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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, December 23, 2025

CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS

Romanos 12:1-2; Efesios 5:17

Todo aquel que desee conocer la voluntad de Dios, puede confiar que Dios le mostrara su voluntad. La Palabra de Dios nos dice que Dios quiere que lo conozcamos en forma personal y que vivamos de una manera que lo refleje. La voluntad de Dios se puede conocer y demostrar.

Cuando hablamos de la voluntad de Dios, nos referimos a ese plan divino que Dios tiene para cada persona y para el mundo. La Biblia nos muestra que la voluntad de Dios no es algo vago o misterioso, sino que es clara, buena y perfecta. Romanos 12:1-2 nos invita a no conformarnos con este mundo, sino a renovar nuestra mente para poder discernir cual es la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios.

La ​​voluntad de Dios es comprensible y comprobable (Romanos 12:2). Este pasaje nos presenta una secuencia importante: nos negamos a conformarnos al mundo y, en cambio, permitimos que el Espíritu nos transforme. A medida que nuestra mente se renueva según las cosas de Dios, podemos conocer la voluntad perfecta de Dios.

La voluntad humana es bastante simple: cuando queremos que algo suceda, lo deseamos; cuando hacemos algo, mostramos nuestra voluntad al respecto. La voluntad de Dios es más compleja. Es importante entender que la voluntad de Dios se presenta en diferentes aspectos en la Biblia:

1) Su voluntad soberana (decretiva oculta) se revela en sus decretos inmutables. Solo Él la conoce. Decretó que hubiera luz, y hubo luz; este es un ejemplo de su decreto eficaz (Génesis 1:3). Cuando permitió que Satanás atormentara a Job, este fue un ejemplo de su decreto permisivo (Job 1:12).

2) Su voluntad revelada (permisiva) está contenida en su palabra; sus preceptos están claramente establecidos. Nos los da para que caminemos en santidad. Tenemos la capacidad (pero no el derecho) de quebrantar estos mandamientos.

3) Su voluntad disposiciónal (preceptiva ordenada) es su actitud; son los mandamientos y enseñanzas que Dios nos da para vivir en santidad.

SACRIFICIOS VIVOS:

Pablo describe la adoración a Dios como convertirnos en sacrificios vivos para Él, renunciando a buscar lo que deseamos en la vida y aprendiendo a conocer y servir la voluntad de Dios. Pablo describe un estilo de vida de abnegación.

Pablo escribe que ya no debemos conformarnos al mundo. La palabra "mundo" se referirse al "sistema mundano" o a la forma en que todos los seres humanos viven. Juan describió esta forma de vida mundana como "los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida" (1 Juan 2:16).

Pablo nos dice que abandonemos la búsqueda del placer, las posesiones y que dejemos de vivir como los demás. En cambio, nos exhorta a transformarnos de adentro hacia afuera. Específicamente, escribe que debemos cambiar nuestra forma de pensar, que nuestras mentes deben ser renovadas para que podamos comenzar a comprender la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Pablo nos exhorta a aprender a ver la vida con una nueva perspectiva: ¿Qué quiere Dios para mí? ¿Cuál es el uso verdaderamente bueno, aceptable y perfecto de mi vida para sus propósitos y no solo para los míos?

Romanos 12:1-2 responde a la pregunta. La respuesta es convertirnos en sacrificios vivos y constantes, dedicando nuestras vidas al servicio de Dios como un acto continuo de adoración. Para lograrlo, necesitaremos liberarnos del mundo y cambiar nuestra mentalidad para poder comprender lo que Dios quiere. Entonces sabremos cómo vivir.

LA RENOVACIÓN DE LA MENTE Y LA TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL

Renovar la mente significa cambiar la forma en que pensamos para que esté alineada con la voluntad de Dios. No es solo un cambio superficial, sino una transformación profunda que afecta nuestras decisiones y actitudes.

Prácticas como la lectura diaria de la Biblia, la meditación en sus enseñanzas y la reflexión personal ayudan a cultivar esta renovación. Cuando nuestra mente se transforma, nuestra vida también cambia, y podemos discernir mejor qué es lo que Dios quiere para nosotros.

CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS:

Conocer la voluntad de Dios es a veces difícil porque requiere paciencia. Es natural querer conocer toda la voluntad de Dios a la vez, pero no es así como Él obra. Él nos revela un paso a la vez cada movimiento es un paso de fe. Lo importante es que, mientras esperamos que nos siga dirigiendo, estamos ocupados haciendo el bien que sabemos que debemos hacer (Santiago 4:17).

Si usted está caminando cerca del Señor, y deseando de verdad Su voluntad para su vida Dios va a colocar Sus propios deseos en su corazón. La clave es desear la voluntad de Dios, no la suya propia. Cuando nos comunicamos con Dios no pedimos lo que queremos sino que hablamos con Él sobre lo que Él quiere para nosotros. Debemos estar dispuestos a preguntarle y luego a escuchar lo que Él quiera decirnos. Si ya hemos tomado una decisión será difícil escuchar lo que el Señor quiere que hagamos.

A menudo, queremos que Dios nos dé detalles específicos: dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarnos, qué auto comprar, etc. Dios nos permite tomar decisiones, y si nos sometemos a Él, Él tiene maneras de prevenir decisiones equivocadas (Hechos 16:6-7).

Al buscar la voluntad de Dios, debemos asegurarnos de que lo que estamos considerando no sea algo que la Biblia prohíbe. Por ejemplo, la Biblia prohíbe robar; dado que Dios ha hablado claramente sobre el tema, sabemos que no es su voluntad que seamos ladrones de bancos; ni siquiera necesitamos orar al respecto. Además, debemos asegurarnos de que lo que estamos considerando glorifique a Dios y nos ayude a nosotros y a otros a crecer espiritualmente.

Cuanto mejor conocemos a una persona, más familiarizados estamos con sus deseos. Por ejemplo, un niño puede ver al otro lado de una calle concurrida la pelota que se le escapó, pero no corre tras ella porque sabe que "mi papá no querría que hiciera eso". No necesita pedirle consejo a su padre en cada situación; sabe lo que su padre diría porque lo conoce. Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. Al caminar con el Señor, obedeciendo Su Palabra y confiando en Su Espíritu, descubrimos que se nos da la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). Lo conocemos, y eso nos ayuda a conocer Su voluntad. Encontramos la guía de Dios fácilmente disponible (Proverbios 11:5). Si caminamos cerca del Señor y deseamos sinceramente Su voluntad para nuestras vidas, Dios pondrá Sus deseos en nuestros corazones. La clave es querer la voluntad de Dios, no la nuestra (Salmo 37:4).

Muchas personas dicen que les gustaría conocer la voluntad de Dios para ellas con respecto a una situación particular. ¿Es posible tal conocimiento? Primero deberíamos preguntarnos: "¿Quiere Dios que conozcamos Su voluntad?". La respuesta es "¡sí!". En el sentido más básico, por eso nos ha dado Su Palabra. Además, la obediencia depende del conocimiento. ¿Cómo podemos obedecerle si no sabemos lo que quiere que hagamos?

Pablo enseñó que podemos discernir la voluntad de Dios (Colosenses 1:9, 4:12). Pablo ordena a sus lectores que comprendan la voluntad de Dios (Efesios 5:17). Y debemos “probar y aprobar cuál es la voluntad de Dios” (Romanos 12:2). Buscar conocer la voluntad de Dios es una buena búsqueda.

Efesios 5:17 dice: “No seáis insensatos, sino entended cuál es la voluntad del Señor”. Este imperativo está inserto en una discusión más amplia sobre la vida cristiana. Como creyentes, debemos “andar en amor” (v. 2) y “andar como hijos de luz” (v. 9). Al hacerlo, podemos comprender cuál es la voluntad del Señor para nuestras vidas.

En Efesios 5, Pablo describe el comportamiento apropiado para todos los creyentes. Dado que hemos sido transformados por Cristo, no debemos “participar en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien denunciarlas” (Efesios 5:11). Estas cosas son infructuosas porque no producen la justicia de Dios. En contraste, los creyentes deben “andar como hijos de luz (porque el fruto de la luz se halla en todo lo bueno, justo y verdadero)” (v. 9). Al andar en la luz, podemos “discernir lo que agrada al Señor” (v. 10).

Efesios 5:17 contrasta la insensatez con el discernimiento o la comprensión de la voluntad del Señor. La implicación es que la verdadera sabiduría está ligada a la comprensión. En las Escrituras, la insensatez se describe como un déficit moral y espiritual provocado por no someterse a la sabiduría de Dios.

Para comprender la voluntad de Dios, debemos estudiar y meditar en las Escrituras, que es la principal manera en que Dios se comunica con nosotros. Respecto a la necesidad y suficiencia de las Escrituras, Pablo escribe (II Timoteo 3:16-17). Al estudiar, meditar y obedecer la Palabra de Dios, nuestras mentes se renuevan y transforman, y podemos “discernir cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo agradable y lo perfecto” (Romanos 12:2).

El Espíritu Santo también desempeña un papel fundamental para ayudarnos a comprender la voluntad de Dios. El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad que guía a los creyentes a toda la verdad. En Efesios, el Espíritu nos guía para tomar decisiones éticas acertadas (Efesios 5:18-21). Para discernir y comprender la voluntad de Dios, debemos “ser llenos del Espíritu” (v. 18). Este es un proceso continuo de caminar en sintonía con el Espíritu (Gálatas 5:25).

PASOS PRÁCTICOS PARA CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS:

La ​​Biblia revela un hermoso plan para nuestras vidas. Podemos conocer con toda certeza muchos aspectos del plan de Dios porque están revelados en Su Palabra. Otras partes las descubrimos a medida que caminamos en estrecha comunión con Dios.

1. Oración constante y sincera: Hablar con Dios como con un amigo, abrir el corazón y pedir claridad.

2. Estudio y meditación de la Biblia: La Palabra es la luz que ilumina nuestro camino y nos muestra qué es lo que Dios quiere.

3. Renovación de la mente: Cambiar nuestros pensamientos para alinearlos con los principios bíblicos, evitando conformarnos con lo que el mundo ofrece.

4. Buscar consejo piadoso: La comunidad y los líderes espirituales pueden ayudarnos a discernir mejor.

5. Evaluar las circunstancias: Observar las puertas que Dios abre o cierra en nuestra vida.

6. Escuchar la voz interior: El deseo que Dios pone en nuestro corazón es una señal importante.

7. Confirmación mediante la paz interior: La verdadera voluntad de Dios trae paz y libertad, no confusión ni miedo.

Estos pasos no son mágicos ni instantáneos, pero sí efectivos si los aplicas con constancia y fe. ¿Te ha pasado que después de orar y meditar sientes una paz que te confirma que vas por buen camino? Eso es la guía divina actuando.

 





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