíritu es asistido en la relajación ante Dios cuando ayunamos. Podemos recibir refrescamiento y fuerza de esta espera en Dios (Isaías 40:31).
El descanso del alimento es mandatario si vamos a concentrarnos totalmente en Dios. El ayuno descansara el cuerpo físico. Ayunando en fe también descansara el alma y limpiara nuestro espíritu.
Afligiendo el alma es otro termino para ayunar (Levítico 16:29-31). La introspección es un aspecto importante de afligir nuestra alma. Esto es la razón principal del ayuno. El ayuno es una verdadera ayuda en calmarnos del habitual apresuramiento y en poner aparte un tiempo para la introspección.

¿POR QUÉ AYUNAMOS?
¿Cómo deben ayunar? Primero, debemos reconocer que el ayuno no debe ser mecánico y Farisaico. El ayuno no es un fin en sí. Es un medio para realizar unos propósitos espirituales.
No haga un ayuno largo a menos que Dios le haya llamado a ser uno. Si Dios le ha llamado a ser un ayuno largo, pregúntale qué tipo de ayuno te ha llamado hacer. No Asume que 40 es el número mágico. Esté seguro de no poner una meta de ayuno más largo de lo que el Señor le ha llamado hacer. No asuma que va a ayunar 40 días cuando Él sólo le ha dado gracia para diez o quince días.
Recuerde que el punto del ayuno es para obedecer y honrar a Dios y acercarnos más a Él. Un acercamiento renovado con Dios y una sensibilidad mayor a cosas espirituales puede resultar del ayuno. Muchas personas encuentran que en un ayuno largo, ellos son capaces de discernir la voz de Dios más claramente que cuando ellos no ayunan. Pero, no se desilusione si usted no tiene una experiencia gloriosa como algunos han tenido. No todos tienen esta experiencia. Algunos sólo se sienten cansados e irritables y hasta más lejos de Dios en el ayuno, pero encuentran ese lugar de intimidad después de que ellos han terminado el ayuno. Es importante tener los motivos correctos cuando ayunamos. Por favor no vea el ayuno como una manera espiritual de torcer el brazo de Dios y obligarlo a contestar su oración. Esto no trabaja de esa manera. En cambio, vea el ayuno como un tiempo para separarse al Señor, poner la busca de Él sobre la satisfacción de sus necesidades corporales, con la intención de permitirle que lo toque y lo cambie. Mire el ayuno como poniéndote más en tono con Él que tratando que el haga algo para usted.

Es muy importante que no pongamos nuestro enfoque en el ayuno como si el acto de ayunar es de mérito en sí mismo. Mejor dicho, trate de mantener su enfoque en Dios y entrar más en intimidad con Él, de ser capaz de oír Su corazón en un asunto. Pero usted será consciente que usted no está comiendo, su carne comenzará a clamar por alimento. Esto tratará de consumir su atención.

A veces el grado de los ataques del enemigo y la guerra espiritual aumentan en un ayuno largo. El enemigo tratara de conseguirle que deje el ayuno. Otra cosa común que pasa cuando ayunamos es que subconscientemente esperamos que Dios nos dé privilegios especiales porque estamos ayunando. Esperamos que Él nos protege de los ataque del enemigo. Guarde sus expectativas durante un ayuno y guarde su corazón y su actitud. Espere que la guerra espiritual y los ataques del enemigo sean más intensivas que de costumbre cuando usted ayuna. No se desilusione si el ayuno no es la experiencia espiritual que usted esperaba. Habrá tiempos así, pero habrá muchos tiempos que no parecen a esto. De hecho, durante algunas partes de un ayuno largo, usted puede sentirse “más lejos” de Dios que cuando usted no ayuna. Esto no es sorprendente.
Nuestro motivo en ayunar debe ser para glorificar a Dios, no para tener una experiencia emocional, ni para lograr felicidad personal. Cuando sus motivos son correctos, Dios honrara su corazón buscador y bendecirá su tiempo con Él. El ayunar no se trata de lo que usted puede conseguir de ello; ayunando con los motivos correctos es un acto de adoración y una expresión de obediencia y amor por Dios. Como una disciplina espiritual, el ayunar es el acto de abstener de alimentar el cuerpo para enfocar más totalmente en buscar el rostro de Dios y alimentar el espíritu. Para el cristiano la pregunta no es, ¿Si debo ayunar?, pero ¡si ayunare!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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