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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Monday, January 30, 2017

¿DONDE ESTA SU TESORO?



“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6:19-21

“Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” Lucas 12:13-21

Cuando piensa de toda la ansiedad, congoja, tensión y daño físico que viene como un resultado directo de nuestra búsqueda frenética de las posesiones, uno tiene que admitir que parece de hecho como que si el dinero es la cosa más importante en el mundo. Argumentos sobre el dinero son la causa primaria de tensión matrimonial entre parejas. Los periódicos cuentan de gente quien se mata el uno al otro sobre el dinero y cosas, para decir nada de esos quien literalmente se están matando ellos mismos en su búsqueda frenética de logros y la acumulación.

Es una inclinación natural en la mayoría de nosotros de conseguir cosas, rodearnos con posesiones materiales. ¡Si solo tuviera una casa mejor, un sueldo mejor, un carro mejor, que mejor fuera la vida! ¡Quizás! Pero no hay ninguna garantía. porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”  Cuántos de nosotros no hemos dicho en un tiempo u otro, “Si nomás tuviere un millón de dólares, yo compraría esto y eso, o hiciera esto y aquello.” El aspecto duro del dinero y las posesiones materiales es que necesitamos una cierta cantidad de ellos para vivir. Nuestras posesiones enriquecen nuestras vidas en maneras innumerables. Pero, como hemos notado, nuestras posesiones también pueden hacernos miserables. ¿Qué es lo que hace la diferencia? Esa es la pregunta detrás de la escritura de hoy, acerca de las posesiones.

Si trazaremos la vida humana, notando las preocupaciones predominantes a cada etapa en la peregrinación de la vida, la preocupación sobre posesiones materiales marcaría cada paso a lo largo del camino. El adolescente, en un intento desesperado de ser aceptado como uno del grupo, compra zapatos especiales y ropa que son “De moda”. La calidad no es la meta en estas compras. La cosa principal es comprar cosas que aseguraran la popularidad. A una edad temprana, venimos a asociar las posesiones como la manera de ganar amigos y lograr un sentido de bienestar personal. El colegiante, que a menudo critica a sus padres por sus preocupaciones con la casa, carro, trabajo y el prestigio, anhela un carro nuevo, el mejor estéreo para su dormitorio. El “se quema las cejas” con esperanzas de lograra mejores grados para que después pueda conseguir un trabajo que paga bien que renda un ingreso suficiente para satisfacer sus expectativas.
La pareja quien descuida sus hijos para realizar cada deseo material posible para ellos. Ellos están llenos de ansiedad sobre el futuro de una vida de acumulación. ¿Es vida esto?

Un hombre viene a Jesús y le pide que resuelva una disputa sobre una herencia. Pero Jesús no se envuelve en la disputa de esta familia sobre el dinero. En cambio, Él usa esta ocasión para advertir a todo mundo, Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Mirad que los deseos vanos de hoy no llegan a ser las necesidades de mañana. Mirad que las cosas sin valor en la vida no excluyen las cosas que valen la pena en la vida. Eso es frecuentemente la manera que es con el dinero.

Aquí tenemos a dos hermanos que han llegado a ser alienados el uno del otro sobre una herencia. ¿Ha conocido alguna familia que le ha sucedido esto? Alguien, una vez me dijo, “La mejor cosa que los padres puede hacer para sus hijos es gastar todo su dinero mientras viven y no dejar nada para que la familia no se destruya después en una disputa sobre la herencia.” ¡Que triste ver una familia dividido sobre posesiones! ¡Qué triste es ver una vida corrompida o destruida en búsqueda de la abundancia de algo que, mientras es importante, no puede exclusivamente conducir a una vida abundante!

Aquí está un hombre quien podemos llamar la personificación del éxito. El ha levantado su negocio de la nada a una aventura prospera. El ocupa un lugar en la directiva de dos corporaciones y sirve como un síndico de una universidad grande. Le pudiéramos llamar un ciudadano ejemplar. Pero Dios podría llamarle a este excelente, persona prospera un necio, un hombre quien pensaba que tenía tanto, pero en realidad tenía nada. Todos sus logros financieros, sus graneros llenos, sus acciones y bonos, sus cuentas bancarias, ¿de qué le sirven ahora que el ángel de la muerte le llama y respira su último? Este hombre quien en los ojos del mundo aparece tan sabio es en la realidad muy tonto. El, alocadamente pensó que sus riquezas le podían escudar de la muerte. “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”

Ponemos nuestro dinero en un plan de retiro para asegurarnos contra problemas cuando lleguemos a ser ancianos. Instalamos un sistema de alarma contra ladrones para proteger nuestras posesiones. Construimos casas grandes, graneros más grandes, y cuentas más grandes de ahorros.  Les pasamos cosas a nuestros herederos para que ellos también puedan construir graneros más grandes, cuentas más grandes de ahorros. Pero, cuando la muerte nos llama, ¿qué entonces? “¿y lo que has provisto, de quién será?  

Considerad los lirios, dijo Jesús. Vea su belleza, su exuberancia. Aun, ¿qué han hecho para merecer su belleza? Su gloria viene como un regalo de Dios. “No temáis,” dice Jesús. Pero esto es más fácil decir qué hacer. La ansiedad sobre las cosas materiales es una fuente principal de problemas emocionales y físicos de salud. A veces nuestra ansiedad es relacionada con temores sobre proveer por las necesidades básicas de la vida. A menudo está relacionado con temor sobre obtener cosas que no son en ninguna manera necesarios para nuestra supervivencia.

Recientemente, se tomo una encuesta y se les preguntó a la gente, “¿Está usted más feliz hoy que era hace diez años?” ¿Por qué es que la gente no se siente más feliz y más financieramente prósperos? La razón se debe a lo que se llama “El fenómeno nivel de adaptación.” Esto significa que nuestros niveles de expectativa en la vida se adaptan a nuestros niveles de logro. Simplemente dicho, entre más tenemos, más queremos. Nuestros ingresos pueden haber subido. Pero nuestro ingreso nunca sube tan rápido como nuestras expectativas. Con razón, que mientras intentamos “hacernos tesoros,” estamos condenados a la infelicidad perpetua. Nunca podemos conseguir lo suficiente que queremos. Podemos conseguir lo que necesitamos, pero lo que nosotros queremos es otra cosa. Si Dios les da a los lirios del campo lo que necesitan, estas plantas frágiles “que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno,” ¿cuánto más a nosotros, suplirá Dios nuestras necesidades? Pero, nuestros deseos, no nuestras necesidades, es nuestro gran problema.

Mientras Jesús tal vez no tuvo posesiones propias, Él sabía el poder que las cosas materiales podían tener sobre la gente. “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” La chequera de una persona nos puede decir mucho de su corazón como cualquier otra cosa. Jesús no tuvo ilusiones sobre la naturaleza humana. Él supo que nuestros corazones tienden a estar dondequiera que este nuestro dinero.

“No os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.” No permitas que la búsqueda de posesiones materiales se vuelva en una obsesión. No dejes que su vida sea consumida con una pasión para las cosas que no satisfacen finalmente. ¿Por qué habló Jesús tanto sobre posesiones materiales? Porque reconocía la locura y la desilusión que viene a esos quién confían en las “cosas” más que en Él. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25-34).   


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