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EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Thursday, February 6, 2025

DIOS NO NOS HA DADO UN ESPÍRITU DE TEMOR

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (II Timoteo 1:7)

La frase “Dios no nos ha dado un espíritu de temor” se deriva de II Timoteo 1:7, donde el apóstol Pablo anima a Timoteo a ser valiente en su fe. Esta escritura enfatiza que el temor y la timidez no vienen de Dios. En cambio, Dios nos otorga un espíritu de poder, amor y una mente sana. Entender este versículo es crucial para los cristianos que enfrentan varios desafíos e incertidumbres en la vida.

CONTEXTO Y SIGNIFICADO

En su segunda carta a Timoteo, Pablo aborda la timidez y los temores de Timoteo acerca de sus responsabilidades. Pablo tranquiliza a Timoteo recordándole que su temor no viene de Dios. En este contexto, la palabra griega para “temor” es “Delia”, que se traduce como cobardía o timidez en lugar del temor reverencial a Dios que se menciona a menudo en la Biblia.

Pablo quería fortalecer la determinación de Timoteo de predicar el Evangelio a pesar de su persecución y sus desafíos. Enfatizó que el Espíritu Santo otorga a los creyentes poder, amor y autocontrol, cualidades necesarias para vivir una vida victoriosa, firme y eficaz en el Señor.

PODER, AMOR Y UNA MENTE SANA

El espíritu de poder mencionado en II Timoteo 1:7 significa la fuerza divina y el coraje que Dios concede para enfrentar las adversidades y cumplir su voluntad. Este poder permite a los creyentes resistir las tentaciones, soportar las dificultades y proclamar con valentía su fe. El mismo poder permitió a los primeros cristianos difundir el Evangelio a pesar de la severa persecución.

El espíritu de amor es un llamado al amor desinteresado y sacrificial hacia los demás, que refleja el amor de Cristo. Este amor capacita a los creyentes para actuar con compasión y gracia, sirviendo a los demás y haciendo avanzar el reino de Dios. El amor expulsa el temor, ya que el amor perfecto es completo y no deja lugar para el temor (I Juan 4:18).

UNA MENTE SANA, O AUTODISCIPLINA

Una mente sana, o autodisciplina, es crucial para mantener el enfoque y el control en medio de los desafíos de la vida. Implica tener una mente bien equilibrada, lo que permite a los creyentes tomar decisiones sabias, resistir las distracciones y vivir de acuerdo con los principios de Dios. Esta autodisciplina es esencial para el crecimiento espiritual y personal para vivir una vida eficaz para el Señor.

II Timoteo 1:7 nos sirve tanto como estímulo. No hay espíritu de temor, Dios no imparte un espíritu que nos haga retroceder por temor. En cambio, da un espíritu que nos envalentona y nos da poder. Este poder incluye el coraje para enfrentar los peligros y la fuerza para soportar las pruebas.

Amor: El amor a Dios y al prójimo se destaca como una fuerza impulsora que contrarresta el miedo.

Mente sana:

Este término se asocia con la prudencia y el autogobierno, lo que permite a los creyentes mantener la calma y el pensamiento racional incluso en situaciones difíciles.

Este versículo nos recuerda poderosamente que Dios equipa a sus seguidores con los atributos necesarios para vencer el miedo y servirle con amor.

Entender que el temor no viene de Dios anima a los creyentes a enfrentar sus ansiedades y desafíos con fe y confianza.

Confíe en la fuerza de Dios:

Reconozca que Dios proporciona el poder para enfrentar situaciones difíciles. Cuando surja el temor, busque la fuerza de Dios a través de la oración y confíe en sus promesas.

Acepte el amor:

Deje que el amor guíe sus acciones e interacciones. Muestre compasión y bondad a los demás, y permita que el amor sea la fuerza motivadora detrás de sus decisiones.

Practique la autodisciplina:

Cultive una mente sana desarrollando hábitos que promuevan la salud mental y espiritual. Participe en el estudio bíblico regular, la oración y la comunión con otros creyentes para fortalecer su fe y determinación.

El TEMOR ES UN ESPIRITU DEL DIABLO

Si el diablo puede crear temor y duda en tu corazón, enseguida te robará la fe y la esperanza. Creará dudas sobre tu matrimonio, tus finanzas, tu carrera o cualquier cosa que tenga potencial en tu vida.

El espíritu de temor es una de las fuerzas más engañosa, dañosa y debilitantes que pueden apoderarse del corazón de un creyente. Y puede ser sutil. Es crucial reconocer las señales de este espíritu y combatirlo con la verdad de la Palabra de Dios.

Estos son algunos indicadores de que alguien puede estar bajo la influencia de un espíritu de temor.

Ansiedad paralizante:

Una sensación de ansiedad que dificulta la capacidad de funcionar normalmente es un indicador del espíritu de miedo. Un miedo paralizante que parece controlar los pensamientos y las acciones de uno.

Filipenses 4:6-7: Combate este miedo presentando continuamente tus preocupaciones a Dios en oración y confiando en Su paz.

Comportamiento de evitación:

Cuando el temor dicta las acciones de uno, a menudo conduce a la evitación. Esto puede manifestarse en evitar personas, lugares o situaciones que desencadenen ansiedad, incluso si no hay una razón racional para el temor.

Josué 1:9: Anímenos a dar un paso de fe y a enfrentar los temores con el conocimiento de que Dios siempre está presente.

Pensamientos negativos:

Una mente consumida por el espíritu del temor a menudo está llena de pensamientos negativos. Esta negatividad puede llevar a una falta de esperanza y a una expectativa constante de los peores resultados.

Romanos 12:2: Reemplace los pensamientos negativos con la verdad de las Escrituras y las promesas de Dios, permitiendo que Su Palabra renueve su mente.

Síntomas físicos:

El temor puede manifestarse físicamente a través de síntomas como dolores de cabeza, problemas estomacales y fatiga general. Cuando el cuerpo está en un estado constante de miedo, afecta la salud y el bienestar general.

II Timoteo 1:7: Reclama el poder, el amor y la mente sana que Dios te dio y ora por sanidad física y fortaleza.

Aislamiento:

Los que están bajo la influencia del espíritu de temor a menudo se aíslan. Este aislamiento puede intensificar los sentimientos de soledad y desesperanza.

Hebreos 10:25: Participe en comunión con otros creyentes que puedan brindar apoyo, aliento y oración.

Falta de fe:

Una señal significativa del espíritu de temor es la disminución de la fe en las promesas de Dios y en su capacidad para proteger y proveer. Esto puede llevar a un estancamiento espiritual y a una sensación de derrota espiritual.

Efesios 6:16: Fortalezca su fe por medio de la Palabra, la oración y el testimonio de la fidelidad de Dios.

COMO VENCER EL ESPÍRITU DEL TEMOR

Combatir el espíritu de temor requiere un esfuerzo deliberado y continuo en la guerra espiritual. Estos son los pasos prácticos que se pueden seguir:

1. Oración y ayuno: Comprométete a orar y ayunar regularmente para buscar la intervención de Dios y la liberación del espíritu de temor.

2. Meditación de las Escrituras: Sumérgete en las Escrituras que hablan de la paz, la protección y la provisión de Dios. Memoriza y medita en estos versículos diariamente.

3. Adorar: Participa en la adoración, declarando la grandeza de Dios y Su soberanía sobre cada situación. La adoración cambia el enfoque del temor a la fe.

4. Apoyo de la comunidad: Rodéate de una comunidad de creyentes que puedan ofrecer apoyo, oración y responsabilidad.

Recuerde, el espíritu de temor no proviene de Dios. Como creyentes, estamos equipados con toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-18) para mantenernos firmes contra cualquier ataque. Al reconocer las señales y participar activamente en la guerra espiritual, podemos caminar en la libertad y la victoria que Cristo ya nos ha asegurado.

Mantente firme y no dejes que el temor domine tu vida. Confía en el Señor, que ha prometido estar contigo siempre, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).

El temor es una emoción humana natural, es importante recordar que Dios nos capacita para vencerlo. La Biblia contiene numerosos ejemplos en los que Dios le asegura a Su pueblo que no debe tener temor (Isaías 41:10, 1 Juan 4:18; Salmo 34:4; Josué 1:9; Proverbios 29:25; Salmo 56:3-4; Filipenses 4:6; Deuteronomio 31:6). En la Biblia, encontraremos que Dios nos anima a no temer o a no tener miedo. Hay más de 365 “no temas” en la Biblia. Esto nos permite saber que Dios entiende nuestras emociones humanas.

La razón por la que Satanás usa el temor como arma contra nosotros es que el temor está en oposición directa a la fe.

1. Disminuye nuestro coraje y nos hace retroceder

2. Afecta nuestra capacidad de hacer las cosas que necesitamos hacer

3. Roba nuestra paz mental

4. Influye en los pensamientos y acciones racionales de manera negativa

El temor causa debilidad y la debilidad nos derribará. Hay muchas razones por las que el diablo usa el temor para atacarnos. Satanás quiere:

1. Detener o retardar nuestro crecimiento espiritual

2. Disminuir nuestra fe en Dios

3. Confundirnos en nuestro caminar con Dios

4. Controlarnos y mantenernos atados

5. Apartarnos de Dios

CÓMO RESPONDER AL TEMOR

1. Echar todas nuestras preocupaciones sobre Dios: (1 Pedro 5:7)

     Lo primero que debemos hacer es entregar todo lo que temes, todo lo que te preocupa, todo lo que te pone ansioso o nervioso, entrégaselo todo a Jesús. Cuando el temor nos golpea, debemos orar y comenzar a echar todo ese temor sobre Jesús.

2. Ser llenos del Espíritu Santo (Hechos 13:52, Efesios 5:18)

     Los discípulos vencieron su temor no esforzándose más, sino obteniendo más del poder de Dios. Cuando el temor llega, podemos aprovechar la reserva del Espíritu Santo.

     Recuerda que él es nuestro consolador y ayudador y nos ayudará cuando tengamos miedo.

3. Confía (Salmo 56:3)

     Después de que hayas sido llenado del Espíritu Santo y has echado todas tus preocupaciones sobre Dios, lo único que queda por hacer es confiar. Sin importar cuán grande sea la oposición, Dios está contigo y no serás vencido. Se puede confiar en Él.

4. Conozca las promesas de Dios. Llénate del Espíritu Santo. Ve y haz lo que Dios te ha encomendado. Con su poder puedes hacerlo.

Concentrarnos en la presencia del Espíritu Santo dentro de nosotros también puede ayudar a disipar el temor. Al estar continuamente llenos del Espíritu, los creyentes pueden acceder al poder, el amor y la autodisciplina necesarios para vivir con valentía y fidelidad.

“Dios no nos ha dado un espíritu de temor” es un profundo recordatorio de los recursos que Dios proporciona a sus seguidores. Entender y adoptar el espíritu de poder, amor y dominio propio puede transformar la manera en que los creyentes enfrentan los desafíos y viven su fe. Al confiar en la fortaleza de Dios, abrazar el amor y practicar la autodisciplina, los cristianos pueden superar el miedo y cumplir el propósito que Dios les ha dado con confianza y valentía.

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