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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Monday, September 10, 2018

EL POBRE RICO NECIO


Lucas: 12:13-21: “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”

Esta parábola es una que habla al corazón, es inolvidable. Esta parábola no requiere explicación; su enseñanza es inconfundible. Es una parábola de juicio. Jesús tenía a tal hombre en mente cuando presento esta parábola. Quizás, algunos de aquellos que le escuchaban podían recordar la muerte repentina de un propietario rico cuya muerte inesperada había sido la charla de toda la ciudad. Jesús pasa juicio sobre su vida. El hombre que vivió y planeo en esta manera era un necio.

La parábola nos explica cómo es que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Es una vida pobre cuando las únicas posesiones que tiene la persona son exteriores y material. La persona en la cual se paso juicio era pobre y necia, porque no era rica hacia Dios. ¿Qué le faltaba? ¿Qué cualidades faltaban? ¿Qué son las pruebas de la pobreza real de este hombre rico?

SU LA FALTA DE AGRADECIMIENTO

Este hombre estaba rico, y sus terrenos habían producido abundantemente, pero su corazón nunca es movido a sentimientos de gratitud a Dios por su prosperidad. Nunca le cruzo por la mente que Dios era la fuente de este incremento. Piensa solo de “mis frutos,” “mis bienes,” “mis graneros.” Hablaba sólo de él; el “yo” es su único consejero. Dice el Salmo 24:1-2: “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.” Mas probable que el atribuyo su prosperidad a sus propios habilidades de, su agudeza en ser un trato, su planificación sabia, y su trabajo duro. Quizás, como muchos de hoy en día, se jactaba de lo poquito que había tenido cuando comenzó y hablaba de su valor presente con orgullo.
                    
La Biblia nos presenta un caso semejante en el libro de Daniel, y su resultado; Daniel 4:29-31: “Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti.”

Este hombre rico no vio que Dios tuvo parte en su prosperidad. Esto, en si mismo es una prueba de pobreza. Una persona agradecida es una persona que reconoce que sin Dios no tiene nada y es nada. Agradecimiento de espíritu es uno de los tesoros de Dios. Lo bendice a ese que da, y al que recibe. El orgullo y la presunción son hijos de la ingratitud. El Salmo 100 nos dice: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.”

No poder ver la bondad de Dios es una falta más grande que ceguedad colorida. Deja de ver toda la gloria y bondad de Dios en el mundo alrededor de ellos. Falta de agradecimiento significa que estamos pobres en nosotros mismos.

SU FALTA DE SERVICIO UTIL

El hombre en esta parábola se enfrenta con un dilema en lo que concierne sus riquezas. No tiene más lugar donde guardar su cosecha. Toma consejo con él mismo acerca de lo que debe hacer. Después de unos momentos llega a la solución de su dilema. Decide derribar sus graneros viejos y construir unos más grandes, y allí guardara toda su cosecha. Seguirá con sus negocio como de antes, pero en una escala más grande. Ningún otro pensamiento viene a él. Pero esto, también, es una prueba de su pobreza. No tiene intenciones de dar, sólo de conseguir; ningún plan de usar, solo de almacenar. No ve ninguna de las posibilidades que están en sus manos. El no tiene pensamiento más alto del uso de prosperidad que para almacenarlo en sus graneros. El no entiende que todas las bendiciones vienen de Dios y son regalos para los hombres, para ser usados como tal en el servicio de Dios. Este hombre nunca soñó de mayordomía o servicio. La prosperidad que vino a él de sus campos debería haberle enseñado mejor. El aumento no vino de almacenar, pero de sembrar. Si él había usado su riqueza como había usado su grano, poniéndolo para ayudar en el servicio del hombre, le hubiera venido riquezas verdaderas. Habría sido rico hacia Dios y rico en sí mismo.

SU FALTA DE CUALQUIER INTERES O PERSPECTIVA DIGNA

¿Qué son sus pensamientos para el futuro? ¿Qué esperanzas y planes abriga el? “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.” Él entretiene el pensamiento de jubilarse del negocio. Él tiene más que suficiente para el resto de su vida. No hay necesidad de levantarse temprano o trabajar tarde o soportar el calor del día. Se lo pasara suave por el resto de su vida, disfrutara de su dinero. Es su propio amo. Todo lo que tiene es para él. Será un glotón y gustará del mejor vino. Sus placeres son de la carne. Ninguna visión más alta amanece en su alma. No tiene ningún interés o deseo en cosas espirituales al momento, Dios y el más haya están ausentes de sus planes.  “Muchos años” es el límite de su perspectiva. Los intereses más altos del hombre son sin interés de Dios. El pensamiento de bondad, el amor de verdad, la alegría de ayudar, el placer de compañerismo con Dios son de ningún interés a él al momento. Su vida es tan pobre y poca compasiva que no sabe lo que le falta.

SE VE EN LO QUE DEJA DETRÁS Y LO QUE SE LLEVA CON EL

Es llamado por la voz que ninguno puede desobedecer. El había planeado vivir por “muchos años,” y no tiene si quiera ninguno. “Esta noche,” en medio de planes y expectativazas, lo inesperado lo sorprende. La muerte vine a llamarlo. ¿Qué deja atrás de el? Sus riquezas, sus bienes, sus graneros. ¡Nada más! Dios nos recuerda en el Salmo 39:6, en verdad lo que realmente somos y que somos: “Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.”

Nadie se levanta para bendice su memoria. Sus dolientes son pocos si es que hay, en su funeral. No deja ningún monumento perdurable de hechos de bondad, o de servicio útil, o un nombre honrado. ¿Qué es lo que se lleva con él? Nada de lo que tenía. Sus tesoros eran de este mundo, y el mundo los retiene. Se lleva solo su carácter, tal como era. Y con eso entera a la eternidad un mendigo, y un necio. Solo le espera el juicio, “y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”


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