About Me

My photo
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, December 23, 2025

CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS

Romanos 12:1-2; Efesios 5:17

Todo aquel que desee conocer la voluntad de Dios, puede confiar que Dios le mostrara su voluntad. La Palabra de Dios nos dice que Dios quiere que lo conozcamos en forma personal y que vivamos de una manera que lo refleje. La voluntad de Dios se puede conocer y demostrar.

Cuando hablamos de la voluntad de Dios, nos referimos a ese plan divino que Dios tiene para cada persona y para el mundo. La Biblia nos muestra que la voluntad de Dios no es algo vago o misterioso, sino que es clara, buena y perfecta. Romanos 12:1-2 nos invita a no conformarnos con este mundo, sino a renovar nuestra mente para poder discernir cual es la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios.

La ​​voluntad de Dios es comprensible y comprobable (Romanos 12:2). Este pasaje nos presenta una secuencia importante: nos negamos a conformarnos al mundo y, en cambio, permitimos que el Espíritu nos transforme. A medida que nuestra mente se renueva según las cosas de Dios, podemos conocer la voluntad perfecta de Dios.

La voluntad humana es bastante simple: cuando queremos que algo suceda, lo deseamos; cuando hacemos algo, mostramos nuestra voluntad al respecto. La voluntad de Dios es más compleja. Es importante entender que la voluntad de Dios se presenta en diferentes aspectos en la Biblia:

1) Su voluntad soberana (decretiva oculta) se revela en sus decretos inmutables. Solo Él la conoce. Decretó que hubiera luz, y hubo luz; este es un ejemplo de su decreto eficaz (Génesis 1:3). Cuando permitió que Satanás atormentara a Job, este fue un ejemplo de su decreto permisivo (Job 1:12).

2) Su voluntad revelada (permisiva) está contenida en su palabra; sus preceptos están claramente establecidos. Nos los da para que caminemos en santidad. Tenemos la capacidad (pero no el derecho) de quebrantar estos mandamientos.

3) Su voluntad disposiciónal (preceptiva ordenada) es su actitud; son los mandamientos y enseñanzas que Dios nos da para vivir en santidad.

SACRIFICIOS VIVOS:

Pablo describe la adoración a Dios como convertirnos en sacrificios vivos para Él, renunciando a buscar lo que deseamos en la vida y aprendiendo a conocer y servir la voluntad de Dios. Pablo describe un estilo de vida de abnegación.

Pablo escribe que ya no debemos conformarnos al mundo. La palabra "mundo" se referirse al "sistema mundano" o a la forma en que todos los seres humanos viven. Juan describió esta forma de vida mundana como "los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida" (1 Juan 2:16).

Pablo nos dice que abandonemos la búsqueda del placer, las posesiones y que dejemos de vivir como los demás. En cambio, nos exhorta a transformarnos de adentro hacia afuera. Específicamente, escribe que debemos cambiar nuestra forma de pensar, que nuestras mentes deben ser renovadas para que podamos comenzar a comprender la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Pablo nos exhorta a aprender a ver la vida con una nueva perspectiva: ¿Qué quiere Dios para mí? ¿Cuál es el uso verdaderamente bueno, aceptable y perfecto de mi vida para sus propósitos y no solo para los míos?

Romanos 12:1-2 responde a la pregunta. La respuesta es convertirnos en sacrificios vivos y constantes, dedicando nuestras vidas al servicio de Dios como un acto continuo de adoración. Para lograrlo, necesitaremos liberarnos del mundo y cambiar nuestra mentalidad para poder comprender lo que Dios quiere. Entonces sabremos cómo vivir.

LA RENOVACIÓN DE LA MENTE Y LA TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL

Renovar la mente significa cambiar la forma en que pensamos para que esté alineada con la voluntad de Dios. No es solo un cambio superficial, sino una transformación profunda que afecta nuestras decisiones y actitudes.

Prácticas como la lectura diaria de la Biblia, la meditación en sus enseñanzas y la reflexión personal ayudan a cultivar esta renovación. Cuando nuestra mente se transforma, nuestra vida también cambia, y podemos discernir mejor qué es lo que Dios quiere para nosotros.

CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS:

Conocer la voluntad de Dios es a veces difícil porque requiere paciencia. Es natural querer conocer toda la voluntad de Dios a la vez, pero no es así como Él obra. Él nos revela un paso a la vez cada movimiento es un paso de fe. Lo importante es que, mientras esperamos que nos siga dirigiendo, estamos ocupados haciendo el bien que sabemos que debemos hacer (Santiago 4:17).

Si usted está caminando cerca del Señor, y deseando de verdad Su voluntad para su vida Dios va a colocar Sus propios deseos en su corazón. La clave es desear la voluntad de Dios, no la suya propia. Cuando nos comunicamos con Dios no pedimos lo que queremos sino que hablamos con Él sobre lo que Él quiere para nosotros. Debemos estar dispuestos a preguntarle y luego a escuchar lo que Él quiera decirnos. Si ya hemos tomado una decisión será difícil escuchar lo que el Señor quiere que hagamos.

A menudo, queremos que Dios nos dé detalles específicos: dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarnos, qué auto comprar, etc. Dios nos permite tomar decisiones, y si nos sometemos a Él, Él tiene maneras de prevenir decisiones equivocadas (Hechos 16:6-7).

Al buscar la voluntad de Dios, debemos asegurarnos de que lo que estamos considerando no sea algo que la Biblia prohíbe. Por ejemplo, la Biblia prohíbe robar; dado que Dios ha hablado claramente sobre el tema, sabemos que no es su voluntad que seamos ladrones de bancos; ni siquiera necesitamos orar al respecto. Además, debemos asegurarnos de que lo que estamos considerando glorifique a Dios y nos ayude a nosotros y a otros a crecer espiritualmente.

Cuanto mejor conocemos a una persona, más familiarizados estamos con sus deseos. Por ejemplo, un niño puede ver al otro lado de una calle concurrida la pelota que se le escapó, pero no corre tras ella porque sabe que "mi papá no querría que hiciera eso". No necesita pedirle consejo a su padre en cada situación; sabe lo que su padre diría porque lo conoce. Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. Al caminar con el Señor, obedeciendo Su Palabra y confiando en Su Espíritu, descubrimos que se nos da la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). Lo conocemos, y eso nos ayuda a conocer Su voluntad. Encontramos la guía de Dios fácilmente disponible (Proverbios 11:5). Si caminamos cerca del Señor y deseamos sinceramente Su voluntad para nuestras vidas, Dios pondrá Sus deseos en nuestros corazones. La clave es querer la voluntad de Dios, no la nuestra (Salmo 37:4).

Muchas personas dicen que les gustaría conocer la voluntad de Dios para ellas con respecto a una situación particular. ¿Es posible tal conocimiento? Primero deberíamos preguntarnos: "¿Quiere Dios que conozcamos Su voluntad?". La respuesta es "¡sí!". En el sentido más básico, por eso nos ha dado Su Palabra. Además, la obediencia depende del conocimiento. ¿Cómo podemos obedecerle si no sabemos lo que quiere que hagamos?

Pablo enseñó que podemos discernir la voluntad de Dios (Colosenses 1:9, 4:12). Pablo ordena a sus lectores que comprendan la voluntad de Dios (Efesios 5:17). Y debemos “probar y aprobar cuál es la voluntad de Dios” (Romanos 12:2). Buscar conocer la voluntad de Dios es una buena búsqueda.

Efesios 5:17 dice: “No seáis insensatos, sino entended cuál es la voluntad del Señor”. Este imperativo está inserto en una discusión más amplia sobre la vida cristiana. Como creyentes, debemos “andar en amor” (v. 2) y “andar como hijos de luz” (v. 9). Al hacerlo, podemos comprender cuál es la voluntad del Señor para nuestras vidas.

En Efesios 5, Pablo describe el comportamiento apropiado para todos los creyentes. Dado que hemos sido transformados por Cristo, no debemos “participar en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien denunciarlas” (Efesios 5:11). Estas cosas son infructuosas porque no producen la justicia de Dios. En contraste, los creyentes deben “andar como hijos de luz (porque el fruto de la luz se halla en todo lo bueno, justo y verdadero)” (v. 9). Al andar en la luz, podemos “discernir lo que agrada al Señor” (v. 10).

Efesios 5:17 contrasta la insensatez con el discernimiento o la comprensión de la voluntad del Señor. La implicación es que la verdadera sabiduría está ligada a la comprensión. En las Escrituras, la insensatez se describe como un déficit moral y espiritual provocado por no someterse a la sabiduría de Dios.

Para comprender la voluntad de Dios, debemos estudiar y meditar en las Escrituras, que es la principal manera en que Dios se comunica con nosotros. Respecto a la necesidad y suficiencia de las Escrituras, Pablo escribe (II Timoteo 3:16-17). Al estudiar, meditar y obedecer la Palabra de Dios, nuestras mentes se renuevan y transforman, y podemos “discernir cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo agradable y lo perfecto” (Romanos 12:2).

El Espíritu Santo también desempeña un papel fundamental para ayudarnos a comprender la voluntad de Dios. El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad que guía a los creyentes a toda la verdad. En Efesios, el Espíritu nos guía para tomar decisiones éticas acertadas (Efesios 5:18-21). Para discernir y comprender la voluntad de Dios, debemos “ser llenos del Espíritu” (v. 18). Este es un proceso continuo de caminar en sintonía con el Espíritu (Gálatas 5:25).

PASOS PRÁCTICOS PARA CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS:

La ​​Biblia revela un hermoso plan para nuestras vidas. Podemos conocer con toda certeza muchos aspectos del plan de Dios porque están revelados en Su Palabra. Otras partes las descubrimos a medida que caminamos en estrecha comunión con Dios.

1. Oración constante y sincera: Hablar con Dios como con un amigo, abrir el corazón y pedir claridad.

2. Estudio y meditación de la Biblia: La Palabra es la luz que ilumina nuestro camino y nos muestra qué es lo que Dios quiere.

3. Renovación de la mente: Cambiar nuestros pensamientos para alinearlos con los principios bíblicos, evitando conformarnos con lo que el mundo ofrece.

4. Buscar consejo piadoso: La comunidad y los líderes espirituales pueden ayudarnos a discernir mejor.

5. Evaluar las circunstancias: Observar las puertas que Dios abre o cierra en nuestra vida.

6. Escuchar la voz interior: El deseo que Dios pone en nuestro corazón es una señal importante.

7. Confirmación mediante la paz interior: La verdadera voluntad de Dios trae paz y libertad, no confusión ni miedo.

Estos pasos no son mágicos ni instantáneos, pero sí efectivos si los aplicas con constancia y fe. ¿Te ha pasado que después de orar y meditar sientes una paz que te confirma que vas por buen camino? Eso es la guía divina actuando.

 





KNOWING GODS WILL


Romans 12:1-2; Ephesians 5:17

Anyone who desires to know God's will can trust that God will show them His will. The Word of God tells us that God wants us to know Him personally and to live in a way that reflects Him. God's will can be known and demonstrated.

When we speak of God's will, we are referring to the divine plan that God has for each person and for the world. The Bible shows us that God's will is not something vague or mysterious, but rather it is clear, good, and perfect. Romans 12:1-2 invites us not to conform to this world, but to renew our minds so that we may discern what is the good, pleasing, and perfect will of God.

God's will is understandable and verifiable (Romans 12:2). This passage presents an important sequence: we refuse to conform to the world and, instead, allow the Spirit to transform us. As our minds are renewed according to the things of God, we can know the perfect will of God.

Human will is quite simple: when we want something to happen, we desire it; when we do something, we show our will concerning it. God's will is more complex. It is important to understand that God's will is presented in different aspects in the Bible:

1) His sovereign will (decree – hidden) is revealed in His immutable decrees. Only He knows it. He decreed that there should be light, and there was light; this is an example of His effective decree (Genesis 1:3). When He allowed Satan to torment Job, this was an example of His permissive decree (Job 1:12).

2) His revealed will (permissive) is contained in His word; His precepts are clearly established. He gives them to us so that we may walk in holiness. We have the ability (but not the right) to break these commandments.

3) His dispositional will (perceptive – ordained) is His attitude; these are the commandments and teachings that God gives us to live in holiness.

LIVING SACRIFICES:

Paul describes the worship of God as becoming living sacrifices for Him, giving up seeking what we desire in life and learning to know and serve God's will. Paul describes a lifestyle of Self-denial.

Paul writes that we should no longer conform to the world. The word "world" refers to the "worldly system" or the way all human beings live. John described this worldly way of life as "the desires of the flesh, the desires of the eyes, and the pride of life" (1 John 2:16).

Paul tells us to abandon the pursuit of pleasure and possessions and to stop living like everyone else. Instead, he urges us to be transformed from the inside out. Specifically, he writes that we must change our way of thinking, that our minds must be renewed so that we can begin to understand God's will for our lives.

Paul encourages us to learn to see life from a new perspective: What does God want for me? What is the truly good, acceptable, and perfect use of my life for His purposes and not just for my own?

Romans 12:1-2 answers the question. The answer is to become living and constant sacrifices, dedicating our lives to the service of God as a continuous act of worship. To achieve this, we will need to free ourselves from the world and change our mindset so that we can understand what God wants. Then we will know how to live.

THE RENEWAL OF THE MIND AND SPIRITUAL TRANSFORMATION:

Renewing the mind means changing the way we think so that it is aligned with God's will. It is not just a superficial change, but a profound transformation that affects our decisions and attitudes.

Practices such as daily Bible reading, meditating on its teachings, and personal reflection help cultivate this renewal. When our mind is transformed, our life also changes, and we can better discern what God wants for us.

KNOWING GOD'S WILL:

Knowing God's will is sometimes difficult because it requires patience. It is natural to want to know all of God's will at once, but that is not how He works. He reveals it to us one step at a time; each movement is a step of faith. The important thing is that, while we wait for Him to continue guiding us, we are busy doing the good that we know we should do (James 4:17).

If you are walking closely with the Lord and truly desiring His will for your life, God will place His own desires in your heart. The key is to desire God's will, not your own. When we communicate with God, we don't ask for what we want, but rather we talk to Him about what He wants for us. We must be willing to ask Him and then listen to what He wants to tell us. If we have already made a decision, it will be difficult to hear what the Lord wants us to do.

Often, we want God to give us specific details: where to work, where to live, whom to marry, what car to buy, etc. God allows us to make decisions, and if we submit to Him, He has ways of preventing wrong decisions (Acts 16:6-7).

When seeking God's will, we must make sure that what we are considering is not something that the Bible prohibits. For example, the Bible prohibits stealing; Since God has spoken clearly on the subject, we know it is not His will for us to be bank robbers; we don't even need to pray about it. Furthermore, we should make sure that what we are considering glorifies God and helps us and others grow spiritually.

The better we know a person, the more familiar we are with their desires. For example, a child might see the ball that rolled away across a busy street, but he doesn't run after it because he knows, "My dad wouldn't want me to do that." He doesn't need to ask his father for advice in every situation; he knows what his father would say because he knows him. The same is true in our relationship with God. As we walk with the Lord, obeying His Word and trusting in His Spirit, we find that we are given the mind of Christ (1 Corinthians 2:16). We know Him, and that helps us to know His will. We find God's guidance readily available (Proverbs 11:5). If we walk closely with the Lord and sincerely desire His will for our lives, God will put His desires in our hearts. The key is to want God's will, not our own (Psalm 37:4).

Many people say they would like to know God's will for them regarding a particular situation. Is such knowledge possible? First, we should ask ourselves, "Does God want us to know His will?" The answer is "yes!" In the most basic sense, that is why He has given us His Word. Furthermore, obedience depends on knowledge. How can we obey Him if we don't know what He wants us to do?

Paul taught that we can discern God's will (Colossians 1:9, 4:12). Paul commands his readers to understand God's will (Ephesians 5:17). And we are to “test and approve what God’s will is” (Romans 12:2). Seeking to know God's will is a worthy pursuit.

Ephesians 5:17 says, “Do not be foolish, but understand what the Lord’s will is.” This imperative is embedded in a broader discussion of the Christian life. As believers, we are to “walk in love” (v. 2) and “walk as children of light” (v. 9). By doing so, we can understand what the Lord’s will is for our lives.

In Ephesians 5, Paul describes the appropriate behavior for all believers. Since we have been transformed by Christ, we are not to “participate in the fruitless deeds of darkness, but rather expose them” (Ephesians 5:11). These things are fruitless because they do not produce God’s righteousness. In contrast, believers are to “walk as children of light (for the fruit of the light consists in all goodness, righteousness and truth)” (v. 9). By walking in the light, we can “discern what is pleasing to the Lord” (v. 10).

Ephesians 5:17 contrasts foolishness with discerning or understanding the Lord’s will. The implication is that true wisdom is linked to understanding. In Scripture, foolishness is described as a moral and spiritual deficit caused by failing to submit to God’s wisdom.

To understand God’s will, we must study and meditate on Scripture, which is the primary way God communicates with us. Regarding the necessity and sufficiency of Scripture, Paul writes (2 Timothy 3:16-17). By studying, meditating on, and obeying God's Word, our minds are renewed and transformed, and we can “discern what is the will of God, what is good and acceptable and perfect” (Romans 12:2).

The Holy Spirit also plays a fundamental role in helping us understand God's will. The Holy Spirit is the Spirit of truth who guides believers into all truth. In Ephesians, the Spirit guides us in making sound ethical decisions (Ephesians 5:18-21). To discern and understand God's will, we must “be filled with the Spirit” (v. 18). This is a continuous process of walking in step with the Spirit (Galatians 5:25).

PRACTICAL STEPS TO KNOWING GOD'S WILL:

The Bible reveals a beautiful plan for our lives. We can know with certainty many aspects of God's plan because they are revealed in His Word. Other parts we discover as we walk in close fellowship with God.

1. Constant and sincere prayer: Talk to God as you would to a friend, opening your heart and asking for clarity.

2. Bible study and meditation: The Word is the light that illuminates our path and shows us what God wants.

3. Renewal of the mind: Change your thoughts to align them with biblical principles, avoiding conforming to what the world offers.

4. Seek godly counsel: Community and spiritual leaders can help us discern better.

5. Evaluate the circumstances: Observe the doors that God opens or closes in your life.

6. Listen to your inner voice: The desire that God places in your heart is an important sign.

7. Confirmation through inner peace: God's true will brings peace and freedom, not confusion or fear.

These steps are not magical or instantaneous, but they are effective if you apply them with consistency and faith. Have you ever experienced a feeling of peace after praying and meditating that confirms you're on the right path? That's divine guidance at work.



Tuesday, November 25, 2025

¿ES CORRECTO?


“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento; reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.” Proverbios 3:5-6

Algunas de las preguntas que a menudo se hacen los creyentes: “¿Es correcto que un creyente vaya a bailes o al cine, escuche música mundana, fume, beba o participe en otros placeres y diversiones mundanas?”

Sé que muchísimos creyentes están preocupados por preguntas similares. Descubrirán que ciertas prácticas están claramente condenadas en la Biblia. Al escudriñar las Escrituras, encontrarán que hay muchas otras prácticas, comunes en el mundo actual, que no se mencionan. Quizás se pregunten: ¿qué hago ahora?

Nos gustaría brindarles una serie de pautas que les ayudarán a decidir si participar o no en una actividad cuestionable.

1. En primer lugar, ¿está claramente prohibido por Dios para los creyentes? Si lo está, evítalo, no participes en ello. Si no lo sabes, no lo hagas hasta que hayas tenido la oportunidad de averiguarlo (1 Tesalonicenses 5:22).

2. ¿Hay alguna gloria para Dios en ello? En 1 Corintios 10:31, leemos esta clara declaración: “Todo lo que hagan, háganlo para la gloria de Dios”. Antes de participar en la actividad en cuestión, ¿puedes pedir honestamente la bendición de Dios sobre ella, creyendo que Él será honrado a través de tu participación?

3. Pregúntate: ¿es “del mundo”? Si lo es, entonces no es “de Dios”. Él dijo acerca de sus discípulos: “Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:16). Él no era “del mundo” en absoluto. Estaba en él, pero no era de él (1 Juan 2:15-17).

4. ¿Lo habría hecho Jesús? Él nos ha dejado un ejemplo para que sigamos sus pasos (1 Pedro 2:21).

5. ¿Te gustaría que te encontraran haciendo eso cuando Jesús regrese? Alguien ha comentado sabiamente: “¡No hagas nada, no digas nada ni vayas a ningún lugar que te cause vergüenza si Jesús viniera!” (1 Juan 2:28).

6. ¿Te sientes con la libertad de hacerlo al recordar que Jesús mora en ti? “¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19; Efesios 4:30).

7. ¿Es una conducta apropiada para un hijo de Dios? Cuando el hijo de un rey actúa de manera indigna, deshonra el nombre de su padre. Lo mismo ocurre con el cristiano que se comporta de forma inapropiada (Romanos 2:24; Colosenses 1:10).

8. ¿Qué efecto tendrá tu conducta en los demás? ¿Será un buen testimonio para los no creyentes, o pensarán que en realidad no hay diferencia entre un cristiano y un incrédulo (II Corintios 5:17)? ¿Hará que alguien que es joven en la fe tropiece? El apóstol Pablo advirtió que nadie debe poner “tropiezo u ocasión de caer al hermano” (Romanos 14:13).

9. ¿Tienes la menor duda al respecto? Si es así, entonces no lo hagas, porque “el que duda es condenado”, pues “todo lo que no proviene de fe es pecado” (Romanos 14:23).

En relación con esto, es bueno recordar que “no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14-15). Esto no significa que podamos hacer lo que queramos, sino que significa que deseamos hacer lo que Dios le ama porque Él ha hecho mucho por nosotros. No evitamos los placeres y diversiones mundanas por obligación, sino por propia voluntad.

La razón por la que lo deseamos es porque Cristo murió por nosotros, y ahora nuestra aspiración es vivir de una manera que le agrade. “Nosotros lo amamos a él, porque él nos amó primero” (Juan 4:19; II Corintios 5:14-15). Dios no dice: “Si te alejas de los placeres pecaminosos, serás cristiano”. Sino que, en efecto, le dice al creyente: “¡Eres cristiano! Ahora vive de una manera que sea coherente con tu elevado llamamiento” (Efesios 4:1).

Es posible que un cristiano olvide su digna posición y se deje llevar por las cosas del mundo. En tal caso, Dios lo traerá de vuelta mediante una corrección amorosa, tal como un pastor trae de vuelta a una oveja descarriada colocando su cayado alrededor de su cuello. Así, si el creyente olvida la gracia de Dios, será restaurado por la mano correctora de Dios.

IS IT RIGHT?

 

“Trust in the Lord with all your heart, And lean not on your own understanding; In all your ways acknowledge Him, And He shall direct your paths.” Proverbs 3:5-6

Some of the questions often asked by believers: “Is it right for a believer to go to dances or to the movies, to listen to worldly music, to smoke, to drink, or to participate in other worldly pleasures and amusements?

I know that a great many believers are troubled by similar questions. You will find that certain practices are clearly condemned in the Bible. As you search the scriptures, you will find that there are many other practices, common in the world today, which are not mentioned. You might ask; what do I do now?

We would like to give you a series of standards which will help you to decide whether or not to engage in a questionable activity.

1.  First of all, is it distinctly forbidden by God for believers? If it is, avoid it, do not partake of it. If you do not know, don’t do it until you have had a chance to find out (I Thessalonians 5:22).

2.  Is there any glory for God in it? In I Corinthians 10:31, we read this plain statement: “Whatsoever ye do, do all to the glory of God.” Before you engage in the activity in question, can you honestly ask for God’s blessing upon it, believing that He will be honored through your participation?

3.  Ask yourself, is it “of the world?” If it is, then it is not “of God.” He said concerning His disciples, “They are not of the world, even as I am not of the world” (John 17:16). He was not “of the world” at all. He was in it, but no of it (I John 2:15-17).

4.  Would Jesus have done it? He has left us an example that we should follow His steps (I Peter 2:21).

5.  Would you like to be found doing it when Jesus returns? Someone has wisely remarked, “Don’t do anything, say anything, or go anywhere that would cause you shame if Jesus should come! (I John 2:28).

6.  Can you feel free to do it when you remember that Jesus dwells within you? “Know ye not that your body is the temple of the Holy Ghost which is in you, which ye have of God, and ye are not your own?” (I Corinthians 6:19; Ephesians 4:30)

7.  Is it fitting conduct for a child of God? When a king’s son acts in an unworthy manner, he brings disgrace on his father’s name. So does the Christian who behaves in an unbecoming way (Romans 2:24; Colossians 1:10).

8.  What effect will your conduct have on others? Will it be a good testimony to the unsaved, or will they decide that there is really no difference between a Christian and an unbeliever (II Corinthians 5:17)? Will it cause someone who is young in the faith to stumble? The apostle Paul warned that no man should put “a stumbling block or an occasion to fall in his brother’s way” (Romans 14:13).

9.  Is there the least bit of doubt in your mind about it? If so, then don’t do it, for “he that doubteth is damned,” for “whatsoever is not of faith is sin” (Romans 14:23).

In connection with this, it is well to remember that we “are not under the law, but under grace” (Romans 6:14-15). This does not mean that we may do as we like, but rather it means we want to do what God likes because He has done so much for us. We do not avoid worldly pleasures and amusements because we have to, but because we want to.

The reason we want to is because Christ died for us, and now our ambitions are to live in a manner that will please Him. “We love Him, because He first loved us” (John 4:19; II Corinthians 5:14-15). God does not say, “If you keep away from sinful pleasures, you will be a Christian.” But He does say, in effect, to the believer, “You are a Christian! Now live in a way that is consistent with your high calling” (Ephesians 4:1).

It is possible that a Christian may forget his dignified position, and go in for the things of the world. In such a case, God will bring him back by loving correction, just as a shepherd brings back a wandering sheep by placing his crook around its neck. Thus, if God’s grace is forgotten by the believer, he will be restored by God’s chastening hand. 

 

 

 

 

 

Tuesday, November 18, 2025

EL TRATO CON LOS CATÓLICOS

 

Los católicos creen que no se puede saber hasta la muerte si uno es salvo o no. Muchos tienen el concepto de que las buenas obras contrapesan las malas. Confían más en las obras propias que en la muerte vicaria de Cristo. Si es por las obras, es imposible que uno sepa hasta el día del juicio cuál ha sido el saldo entre las malas y las buenas.

La Biblia enseña que la salvación es por la gracia, no por obras (Romanos 11:6; Tito 3:5). Las obras se toman en cuenta, no para la salvación sino para la recompensa que uno recibirá en la vida futura (Mateo 16:27; Apocalipsis 22:12).

Si la salvación es sencillamente por aceptar lo que Cristo ha hecho a nuestro favor y confiar en Él como nuestro Salvador y Señor, no hay por qué estar en dudas sobre nuestra salvación ahora. La Biblia nos enseña que podemos y debemos estar seguros de nuestra salvación. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna.” (Juan 3:36). La primera epístola de Juan fue escrita para librar a los Cristianos de cualquier duda respecto a su salvación: “...para que sepáis que tenéis vida eterna” (I Juan 5:12-13).

Tenemos el testimonio externo y fidedigno de la Palabra de Dios y tenemos el testimonio interno del Espíritu Santo. El nos hace saber que somos hijos de Dios, y nos guía al goce de los privilegios que los tales disfrutan (Romanos 8:14-16).

Recordemos que muchos católicos aman sinceramente a Dios y le han dedicado su vida a servirle. No tienen la luz del evangelio que nosotros tenemos pero merecen nuestro respecto por su sinceridad y consagración.

En vez de atacar sus doctrinas, empecemos donde haya puntos similares de partida.


1. Tenemos prácticamente la misma Biblia. Si es posible use una Biblia católica en el trato con ellos. La versión Nácar-Colunga es una de las mejores. Es bueno que se convenzan de la verdad en su propia Biblia.


2. La Iglesia Católica como nosotros, creen que la Biblia es divinamente inspirada, la infalible Palabra de Dios.


3. Creen en el nacimiento virginal y la deidad de nuestro Jesús, en Su muerte expiatoria, resurrección, ascensión al cielo, y regreso en gloria.


4. Creen en la realidad del pecado, la expiación, la salvación, el juicio futuro, el cielo y el infierno.


5. Tienen reverencia por las cosas divinas.


6. Creen en los milagros y tienen fe en el poder sobrenatural.


DÓNDE PONER EL ÉNFASIS

Haga resaltar el amor de Dios para ellos. El no es indiferente a sus problemas y necesidades. En vez de discutir si los santos nos pueden oír o no, hagamos ver el gran privilegio que tenemos de ir directamente a Dios en oración. El testimonio personal y nuestra propia vida de oración convencen mejor que los argumentos.

Algunos han citado el ejemplo de la necesidad de presentarse ante el secretario antes de poder dirigirse a un personaje tal como el presidente de la nación. Es bueno hacerles ver que el hijo del presidente puede ir directamente a su padre, y nosotros también hablamos directamente a nuestro Padre celestial.

¡Qué dolor sentiría un padre amante si sus hijos tuvieran tan poca confianza en él que nunca se atrevieran a hablarle! ¿Será menos el dolor de nuestro Padre celestial cuando sus hijos siempre buscan a otros que presenten sus peticiones y hablen a su favor?

Procure conseguir que oren con usted. Cuanto más abran el corazón a Cristo en la oración, tanto más el Espíritu Santo les iluminará para que vean y acepten la verdad. Una vez que estén en comunión con el Cristo vivo, será fácil dejar las imágenes.

Pongamos énfasis también sobre el privilegio de saber ahora que hemos nacido de nuevo, que somos salvos por la fe en Cristo, no por las obras. No tenemos que vivir en temor al purgatorio.

MARÍA

Los católicos creen que los protestantes despreciamos a la Virgen María. Debemos de explicarles que creemos que María fue honrada de Dios sobre todas las mujeres al ser escogida para ser la madre de nuestro Señor. Todos le debemos nuestra gratitud por el cuidado que dio a nuestro Salvador durante los años de su infancia. No discute el punto de si ella tuvo otros hijos o no.  Debemos de decirles que lean el Evangelio de Lucas para que puedan leer la historia de María y del Jesús.

¿Quieren honrar a la Virgen? No hay mejor manera que guardar el único mandato que ella nos dejó: “Haced todo lo que Él os dijere” (Juan 2:5) y el primer mensaje que Cristo predicó era: “Arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).

LAS  IMÁGENES

Los católicos dicen que el uso de los cuadros y las imágenes es sencillamente como tener un retrato. Una esposa, o una novia, a veces besan el retrato del esposo, o del novio, ausente. Esta ilustración nos permite mencionar que Cristo está con nosotros siempre. ¿Qué haría el esposo, estando presente, si la esposa le hiciera caso omiso a él y pasara todo el tiempo mirando y besando el retrato? Seguro que le quitaría el retrato. Del mismo modo Cristo desea que le hablemos a Él, que le adoremos en espíritu y en verdad, en vez de estar poniéndole flores o velas a una imagen de Él.

Algunos hermanos ponen mucho énfasis en procurar que desde un principio la gente que se interese en el evangelio que destruían los santos y sus cuadros e imágenes. Nada se consigue con persuadir a la gente que abandone a sus dioses falsos a menos que acepte al Dios verdadero. Nada se logra con quitar los cuadros de la pared si todavía los tienen entronizados en el corazón. Por lo general, cuando empiezan a buscar a Dios, pronto se dan cuenta que las imágenes son impotentes e inútiles.

PASOS RECOMENDADOS

1. Procura interesarles en la lectura de su propia Biblia.

2. No hable en contra de su religión, ni en contra de la iglesia, sino procurar darles la luz de la        verdad.

3. Guíalos a tener confianza en Dios, creyendo lo que Él dice (Jn. 5:24; Jud. 24; I Jn. 5:13;              Hch. 10:43).

4. Enséñale que es necesario nacer de nuevo y que el bautismo en agua es para el perdón de los pecados.


5. Demostrar lo que es el arrepentimiento, reconocer su pecado, sentir pena por ello, y abandonarlo por completo (Isa. 55:7; Prov. 28:13).


6. Enséñale que es posible ahora mismo conseguir el perdón de todos sus pecados. Cristo quiere salvarles (Hch. 13:38-39; Efe. 1:7; Isa. 1:18).


7. Demostrarle que puede, en el momento que acepta a Jesús y es bautizado, saber que es salvo (Jn. 5:24; I Jn. 5:13)

 

DEALING WITH CATHOLICS

Catholics believe that one cannot know until death if one is saved or not. Many have the idea that good works outweigh the bad. They rely more on their own works then in the vicarious death of Christ. If it is a matter of works, it is impossible for one to know until the Day of Judgment what the balance was between bad and good.

The Bible teaches that salvation is by grace, not by works (Romans 11:6, Titus 3:5). The works are taken into account, not for salvation but for the reward you will receive in the future life (Matthew 16:27, Revelation 22:12).

If salvation is simply to accept what Christ has done for us and trust Him as our Savior and Lord, there is no reason to be in doubt about our salvation now. The Bible teaches us that we can and we must be sure of our salvation. "He that believeth on the Son hath everlasting life." (John 3:36). The first epistle of John was written to Christians to free them of any doubt about his salvation: "... that ye may know that ye have eternal life" (I John 5:12-13).

We have the reliable external testimony of the Word of God and the inner witness of the Holy Spirit. He lets us know that we are children of God, and leads us to enjoy the privileges that we have (Romans 8:14-16).

We must remember that many Catholics sincerely love God and have dedicated their lives to serve Him. They do not have the light of the gospel that we have, but they deserve our respect for their sincerity and dedication.

Instead of attacking their doctrines, let's start where there are similar starting points.

1. We have virtually the same Bible. If possible use a Catholic Bible in dealing with them.  The Nacar-Colunga version is one of the best. It's best if they are convinced of the truth with their own Bible.

2. The Catholic Church like us, believe that the Bible is divinely inspired, the infallible Word of God.

3. They believe in the virgin birth and the deity of Jesus, in His atoning death, resurrection, ascension into heaven, and return in glory.

4. They believe in the reality of sin, atonement, salvation, the future judgment, heaven and hell.

5. They have reverence for divine things.

6. Believe in miracles and have faith in the supernatural.

WHERE TO EMPHASIZE

Highlight the love of God for them. He is not indifferent to their problems and needs. Instead of arguing if the saints can hear us or not, emphasize the great privilege we have to go directly to God in prayer. Our personal testimony and our own prayer life can better convince than arguments.

Some have cited the example of the need to report to the secretary before you can go to a personage such as the nation's president. It's good to show them that the president's son can go directly to his father, and we also speak directly to our heavenly Father.

What pain a loving parent would feel if their children had so little confidence in him that he never dared to speak to them!  Would it be any less pain to our heavenly Father when His children are always looking to others to present their petitions and speak on their behalf?

Strive to have them pray with you. The more they open their heart to Christ in prayer, the more the Holy Spirit will enlighten them to see and accept the truth. Once they are in communion with the living Christ, it will be easy to leave images.

Let's also focus on the privilege of knowing now that we are born again, we are saved by faith in Christ and not by works. We need not live in fear of purgatory.

MARY

Catholics believe that Protestants despise the Virgin Mary. We must explain to them that we believe that Mary was honored by God above all women to be chosen to be the mother of our Lord. We all owe her our gratitude for the care she gave to our Savior during the years of his childhood. Don’t discuss the issue of whether she had other children or not. We should tell them to read the Gospel of Luke so they can read the story of Mary and Jesus.

Do you want to honor the Virgin? What better way than to keep the only commandment that she left us: "Do whatever He says to you" (John 2:5) and the first message that Christ preached was: "Repent and believe the gospel" (Mark 1: 15).

IMAGES

Catholics say that the use of pictures and images is just like having a portrait. A wife, or girlfriend, sometimes kisses the picture of her husband or boyfriend when they are absent. This illustration permits us to mention that Christ is with us always. What would the husband say if he is present, and his wife would ignore him and spend all the time looking and kissing the picture? Surely he would take the picture away from her. In the same manor Christ wants us to speak to Him, to worship Him in spirit and truth, instead of putting flowers or candles around an image of Him.

Some brothers put much emphasis on ensuring that from the beginning the people who are interested in the gospel destroy their pictures and images. Nothing is achieved by persuading people to abandon their false gods unless you accept the true God. Nothing is accomplished by removing their pictures and images from the wall if they still have them enthroned in their heart. Usually, when they begin to seek God, they soon realize that the images are impotent and useless.

RECOMMENDED STEPS

1. Try to interest them in reading their own bible.

2. Do not speak against their religion, or against their church, but try to give them the light of truth.

3. Lead them to trust in God, believing what He says (John 5:24; Jud. 24, I Jn. 5:13; Acts. 10:43).

4. Show them that they must be born again and that water baptism is for the forgiveness of sins.

5. Demonstrate what repentance is, acknowledging his sin, feel sorry for it, and leave it completely (Isa. 55:7; Prov 28:13).

6. Show them that it is possible that they can now receive forgiveness of all their sins. Christ wants to save them (Acts 13:38-39, Eph. 1:7, Isa. 1:18).

7. Show them that they can, at the time they accept Jesus and are baptized, know that they are saved (John 5:24, I Jn. 5:13).

Tuesday, November 11, 2025

LA MENTIRA DE LOS CRISTIANO GAY

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (II Corintios 5:17)

En primer lugar, el término “cristiano gay” es un oxímoron. No existe tal cosa como un cristiano gay. El término “gay” se refiere principalmente a una persona homosexual o a la característica de ser homosexual o lesbiana. El término “cristiano” significa ser como Cristo, como se usa originalmente en el libro de los Hechos 11:26.

Los cristianos gay son mentirosos. Y así son los que los apoyan. Eso no es una cosa difícil afirmar si usted está familiarizado con el vórtice de la ideología que está siendo difundida en las iglesias por un pequeño ejército de la religión un nuevo movimiento endogámico de la religión. En un artículo en “Christianity Today” un seguidor cristiano gay hizo esta declaración: "La salvación no cambia la orientación sexual como tampoco cambia su género."

¿Suena como que podría ser plausible? En realidad, no lo es. Es una impresionante mezcla de mentiras. Esto es lo que se denomina un "falso paralelo" y un ejemplo de cómo los homosexuales apologistas intrincadamente capan falsedades para confundir y engañar.

El cristiano gay utiliza un falso constructo como un escudo para ocultar su falso paralelo. La orientación sexual es la falsa construcción, ya que fue diseñado para reforzar la idea no probada de que la homosexualidad es innata. Como no podían demostrar científicamente que la homosexualidad es innata / genético (aunque se han realizado estudios) crearon el lenguaje como si se había probado. El uso de este fundamento falso, él intenta construir un caso que reinventara toda la comprensión bíblica de la salvación.

Evocando la orientación sexual como una línea directa de igualdad con el género es falso porque el género es inmutable, nunca cambia, mientras que la preferencia sexual (el término apropiado utilizar antes de la invención de la orientación sexual) de hecho, su cambia.

De acuerdo con las escrituras la salvación no tiene intención original para cambiar el género o cualquier otra característica humana inmutable ni nunca ha. Por lo tanto, la suposición acerca de la salvación también es falsa. La intención de la salvación es cambiar el corazón del hombre. "Pero ¿qué dice? La palabra es cerca de ti, en tu boca y en tu corazón: es decir, la palabra de fe que predicamos; Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le resucitó él de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia; y con la boca se confiesa para salvación" (Romanos 10: 8-10).

Pero si una persona no experimenta ningún cambio en el corazón, no habrá ningún cambio posterior en el comportamiento sexual. Aquí es donde la ideología de los cristianos gay es como una mala hierba salvaje entre la verdad cristiana. Se extirpa la necesidad de arrepentimiento, un prerrequisito importante para la salvación. O simplemente se eximen al declarar que el amor del mismo sexo no es pecado.

Toda la premisa apologética del cristiano gay se basa en la presunción de la salvación merecida. Qué engañosa afrenta tanto a la cruz y la sangre de Jesucristo. Nadie que se jacta de un derecho delante de Dios basado en la virtud personal o mérito no entiende bien quien es Dios o quiénes son.

 

THE GAY CHRISTIAN LIE

"Therefore if any man be in Christ, he is a new creature: old things are passed away; behold, all things are become new." (II Corinthians 5:17

First of all, the term “Gay Christian” is an oxymoron. There is no such thing as a gay Christian. The term “gay” primarily refers to a homosexual person or the trait of being homosexual or lesbian. The term Christian means to be Christ like, as originally used in the book of Acts 11:26. 

Gay Christians are liars and so are those that support them. That’s not a difficult thing to state if you are familiar with the vortex of ideology currently being disseminated in churches by a small army of religion’s newest inbred religious movement. In an article in Christianity Today a gay Christian supporter made this statement: “Salvation doesn’t change one’s sexual orientation any more than it changes one’s gender.” 

Sound like it might be plausible. Actually, it's not. It's a stunning concoction of lies. This is what is termed a “false parallel” and an example of how homosexual apologists intricately layer falsehoods to confuse and deceive you. 

The gay Christian uses a false construct as a shield to hide his false parallel. Sexual orientation is the false construct as it was crafted to reinforce the unproven idea that homosexuality is innate. Since they could not scientifically prove homosexuality to be innate/genetic (tho studies have been done) they created language as if it had been proven. Using this false foundation, he attempts to build a case which would reinvent the whole biblical understanding of salvation.

 

Evoking sexual orientation as a direct line equal to gender is false because gender is immutable, never changing. Whereas sexual preference (the appropriate term used prior to the invention of sexual orientation) does in fact, change.

 

According to the scriptures salvation has no original intent to change gender or any other immutable human characteristic nor has it ever. Thus, the supposition about salvation is also false. The intent of salvation is to change the heart of man. "But what saith it? The word is nigh thee, even in thy mouth, and in thy heart: that is, the word of faith, which we preach; That if thou shalt confess with thy mouth the Lord Jesus, and shalt believe in thine heart that God hath raised him from the dead, thou shalt be saved. For with the heart man believeth unto righteousness; and with the mouth confession is made unto salvation” (Romans 10:8-10).

But if a person experiences no change in the heart, there will be no subsequent change in sexual behavior. This is where the gay Christian ideology is like a wild weed amongst Christian truth. It excises the need for repentance, a significant prerequisite for salvation. Or they simply exempt themselves by declaring that same sex love is no sin.

The entire gay Christian apologetic premise is built upon a presumption of deserved salvation. What a specious affront to both the cross and the blood of Jesus Christ. No one who boasts of a right standing before God based upon personal virtue or merit understands either who God is or who they are.

 

Wednesday, November 5, 2025

QUIÉN ES SATANÁS Y CÓMO OPERA

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” (I Pedro 5:8)

Nuestro enemigo es conocido por varios nombres; Satanás, el diablo, Lucifer, Belcebú y Apolión (napoleón). No importa con qué nombre lo conozcas, es nuestro enemigo, nos odia y quiere destruirnos. Es por eso que debemos saber quién es y cómo opera.

"Ahora es el juicio de este mundo; ahora será expulsado el príncipe de este mundo". (Juan 12:31) Estas fueron las palabras de Jesús antes de su muerte en la cruz que traerían salvación a su pueblo y también derrotarían a Satanás. Desde el momento de la muerte de Jesús, Satanás fue juzgado, derrotado y radicalmente limitado en su poder. Satanás vino a hurtar, matar y destruir la creación de Dios (Juan 10:10).

¡Lo primero que debemos saber es que el diablo no puede obligarnos a pecar! Santiago 4: 7 dice: "Sométete, pues, a Dios, resiste al diablo y él huirá de ti". Es por esto que nadie puede decir verdaderamente: "El diablo me obligó a hacerlo". Él puede tentarnos y seducirnos a pecar, pero no tiene el poder ni la capacidad de hacernos cometer el acto del pecado. Con cada tentación que presenta Satanás, Dios proporciona una vía de escape (I Corintios 10:13). Si elegimos ceder a la tentación, nuestro pecado es el resultado de nuestros deseos y concupiscencias carnales.

La Biblia enseña que debido a que Dios nos creó con libre albedrío, nadie, ni siquiera el Diablo, tiene poder sobre nosotros para hacernos pecar. El libre albedrío es un regalo de Dios que no se puede quitar (Romanos 11:29). Satanás no puede superar la voluntad de una persona sin que entre en una relación de pacto con él. Una persona tendría que permitir voluntariamente que Satanás lo controle. La única forma en que puede hacernos pecar es a través de la tentación o el engaño. La Biblia enseña enfáticamente que si lo resistimos, huirá.

La palabra de Dios enseña que solo Dios es omnipresente, puede estar en muchos lugares al mismo tiempo (Jeremías 23:24). El diablo no posee este atributo. Está limitado a un lugar a la vez. Es porque es muy activo en el mundo, que muchos piensan que está en todas partes. Satanás tiene poder y una vasta legión de ángeles caídos bajo su mando, un ejército de espíritus demoníacos que hacen su trabajo por él. Efesios 6:12, "Porque no luchamos contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este mundo, contra la maldad espiritual en las alturas (el aire)".

A Satanás se le llama el "príncipe de la potestad del aire" (Efesios 2: 2). Él es el "gobernante de este mundo (edad)" (II Corintios 4: 4; Juan 12:31). Esto no sugiere que gobierne el mundo por completo; Dios sigue siendo soberano. Dios, en su infinita sabiduría, ha permitido que Satanás opere en este mundo dentro de los límites que Él le ha establecido. Cuando la Biblia dice que Satanás tiene poder sobre el mundo, debemos recordar que Dios le ha dado dominio solo sobre los incrédulos. Los hijos de Dios no están bajo el gobierno de Satanás (Colosenses 1:13). Los incrédulos son atrapados "en el lazo del diablo" (II Timoteo 2:26) y yacen en el "poder del maligno" (I Juan 5:19).

Cuando la Biblia dice que Satanás es el "dios de este mundo", no está diciendo que tiene autoridad absoluta. Esa transmitiendo la idea de que Satanás gobierna sobre el mundo incrédulo de una manera específica. El incrédulo sigue la agenda de Satanás: "El dios de este mundo ha cegado la mente de los incrédulos para que no puedan ver la luz del evangelio de la gloria de Cristo" (II Corintios 4: 4).

Otra cosa que debemos saber sobre el diablo es que no puede hacer nada sin el permiso de Dios. Dios es soberano sobre todas las cosas; Él tiene el control de todo en este mundo, incluso Satanás está bajo el gobierno de Dios. En el capítulo uno de Job, vemos que Satanás tuvo que presentarse ante Dios e incluso tuvo que pedir permiso para atormentar a Job. La verdad es que Satanás tiene que pedirle permiso a Dios antes de poder hacer algo. Podemos descansar en esta tremenda verdad de que nada puede sucedernos sin el permiso de Dios primero. E incluso si Dios lo permite, Él está contigo y Satanás solo puede moverse en los parámetros que Dios ha establecido. Tu destrucción no es parte de ello. La única parte de un creyente en la que Satanás puede influir es nuestra parte humana (nuestra carne). Satanás tiene dominio sobre la carnalidad que obtuvo a través del pecado de Adán y Eva (Romanos 6:16; Colosenses 1:13).

Antes de la victoria de Jesús en la cruz, la posesión por demonios prevalecía en los tiempos bíblicos. Sabemos esto porque Jesús expulsó muchos demonios durante su ministerio. Los demonios podían poseer una persona a voluntad, ya que no había límites para su libertad. La victoria de Jesús en la cruz les quitó la libertad de poseer a un ser humano y a Satanás, y sus demonios ya no pueden poseer a una persona a menos que se les invite a hacerlo. Satanás y los demonios ya no tienen este derecho de entrar y salir de una persona sin ser invitado a voluntad.

“Borrando la escritura de las ordenanzas que estaba contra nosotros, que era contraria a nosotros, y la quitó de en medio, clavándola en su cruz; y habiendo saqueado principados y potestades, los exhibió abiertamente, triunfando sobre ellos en ella ”. (Colosenses 2: 14-15) Satanás ahora está muy limitado en cuanto a la duración y extensión de su poder. No puede lograr nada sin la cooperación de una persona.

Una gran idea errónea que la gente tiene del Diablo es que tiene acceso a nuestros pensamientos, nuestras mentes. La escritura nos dice en 1 Reyes 8:39 que solo Dios puede conocer nuestros corazones. El diablo (el engañador) intentará hacerte pensar que tiene mayor poder lo que en verdad tiene. El campo de batalla es la mente, y aquí es donde debemos estar atentos para discernir de dónde están motivados nuestros pensamientos y acciones.

Sin el permiso de Dios, Satanás no tiene poder ni autoridad para hacer una sola cosa. No puede escudriñar ni conocer el corazón humano. Satanás es un ser creado que está subordinado a Dios, su poder es limitado. Conoce a tu enemigo para que puedas resistir cualquier cosa que te arroje.

Una gran verdad y promesa de la Palabra de Dios es que Satanás no puede ganar. Romanos 16:20 dice; “Y el Dios de paz aplastará a Satanás bajo tus pies” Satanás es un enemigo derrotado. La batalla no es nuestra, sino de Dios, y Él nos ha dado todo lo que necesitamos para resistir los ataques del enemigo. Tenemos autoridad sobre él por medio de Cristo Jesús.