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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Thursday, April 25, 2024

LA PUREZA MORAL

“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Mateo 5:27-28

“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan 8:3-11

¿Cómo decidimos que es bueno o que es malo cuando se trata del sexo? ¿Es la conciencia de confianza cuando se trata de relaciones humanas involucrando el sexo? ¿Debe ser la opinión pública la norma final de juicio? La Palabra de Dios nos da guiaza en contestar tales preguntas.

Así como el sexto mandamiento prohíbe destruir la vida de alguien, el séptimo prohíbe destruir el matrimonio de alguien. El mandamiento sobre el adulterio comparte con el  mandamiento de matar la importancia del valor de otro individuo. Nuestra lección de hoy enfoca en este mandamiento a luz del mensaje y ministerio de Jesús.

La oposición al adulterio esta firmemente arraigado en la Palabra de Dios. En el Antiguo Testamento los adúlteros se agrupan junto con los asesinos, hombres traicioneros, y esos que oprimen otros. No es sorprendente que la pena para el adulterio era la muerte.

Dos ideas son especialmente notable en los dichos de Jesús: Jesús no prohibió mirar a una mujer, como lo hacían unos maestros en Su día. Ni condeno la atracción natural de un hombre y mujer del uno al otro. Lo que el condenaba era dejar que esa atracción lo llevara a fantasías que amenazaba el matrimonio de otro. Jesús rompió con la tendencia popular de censurar a las mujeres por el problema de seducción. Él llamo a los hombres que aceptarán responsabilidad por sus deseos sexuales.

Leyes morales operan en el universo así como leyes de naturaleza. Los diez Mandamientos son leyes morales. Ellos nos dan a conocer como la vida esta unida. Cuando obedecemos estas leyes, la vida es rica y satisfecha. Cuando las desobedecemos, la vida se vuelve destructiva y se desintegra. Son las leyes de Dios. Como las leyes de la naturaleza, las leyes morales se mantienen firmes. Dios las impone continuamente.

¿Cómo sabemos que los Diez Mandamientos son las leyes de Dios? Sabemos porque sin ellos la vida personal se degeneraría. La idolatría, matando, mintiendo, hurtar, adulterio, y tantas otras cosas son contrario a la manera que la vida esta hecha. Somos hechos para el amor, la verdad, la honestidad y la pureza.

Cuando Jesús hablo de esos quien transgresaron el mandamiento, prohibiendo el adulterio, no se detuvo con el solo hecho. En cambio, Él se dirigió a la persona interna donde el deseo de cometer el hecho nació. Él dijo, “cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”

Los Rabinos en el tiempo de Jesús le daban a hombre crédito por sus intenciones buenas y pasaban por alto sus malas intenciones mientras que el no sedilla a ellos. Jesús no iba ser tan indulgente con esos quien deseaba hacer lo malo pero se detenían porque no había la oportunidad o por consecuencias legales o por temor a Dios. Si verdaderamente deseaban en sus corazones cometer adulterio, era como si ellos realmente lo habían hecho.

Yo no pienso que Jesús estaba diciendo que los pensamientos nacidos de nuestro deseo instintivo normal del sexo son pecado. Solo si uno, aparte del matrimonio, acepta, acaricia, y medita en ellos llegan a ser malos. Alguien ha dicho que el pensamiento es padre del hecho. Jesús dijo que el pensamiento intencional es en si mismo el hecho. Esta creencia es cierto no solamente con respecto al sexo, pero en todas las áreas de relaciones personales donde se entretienen deseos malos o deliberadamente invitados.

El relato en el evangelio de Juan de la mujer tomada en adulterio ilustra como se puede violar la personalidad humana. Los hombres quienes estaban teniendo relaciones con ella estaban usando su cuerpo solo para su propio placer. Como ella se sentía por adentro, lo que ellos estaban haciendo con ella como una persona, sus perspectivas del futuro como una esposa y madre,  todo esto no estaba en el pensamiento de estos hombres.

Hoy en día escuchamos con mucha frecuencia la frase “dos adultos consintiendo”. Esta frase aun ha llegado a ser una parte de alguna legislación donde el sexo es involucrado. El hecho de que hay un compañero que consiente significaría solo que la violación no ocurrió. El hecho de compañeros que consienten justificara el ahecho en los ojos de la ley pero no en la ley más alta del amor dado en Cristo.  El efecto en la persona de esos involucrado en estos hechos todavía necesita ser considerado. Las personas que solo “viven junto” que no están casados están invitando la angustia cuando la relación se deshace, estigma social, sufrimiento para los hijos que nacen de esta unión y posibles enredos legales. Y entonces, a pesar de cualquier denegación, hay lo de siempre, el aguijón de la conciencia mientras ideales que una vez se  sostenían son reprimidos mientras intentan de racionalizarlos.

Recientemente salio en los periódicos la historia de una bella jovencita que se suicidio porque ya no podía soportar mas la inseguridad de su situación. Ella había sido abusada sexualmente desde niña y había experimentado una serie de matrimonios, ninguno de ello duro  mucho tiempo. Personas la  habían usado para alimentar sus propios deseos lujuriosos y propósitos. Ya no podía tolerar su situación.

Aun en el matrimonio, se puede violar personalidad. A algunos matrimonios se les ha referido como adulterio legalizado. Ya no hay ningún interés para la otra persona. Para ellos, el alivio físico en lugar del amor es todo que la relación matrimonial envuelve.

Este estudio no es un mensaje de anti-sexo, pero más bien un mensaje sobre anti-lascivia. En el principio Dios creo a los seres humanos como hombre y mujer. Su propósito era que ellos se casaran y se multiplicaren. Dentro de los lazos del matrimonio, el sexo es ambos bello y sagrado.

Se tenemos un hambre de sexo dentro de nosotros, es porque Dios nos creo de esa manera.  Si tenemos la capacidad de pensar pensamientos sexuales, es porque Dios nos ha dado esa capacidad. El mismo Dios creador, sin embargo, ha prescrito una manera justa y abundante en el que estos deseos y pensamientos se deben expresar.  

No hay nada en la Palabra de Dios que indicaría que los seres humanos solo deben tener relaciones sexuales para procrear. Comunicación sexual dentro de los lasos del matrimonio no tan solo trae unidad de cuerpo, alma y espíritu, pero puede atraer al marido y esposa juntos en una unión de amor que es similar a la relación de Cristo y la iglesia como dice Efesios 5:31-33.                                             

 

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